Guatemala 1954 o cómo USA planifica un golpe de Estado. Alí Ramón Rojas Olaya


Alí Ramón Rojas Olaya: Profesor investigador de la Escuela Venezolana de Planificación y de la Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo), Rector de la Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas, Presidente del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol). 

Guatemala es el país más poblado de Centroamérica. Su población posee una identidad formada del legado maya y la huella castellana virreinal. Su nombre proviene del idioma náhuatl: Quauhtlemallan, que quiere decir lugar de muchos árboles. En ella hay ciudades prehispánicas como Tikal, El Mirador y Yaxhá que son reservorios de ancestral espiritualidad cultural. Allí estuvo José Martí en 1877, cuando el presidente era el caudillo Justo Rufino Barrios (gobernó entre 1873 y 1885) quien se caracterizó por impulsar una reforma agraria que expropió los bienes eclesiásticos en 1873 donde salieron favorecidos los campesinos indígenas; suprimió el censo enfitéutico en 1877, el cual otorgaba derechos perpetuos de arrendamiento, y vendió y distribuyó los terrenos ociosos que, entre 1871 y 1883, alcanzaron 387 mil 775 hectáreas. Esta política se amparó en el lema “Paz, educación y prosperidad material”. En este país productor de frutas, en particular cambures y plátanos, la United Fruit Company (UFCO) orquestó en 1953 un golpe de Estado contra el gobierno de Jacobo Árbenz.

La primavera guatemalteca
El 1° de julio de 1944, en medio de un clima de descontentos, el presidente Jorge Ubico renuncia a su cargo y deja a un triunvirato militar conformado por los generales Eduardo Villagrán Ariza, Buenaventura Pineda y Federico Ponce Vaides, con la finalidad de que éste convoque a elecciones. Un movimiento cívico-militar sabía que en la Asamblea Nacional nombrarían a Ponce Vaides, por lo que llegaron al recinto legislativo unos soldados al mando del coronel Alfredo Castañeda y unos cadetes al mando del capitán Jacobo Árbenz con la finalidad de que nombraran al profesor universitario Federico Ponce como presidente. Pero ya los diputados, por presión de los militares, habían nombrado en sesión cerrada a Ponce Vaides como presidente el 4 de julio de 1944. A los pocos días de haber llegado al poder, Ponce obligó a los indígenas que vivían en la capital del país a desfilar con garrotes para intimidar a la población mestiza. Jacobo Árbenz pidió su baja inmediata como militar y se dedicó junto a su amigo Jorge Toriello Garrido a conspirar contra el gobierno de Ponce. El 20 de octubre de 1944 se une al grupo de militares, estudiantes y trabajadores que derroca al gobierno de facto. Este hecho, conocido como la Revolución de Guatemala de 1944 dio lugar a las primeras elecciones libres en ese país, e inauguró un período de diez años de modernización del Estado en beneficio de las mayorías indígenas campesinas.
Los hermanos John Foster y Allen Dulles
El secretario de Estado norteamericano John Foster Dulles era un enemigo declarado del comunismo y un fuerte macartista. Su firma de abogados Sullivan and Cromwell ya había representado los intereses de la UFCO. Allen Dulles era el director de la CIA y, además, miembro del consejo directivo de la UFCO. El hermano del Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, John Moors Cabot, había sido presidente de la «frutera». Ed Whitman, quien era el principal lobista de la UFCO ante el gobierno, estaba casado con Ann C. Whitman,  secretaria personal del presidente Eisenhower. Sobre estos hermanos, reseña Manuel E. Yepe: “Quien quiera saber por qué la política internacional de Estados Unidos es tan repudiada por casi todo el mundo no necesita más que ir al libro “The Brothers” (Los hermanos), del periodista y escritor Stephen Kinzer, una dolorosa crónica sobre terrorismo de Estado, arrogancia imperialista, genocidio, eliminación de gobiernos inconvenientes a Estados Unidos, e implacable priorización de los intereses corporativos de Wall Street. Todo ello encarnado en la historia de los hermanos John Foster Dulles y Allen Dulles, quienes fueron los criminales más poderosos del mundo en la época de la Guerra Fría y jamás fueron llamados a responder ante la justicia por sus desmanes.”
Árbenz gana las elecciones
Entre el 10 y 12 de noviembre de 1950 se efectuaron las elecciones presidenciales de Guatemala. La participación electoral fue del 71,62%. Jacobo Árbenz ganó con 65,44% de los votos. “El soldado del pueblo”, como lo llaman, tomó posesión el 15 de marzo de 1951. En su discurso inaugural habló rodrigueanamente. Como toda revolución política, pide una revolución económica, Árbenz enfatizó en la necesidad de hacer de Guatemala un país económicamente independiente, aunque esto significara eliminar el latifundio. Esto no le gustó a Estados Unidos ya que la mayoría de las tierras estaban en manos de la UFCO de los hermanos Dulles, razón por la cual declararon que Guatemala significaba una amenaza inusual y extraordinaria.
