David Paravisini: Ingeniero, constituyente. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela
Un
aspecto fundamental es no perder espacios en la diatriba entre nosotros mismos.
No obstante, si es oportuno dar respuesta a aquellas personas que pretenden
atemorizar a la población a partir de información cierta, tanto de la amenaza
en la frontera como la de la situación general de la guerra, para generar
depresión y desesperanza en el pueblo que hoy necesita más que nunca, certezas
y conocimientos concretos acerca del desenvolvimiento de la confrontación.
Estas líneas buscan encontrar un punto de reflexión y conocimiento entre los
revolucionarios chavistas, víctimas no ya de la propaganda y la guerra
psicológica del enemigo, sino de las aves agoreras que, desde nuestras filas,
se confunden con los enemigos, con sus profecías del desastre.
Es
la confrontación de la versión del invasor avaro y codicioso, cuya plataforma
es la mentira, el odio y la guerra, frente a una verdad verdadera, nuestra
verdad, de un pensamiento y corazón chavista, de impulsar y desarrollar una
revolución bolivariana con logros sociales sin parangón en nuestra historia
republicana, con la creación de una estructura de auténtica naturaleza
venezolana y bolivariana como la unidad cívico militar. Es el esfuerzo por
conocer y comprender la razón de nuestras extraordinarias victorias, nunca
antes vistas, en el terreno de la diplomacia, entendida ésta, como la ciencia
que estudia las relaciones y los intereses de unas naciones con las otras.
Encontrar allí, en el equilibrio, la suficiente fuerza para contener la
brutalidad que ha impuesto al mundo un imperio en declinación irremisible, que
lo hace sumamente peligroso, que por sus actuaciones torpes y sanguinarias,
está condenado a ser derrotado por la falsedad e indignidad de sus propósitos.
De esa arrogancia de imperio decadente y condenado emana una diplomacia para la
muerte. Para ejercer la diplomacia para la paz hay que demostrar estar
preparados para defender la soberanía nacional y de allí la alianza cívico
militar, y para defender el derecho fundamental de la autodeterminación como
pueblo y la no injerencia en los asuntos internos de nuestro país, la alianza
con el concierto de los países del mundo por la comunidad de intereses.
El
profesor Julio Escalona, constituyente y con amplia experiencia en la
Organización de las Naciones Unidas, en una de nuestras conversaciones decía: “Lo
que pasa es que el poder mundial del que forma parte Trump y el equipo de
gangsteres que lo acompaña se guía más por ese especie de manual que escribió
Alan Dulles allá por lo años 50 y que guió parte de la política de los años 50,
60, 70, 80... Fue aplicada intensamente a la URSS. Estos gangsteres consideran
la diplomacia como el arte de la extorsión, del chantaje, del asesinato de
familiares, etc. Es otra forma de la diplomacia fundada en los crímenes, reales
o fundamentalmente amenazas. Los sionistas (como Netanyahu) apelan
constantemente a ella y el grupo de Trump, y él mismo, aplican esa diplomacia.”
“En síntesis, es una diplomacia fundada en actos de guerra. En el caso de EEUU
a esto se agrega que el complejo militar-financiero-mafias de la droga, es el
poder que está detrás de la negociación. En consecuencia, en la balanza está la
venta de armas, colocar al FMI en el centro de las negociaciones financieras y
a las drogas en el meollo de los mercados y flujos financieros clandestinos,
que actúan a través de los paraísos fiscales.”
Son pues, dos las diplomacias. Venezuela con el Presidente Chávez
y ahora con el Presidente Nicolás Maduro, han dictado pauta en esta dirección
de la diplomacia para la paz y para configurar un sistema mundial más
equilibrado. Es por eso, que cuando hablamos de diplomacia para la paz, estamos
refiriéndonos a cosas distintas, a la diplomacia de la mentira, del odio y de
la guerra. Como ejemplo de la diplomacia para la guerra, tenemos el evento
anunciado para el 22 de febrero en Cúcuta con unos artistas que se prestan para
la patraña de la ayuda humanitaria versión Elliot Abrams. Ésta es una estratagema
tipo caballo de troya, pero develada de antemano y que encierra el peligro de
lo malévolo de los proponentes. Es un acto de guerra por lo demás burdo y
vaticinamos inútil o más bien ineficaz para lo que fue mal concebido. De hecho,
ante el rechazo de la ONU, la Cruz Roja e innumerables declaraciones de
reprobación por parte de países del mundo (producto del ejercicio de la
diplomacia para la paz), la “ayuda des humanitaria” impulsada por Washington,
por no cumplir con los tres principios básicos que le son inherentes como son
la imparcialidad, la neutralidad y la no injerencia, fue abortada. Por otra
parte, se suma al fracaso de esta propuesta, la resistencia a lo interno de las
fuerzas armadas colombianas, a que un ejército imperial se imponga en el suelo
Colombiano para agredir a Venezuela violando su constitución (estratagema de
guerra de cuarta generación). EU pretendió reducir el ámbito del conflicto a un
asunto bilateral (estrategia militar de guerra, declaración de Venezuela como
un peligro inusual y extraordinario a los intereses de EU) resultando un
fiasco, pues, por habilidad del gobierno venezolano, prácticamente el mundo
entero participa activamente en el conflicto (la Diplomacia para la Paz, que
defiende la auto determinación y la no injerencia). El planteamiento de Chávez
sobre los recursos petroleros venezolanos, redefiniéndolos como parte integral
de la seguridad estratégica energéticas del mundo y el impulso a la
multipolaridad y de un nuevo régimen de seguridad integral hemisférica (la
diplomacia para la paz, para la multipolaridad), confronta a la acción de
desconocimiento, por parte del gobierno de EU, de la propiedad de las riquezas
naturales por los estados nación y la promulgación de leyes destinadas a la
eliminación de las regalías a los gobiernos nacionales (solo posibles con
invasiones y ejércitos de ocupación, por actos de guerra, ergo diplomacia para
la guerra). Como ejemplo de diplomacia para la paz, Venezuela fomenta la
integración latinoamericana y caribeña. Merece mención de honor, la política
dirigida a disminuir las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos en
los países de Latinoamérica y del Caribe: Acuerdo Energético de Caracas y
Petrocaribe. En ellos se plantea un esquema de intercambio favorable,
equitativo y justo entre los países de la región caribeña y centroamericana.
