Alí Ramón Rojas Olaya: Profesor investigador de la Escuela Venezolana de Planificación y de la Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo). Rector de la Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas. Presidente del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol).
"Profesor, disculpe nuestra ignorancia, pero todos hablan del Pacto
de Punto Fijo y la verdad es que no sabemos de qué se trata tal pacto.
¿Podría usted explicárnoslo?". Esta pregunta me la hizo unos estudiantes
que me abordaron cuando ya la tarde bostezaba. El Pacto de Punto Fijo
fue un acuerdo de gobernabilidad entre los partidos políticos
venezolanos Acción Democrática (AD), Comité de Organización Política
Electoral Independiente (Copei) y Unión Republicana Democrática (URD),
firmado el 31 de octubre de 1958, y donde dejan por fuera al Partido
Comunista de Venezuela (PCV). Lo firman Rómulo Betancourt (AD), Rafael
Caldera (Copei) y Jóvito Villalba (URD) en la quinta Punto Fijo en
Caracas, no en Punto Fijo, estado Falcón, después del derrocamiento de
Marcos Pérez Jiménez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo
año. El pacto de Punto Fijo se hilvanó en una primera instancia entre
1950 y 1953 en reuniones entre Rómulo Betancourt y Nelson Rockfeller en
la mansión de éste, con Diego Cisneros como enlace e intérprete. Rómulo
le ponía a Mister Rocke, como cariñosamente le llamaba, su partido
Acción Democrática, desde el exilio, para apoyar la política
injerencista de Estados Unidos en la guerra de Corea. En esas “amenas”
reuniones Betancourt le expresó a Cisneros que “el error del Libertador
fue no concebir una América unida bajo los preceptos mercantilistas de
Estados Unidos”.
En 1957, Betancourt se reúne periódicamente con
el agente del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo
Libre (AIFLD, por sus siglas en inglés), Serafino Romualdi. Este
italiano jugaría un papel fundamental en el golpe de Estado al brasileño
João Goulart en 1964 ya que en 1956 organizó una visita a Estados
Unidos de varios dirigentes sindicales brasileños con el objetivo de
desarrollar “un cuerpo de dirigentes quienes, al recibir el entusiasta
apoyo de la base sindical, pudieran revertir los esfuerzos comunistas
por capturar el movimiento obrero brasileño”.
El 20 de enero de
1958 Romualdi cuadra una reunión entre Betancourt y los dirigentes
Rafael Caldera y Jóvito Villalba, con el Secretario de Estado John
Foster Dulles, hombre accionista de la United Fruit Company de triste
recordación en el Caribe por la masacre de las bananeras en Colombia en
1928 y el golpe de Estado a Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954. El
gringo le leyó la cartilla a los tres venezolanos trazándole la agenda
de Gobierno a seguir luego del derrocamiento de Pérez Jiménez, que ya
estaba maquinado desde Washington porque se teñía de nacionalista y
construía obras que atentaban contra los intereses gringos. Esta reunión
es conocida como el Pacto de Nueva York y su objetivo general era
aislar a los comunistas que se sabía serían mayoría en la Junta
Patriótica de Venezuela. Las órdenes fueron claras detalladas en estos
tres objetivos específicos: (1) persecución, tortura y muerte a
comunistas; (2) paralización de las redes ferroviarias para inundar el
país de gandolas Mack Trucks y tractores Carterpillar y (3) el
fortalecimiento del modelo rentista. Una vez instruidos servilmente,
estos tres personajes viajaron con Dulles a Washington. Allí los recibió
el vicepresidente Richard Nixon.
Este objetivo general cambiaría
la historia contemporánea de Venezuela. Su esencia está en estas
palabras que le dirige Rockefeller a Betancourt refiriéndose a Pérez
Jiménez: “Estoy impresionado por el desarrollo económico de su país. Yo
pienso que ya que ustedes fueron grandes amigos, mi amigo Diego, puede
conseguir ciertos ajustes y acuerdos para que se produzca en Venezuela
un cambio que no resulte en pernicioso para su situación política. Hay
informes que revelan que Venezuela se encuentra en el ojo del huracán
comunista”.
¿Por qué Estados Unidos escoge a Betancourt? Porque
entendía muy bien el bolivarianismo, porque fundó el Partido Comunista
de Costa Rica, porque siempre deseó ser militar y empresario, porque
había luchado junto a comunistas, porque mantenía grandes negocios y
acuerdos con el régimen de Muñoz Marín y su Estado Libre Asociado de
Puerto Rico en el que Diego Cisneros era recibido a cuerpo de rey, y
porque sentía una idolatría servil por el monroísmo. Es decir, el títere
perfecto, el hombre llamado a anular a Domingo Alberto Rangel y a otros
dirigentes importantes como Fabricio Ojeda y Guillermo García Ponce.
El 9 de febrero de 1958 Betancourt da un discurso en la plaza Diego
Ibarra de Caracas en el cual explica su rol para detener toda iniciativa
bolivariana: “es que nos hemos convencido todos de que el canibalismo
político, la encendida pugnacidad de la lucha política, le barre el
camino a la barbarie para que irrumpa y se apodere de la República. No
estoy definiendo una actitud de carácter personal. Estoy ratificando una
línea de partido, del partido Acción Democrática”. El pacto de Nueva
York se resella en Caracas, en la quinta Punto Fijo, ubicada en la
urbanización Las Delicias, residencia de Caldera, el 31 de octubre de
1958.
El domingo 7 de diciembre de 1958 Betancourt gana las
elecciones. El 13 de febrero de 1959 asume la presidencia. El 1° de mayo
aplaude la alianza obrero-patronal traducida en la reducción de la
clase obrera al inframundo del regateo y la pedigüeñería. Romualdi hacía
bien su trabajo. Para este italiano, quien jugaría un papel fundamental
en el derrocamiento en Guyana del Primer Ministro Cheddi Jagan, los
obreros lejos de tener conciencia de clase debían ser desclasados. En su
autobiografía Romualdi se jacta de la eficiencia “de los egresados del
AIFLD en combatir al comunismo”.
La política entreguista del
padre del Puntofijismo habla por sí sola: firma el Tratado de Comercio
con Estados Unidos que obliga a Venezuela a obtener de ese país el 82%
de sus importaciones; entrega el petróleo y el hierro a sus amos del
norte (un porcentaje significativo de las autopistas, avenidas y calles
de Estados Unidos está asfaltado con nuestro petróleo); entrega todo el
aluminio posible, en un negocio leonino, para que la empresa Reynolds
Metals saliera de la bancarrota. Luego ésta inundó el mercado venezolano
con amas de casa que sucumbían ante el comercial “¡Qué me haría yo sin
ti, papel de aluminio Reynolds!”. La sustitución de importaciones de los
planes de la nación del puntofijismo fue letra muerta. Las cifras de
asesinados, torturados y desaparecidos durante el puntofijismo que
maneja la Comisión por la Justicia y la Verdad son alarmantes: 11043
expedientes revisados detallan, sin contar el Caracazo, más de 5000
víctimas directas, más de 15 mil indirectas y 38 centros terroristas de
tortura.
Las últimas elecciones que ganó el puntofijismo fueron
las legislativas del 6 de diciembre de 2015. Su esencia antibolivariana,
antirrodrigueana y antizamorana sigue intacta. Por todo esto,
respetados estudiantes, Simón Rodríguez, nos dice: “Abramos la
historia”.
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