El nuevo Código de Trabajo de Guatemala ya no permitía utilizar las fuerzas militares guatemaltecas contra el pueblo. Árbenz aplica el Decreto 900 y le expropia a la empresa gringa el 40 % de sus terrenos.
Planificación del golpe de Estado
El gobierno estadounidense de Dwight Eisenhower consideró un atropello que el gobierno de Guatemala examinara y analizara los libros de contabilidad de la UFCO, y así se lo hizo saber al presidente Jacobo Árbenz a través del embajador John Peurifoy. Árbenz, apegado a la ley, pagaría como indemnización el valor que la propia empresa había atribuido a sus tierras, pero John Foster Dulles exigió veinticinco veces más, especulación parecida a la que aplicaron las transnacionales al gobierno venezolano de Cipriano Castro en los años 1902 y 1903.
Estados Unidos ideó todo un proceso sistemático de desarrollo e implementación de planes para dar el golpe de Estado con el que determina dos objetivos geopolíticos a largo plazo: derrocar a Árbenz y hacer de Guatemala un país dependiente de ellos. Para lograrlos, determina algunos objetivos específicos: analizar los factores internos causados por la reforma agraria; crear opciones estratégicas que traten esas cuestiones, priorizándolas, es decir, diseñar una campaña de difamación contra Árbenz, vincular a Guatemala con el comunismo; apoyarse de la Iglesia; entrenar paramilitares; contar con países vecinos títeres del imperio; y monitorear los resultados de las etapas del proceso de planificación estratégica.
Operación PBSUCCESS
En agosto de 1953, J. C. King, jefe de la CIA para el hemisferio occidental, informó al presidente estadounidense sobre el plan Operación PBSUCCESS que contaba con un presupuesto inicial de 3 millones de dólares. Esta operación consistía en desplegar una enorme operación de propaganda anticomunista en la que también se llevaría a cabo una invasión armada de Guatemala. El proyecto contaba con el apoyo activo de los dictadores caribeños: Anastasio Somoza de Nicaragua, Marcos Pérez Jiménez de Venezuela y Rafael Leónidas Trujillo de la República Dominicana.
Plan de Tegucigalpa
La decisión de quién de los opositores sería el Guaidó de turno tomó más tiempo que el operativo final, debido a que la oposición anticomunista estaba fuertemente dividida. Finalmente fue escogido el coronel Carlos Castillo Armas, un decidido rival militar del presidente Árbenz. El proyecto requirió la creación de un organismo partidario para que la acción militar tuviese una dimensión política. Así fue como, bajo la supervisión de los Estados Unidos, se creó el Movimiento de Liberación Nacional, que salió a la luz pública el 23 de diciembre de 1953 presentando el «Plan de Tegucigalpa» como plataforma política.
Falsos positivos: Operación WASHTUB
Estados Unidos fija su cuartel operativo en Florida. El 19 de febrero de 1954, la CIA comenzó la Operación WASHTUB, acción encubierta por la CIA para plantar armas soviéticas supuestamente capturadas en Nicaragua y demostrar de esta manera supuestos lazos de Guatemala con Moscú.  Estas armas serían "descubiertas" por pescadores tarifados por Somoza. El 7 de mayo de 1954, el dictador nicaragüense afirmó a reporteros que un submarino soviético había sido fotografiado en sus costas.
Guerra Internacionalista
Entre 1° y el 28 de marzo de 1954 la Organización de los Estados Americanos (OEA) lleva a cabo en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, la X Conferencia Interamericana en la que se emite la "Declaración de Caracas" donde se registra como enemigo al "movimiento comunista internacional" y se le considera como una amenaza a la soberanía y un peligro para la paz: “La dominación o el control de las instituciones políticas de cualquier Estado del continente americano por el movimiento comunista internacional, que extienda a este hemisferio el sistema político de un poder extracontinental, constituiría una amenaza a la soberanía e independencia política de los Estados americanos, poniendo en peligro la paz del continente, y exigiría la realización de una reunión de consulta para considerar la adopción de una acción apropiada de acuerdo con los tratados existentes”.
Esta tesis fue la que redactó y propuso el secretario de Estado de Estados Unidos John Foster Dulles; Argentina y México se abstuvieron de votar y Guatemala fue el único voto en contra, considerando que la declaración en realidad abría la posibilidad de intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de otros países. El Ministro de Relaciones Exteriores de Marcos Pérez Jiménez era Aureliano Otañez.
Poca movilización del pueblo
En junio de 1954, Castillo Armas entró desde Honduras al municipio mayoritariamente opositor de Esquipulas junto con el llamado Ejército de Liberación, manteniéndose refugiado varios días en la localidad, y fue desde allí donde buscó aliarse con otros municipios. Se vivía en Guatemala un clima de confrontación irremediable. En el campo, las invasiones de tierra por paramilitares sucedían una tras otra, en tanto que el apoyo a Árbenz iba siendo cada vez menor. Los sermones y advertencias de la Iglesia arreciaban y aparecieron una serie de rótulos en las principales ciudades del oriente guatemalteco que decían: «El día de la liberación: los que apoyen a Castillo Armas vivirán, los que apoyen a Árbenz morirán».