Al aspecto netamente militar, los infaustos escribidores son
diligentes en la búsqueda, en el “corta y pega” de la parafernalia militar de
los invasores (de la que normalmente no saben nada), pero además es una
presunción fatua pues todo o casi todo se conoce. La diferencia en una guerra
la hace la motivación en cada una de las partes para la confrontación bélica:
los de aquí nos la jugamos todo como pueblo, como nación, nos va la vida, para
los de allá es un negocio que aún está por verse, cómo es que se va a dar y
cuánto le toca a los que participan. Es allí que encontramos deplorable la
tendencia de las aves agoreras, a exaltar nuestras falencias minimizándonos
como actores, al no reconocer nuestras fortalezas en esta confrontación. Es de
una profunda injusticia con el pueblo venezolano y con la fuerza armada
bolivariana de Venezuela, que han mostrado su compromiso patrio de manera
inquebrantable, lo cual es un hecho, ahora sí, un hecho político.
La lectura de los eventos de atropello y de la violación de todas
las leyes internacionales por los EU, puede llevarnos a considerar que los
hechos están prefijados por las circunstancias y, consecuentemente el resultado
está preestablecido. De ahí que no hay otra opción que la acontecida en
Afganistán, Libia, Irak, Sudán, etc. Pero observemos con cuidado y veremos que
hay en otros países, otro conjunto de circunstancias heterogéneas, económicas,
políticas, culturales e históricas, que configuran otro complejo de causas de
las que resultan las experiencias en Vietnam, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Siria,
Irán y Venezuela. De todas formas, la reducción a un sistema newtoniano
cartesiano, aunque resuelve y explica fenómenos históricos a grandes rasgos, no
resulta suficiente para dar cuenta de las proezas que realizan los pueblos,
cuando se trata de la independencia y la libertad amenazada.
Todos
hemos leído los reportes de la cancillería cubana y rusa, además de los
materiales de propaganda psicológica y movimientos diplomáticos que hace la
Casa Blanca en función de quebrar nuestra resistencia. Es inocultable su
determinación en avasallar nuestra soberanía pero ¿cuál es el mensaje que
debemos difundir entre nosotros ante tal acaecimiento? ¿A qué sentimiento
invocar?
Consultado un dirigente popular del municipio Sucre del estado
Miranda, me escribe: “Apreciado amigo y hermano en Chávez, coincido contigo
que además de las advertencias, se debe incentivar por todos los medios el
sentimiento patriótico del pueblo invencible bolivariano. No se debe escatimar
(esfuerzos) en mostrar nuestra capacidad de resistencia y como testimonio de
ella, estamos victoriosos luego de 20 años de batalla. No somos el único país
en el mundo sometido tan fuertemente a este férreo ataque psicológico, bloqueo
económico, robo de patrimonio, etc. Hemos resistido y seguiremos resistiendo,
esta guerra de todo tipo podrá durar 100 años y llevamos 20 ganándola. Bravo
por el compañero Pedro Carreño mostrando nuestro poderío militar, eso fortalece
al nacional y advierte al extranjero que primero perderán dos portaviones y
varios navíos antes de que lleguen a una playa venezolana y nuestros misiles
fácilmente alcanzan objetivos en Cartagena, Curazao o Bogotá”.
Del presidente Chávez hemos aprendido y lo sabemos mejor que
nadie: del carácter global, mundial, de la batalla que está dando el pueblo
venezolano, de la batalla por la construcción del Socialismo del Siglo XXI; que
el escenario de la confrontación de las diplomacias que se está dando, además
de Venezuela, circunscribe países que incluyen más de la mitad de la población
mundial que ocupan más de la mitad del territorio global, que esta
confrontación tiene un peso decisivo y lo que está en juego es la paz del
mundo.
No es una consigna hueca la de que Venezuela no está sola. Los EU
ha colocado en el tablero la seguridad mundial y este evento en contra de
Venezuela, de operación de saqueo de nuestro patrimonio y riquezas naturales,
forma parte del todo, no es un asunto de un grupo de delincuentes de la Casa
Blanca y de un senador republicano pervertido. ¿Por qué dejar fuera del
análisis el arma más poderosa con la que está jugando nuestro país? ¿Es que
acaso está descartada toda posibilidad de éxito de la diplomacia para la paz?
¡Seamos
fuertes para la guerra que nos ha planteado el imperialismo y poderosos para la
construcción de la paz del mundo!
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