Gloriosa victoria
Con este nombre se conoce un célebre cuadro pintado por el muralista mexicano Diego Rivera en 1954 con la ayuda de su asistente guatemalteca, la muralista Rina Lazo, en el cual se palpa el golpe de Estado al pueblo guatemalteco y a su presidente Jacobo Árbenz.
En el centro del cuadro destaca John Foster Dulles, hermano mayor de Allen Dulles. Allí aparece estrechándole una mano al títere militar de turno, el coronel Carlos Castillo Armas, pintado en posición de súbdito, y con la otra sostiene una bomba con la cara sonriente del presidente Dwight Eisenhower. Detrás de estos están John Peurifoy, embajador estadounidense, y Allen Dulles con un fajo de dinero en su bolso y regalando dinero a los comandantes militares por hacer el trabajo de vender la patria. Atrás a la izquierda un grupo de indígenas esclavos cargan los barcos de la United Fruit Company con sacos de plátanos y cambures. Justo detrás de los comandantes guatemaltecos lacayos aparece el arzobispo Mariano Rossell y Arellano oficiando una misa sobre los cuerpos masacrados del pueblo trabajador. En la parte superior derecha hay una cárcel llena de presos políticos que agitan una bandera patria. Más abajo está Rina Lazo vestida de rojo con una ametralladora en las manos comandando la resistencia.
El cuadro adquiere un valor imponderable por varias razones. La primera, porque fue pintado en homenaje a su esposa, la artista mexicana Frida Kahlo. El matrimonio Rivera Kahlo, desde que triunfó la Revolución de 1944 en Guatemala, tenía sobre la puerta de la Casa Azul del barrio de Coyoacán de la capital de México las banderas de México y Guatemala como tributo de unión y solidaridad de ambos pueblos. La segunda, por honrar una solicitud que le hizo el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias. La tercera, porque le fue encargado, igualmente, por un grupo de pintores mexicanos que deseaban apoyar al pueblo hermano. La cuarta razón, porque Rivera no cobró nada por hacerlo, de hecho, la idea era exhibirlo en una exposición de arte mexicano en Varsovia. Al no concretar esto, unos estudiantes polacos le piden exponerla en una muestra de arte que vio luz al año siguiente. Unos obreros soviéticos, que ya conocían las luchas centroamericanas gracias al filme inconcluso ¡Viva México! (1932) del cineasta Sergei Einsenstein, al estremecerse ante el lienzo, le pidieron a Rivera que le donase el cuadro. Diego Rivera accedió y la obra, prohibida por Estados Unidos, permaneció escondida en el museo Pushkin de Moscú hasta el año 2007. La quinta razón, porque Rivera legó para la humanidad una lección pedagógica para que siempre se sepa de lo que es capaz de hacer el imperialismo estadounidense para saciar su “sed insaciable de riqueza”. Con el nombre del mural, el genio de Guanajuato, quiso parafrasear sarcásticamente las palabras del Secretario de Estado estadounidense, John Foster Dulles, por el éxito del golpe de Estado: “esta fue una gloriosa victoria”.
¿Qué hacer?
Organizarnos y formarnos políticamente, esto implica, conocer a fondo nuestra historia, leer a nuestros escritores, ver nuestras obras de arte, ver nuestro teatro, ver nuestro cine, aprender de los poderes creadores del pueblo. Producir nuestros alimentos, nuestra ciencia, nuestra dignidad. Jacobo Árbenz, nació en Quetzaltenango el 14 de septiembre de 1913. Se hizo militar en su adolescencia. Después del golpe de Estado vivió exiliado soportando estoicamente una cruel campaña de desprestigio orquestada por la CIA, al punto de divorciarse y separase de sus hijos. La intensidad de esa arma inmoral fue tan aniquiladora que su hija Arabella se suicidó en Colombia en 1965. Árbenz muere en México el 17 de enero de 1971. Cuando José Martí estuvo en 1877 y 1878 en Guatemala, dijo: “es un pueblo que se ha movido poco, y como sus elementos han sido permanentes, aún le duran y con facilidad son conocidos. Sin círculo literario, sin hábitos de altas cosas… mis soberbias tienen que ser muy prudentes para no parecer aquí presunciones”. En junio de 1954 el pueblo no se movilizó en defensa de su presidente. El 27 de junio Jacobo Árbenz fue derrocado. La CIA lo sustituyó por una brutal dictadura militar. La patria que nos legó el Popol Vuh de sus mujeres y hombres de maíz que tuvieron hijos y elevaron su generación. La patria que parió al escritor Miguel Ángel Asturias, el del alma nacional híbrida, ladina en su lengua, maya en su mitología, era abatida por el coloso imperial. Esta acción injerencista es una lección que debemos aprender de memoria y clavarla en la conciencia del pueblo. Así que: ¡A movilizarnos, carajo!

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