Golpes de estado, totalitarismo y el fin del discurso del disimulo. Javier Nouel


Dr. Javier Nouel. Fundación Escuela Venezolana de Planificación, Coordinación de Proyectos de Investigación.
Los recientes y vertiginosos acontecimientos acaecidos en Latinoamérica en los últimos días da cuenta de la verdadera cara del imperialismo: se trata de un estado totalitario. En el artículo “El totalitarismo y la mutación del discurso del disimulo”, esgrimíamos que el verdadero estado regulador e intervencionista es el que responde a las políticas neocoloniales del neoliberalismo, a pesar de auto posicionarse como defensor del libre mercado y la libertad individual ciudadana y acusar a cualquier proyecto emancipador de dictaduras.

El estado autoritario neoliberal se sustentaba en el “discurso del disimulo”, en el marketing político que diseña una arquitectura comunicacional y cultural permanente, totalizante, que abarca casi toda dimensión de la vida moderna y los medios de comunicación, con el fin de justificar los retrocesos históricos que dan al traste los avances de las clases trabajadoras, a través de la instauración de una dictadura global, financiera, comunicacional y militar.

La llegada al poder de Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos significó una importante mutación del discurso del disimulo, con lo que el imperialismo se ha vuelto más frontal, menos disimulado, mostrando su rostro colonial, racista, xenófobo, homófobo, clasista. En tal sentido, el programa del medio RT, Kaiser Report del 16 de noviembre del 2019, fue titulado “La transparencia de Trump”. En el mismo, citan un titular del medio Zerohegde.com donde se reflejan las palabras del ex encargado de negocio de China, Long Yongtu, en el que asegura que prefiere que re elijan a Trump ya que por sus publicaciones en Twitter lo hace la mejor opción como oponente de negocios para China.
Trump representa la mutación del discurso del disimulo hacia un discurso más frontal, que ha repercutido en las derechas de la región


La mutación del discurso del disimulo imperial, se materializa en acciones y políticas exteriores más agresivas; sin embargo, permite demostrar la verdadera cara atroz del imperialismo más allá de las caretas que se han venido derrumbando desde distintos escenarios.


Bolivia: el golpe y la locura “santa”

El golpe de estado concretado el 10 de noviembre del 2019 en Bolivia, da cuenta del sesgo autoritario y violento de las derechas apoyadas por el imperialismo. Los elementos simbólicos racistas, supremacistas y neocoloniales nos muestran al desnudo una de las caras más violentas del imperialismo contemporáneo. Al respecto, la entrevista realizada por Carmen Aristegui al filósofo nuestroamericano Enrique Dussel explica muy bien la idea de “guerra santa” que Estados Unidos impulsa a través de grupos evangélicos pro Estados Unidos; lo mismo que ocurre con Bolsonaro y su ascenso al poder apoyado por sectores religiosos. Entre las atrocidades simbólicas que hemos visto en Bolivia han sido las acciones racistas irracionales de los golpistas que han acusado a Evo y a los indígenas de realizar rituales satánicos. 
Los sectores que han dado el golpe en Bolivia están vinculados a aspectos racistas ligados a grupos religiosos fundamentalistas, lo que han dejado en evidencia en distintas puestas en escenas con símbolos religiosos en los que han demonizado lo indígena.
Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha advertido al gobierno de facto sobre las terribles implicaciones de lo que calificó como “grave decreto” que exime de responsabilidades a los militares que reprimen violentamente las manifestaciones, lo que da cuenta del carácter violento y autoritario de los golpes apoyados por los Estados Unidos en la región.

El golpe consumado no se ha consolidado, y las fuerzas políticas bolivianas que apoyan a Evo Morales se reconfiguran para revertir el golpe de estado. El país está en un completo caos.



La República Bolivariana de Venezuela: el acoso político, comunicacional y financiero

Por otra parte, el presidente Maduro, en la entrevista realizada por José Vicente Rangel y presentada el domingo 17 de noviembre del 2019 por dos televisoras venezolanas, también hizo referencia a las diferencias de Trump con anteriores gobiernos, y como el bloqueo y acoso financiero dejó de ser disimulado, para hacerse completamente frontal como parte de la política comunicacional del gobierno norteamericano.

Al respecto dijo:

Se vino todo el poder mundial de Occidente, del capitalismo, todo. Amenazas de invasión, activación del TIAR, bloqueo criminal, persecución financiera, sanciones, y además le han dado, José Vicente, 400 millones de dólares, declarado por el gobierno de Estados Unidos, a esta oposición de derecha fascista (…) ¿Qué han hecho con esos 400 millones? Conspirar, tratar de comprar funcionarios militares, policiales, políticos. Y no han podido, ni podrán.

Si algo se demuestra en el caso venezolano, es que el verdadero estado totalitario e intervencionista es el de Estados Unidos y sus aliados. Al respecto Max Kaiser, de Kaiser Report, en el programa antes citado, dijo sobre los 1200 millones de dólares en oro que Venezuela tiene depositados en el Banco de Inglaterra y que han sido bloqueados, lo siguiente:

Venezuela quiere comerciar y utiliza el oro como lo que es, el medio lógico que se ha utilizado para comerciar a lo largo de la historia. El Reino Unido por su parte, no quiere hacerlo. Cuenta con una gran cantidad de sedes centrales de la industria armamentística así como con bancos que ayudaron a financiar dicha industria, así que se oponen al comercio y al libre mercado de varias formas. Venezuela solo quiere comerciar y usar su oro, y para privarla de él lo que hacen es acudir a la censura, también a la financiera, a los embargos y a las sanciones.

Los despertares de la región

Ante la caída de las máscaras y del discurso del disimulo, han ocurrido cosas interesantes:

-Lula en Brasil salió después de más de año y medio de prisión sin pruebas; entre las frases más importantes que dijo fue “trabajaron para criminalizar a la izquierda”; lo que está demostrando el trabajo del imperialismo en la arquitectura jurídica de la región, en su avance por el establecimiento de un sistema totalitario global.

-En Chile se derrumba el mito del “Oasis” del capitalismo como lo había denominado el propio Piñera, antes de hablar de una guerra en el país austral. Es muy importante lo que ocurre, ya que se había posicionado mediáticamente como un país modelo de la región; y hoy, las protestas de calle y los procesos de reorganización de la sociedad hablan de una dictadura, piden el cambio de la constitución creada por Pinochet y han obligado al gobierno a retroceder en las última medidas neoliberales.
Las protestas en Chile que comenzaron en contra de medidas concretas del presidente Piñera, rápidamente se enfocaron en los aspectos estructurales dejados por la dictadura de Pinochet que permanecen inalteradas luego de 30 años del fin de la dictadura.

-Macri aplicando las medidas neoliberales hizo retroceder en todos los avances de los Kichner. Derrumbó el mito de que las medidas neoliberales acaban con la inflación, ya que dejó una mayor inflación que en la época de los Kichner. Fernández gana con un discurso abiertamente anti neoliberal y se reunió con AMLO en México para plantear un nuevo eje integracionista latinoamericano que ponga freno a la avanzada neoliberal.

-En Ecuador el presidente Lenín Moreno que ganó las elecciones con el piso político dejado por Correa da un vuelco al neoliberalismo el cual ha encontrado protestas masivas en las calles que lo ha obligado a retroceder.


Algunas cosas podemos sacar de estos escenarios

1.-El imperialismo no es perfecto ni invencible.

2.-El ascenso al poder de las derechas pro imperiales son tan violentas y desastrosas que pierden rápidamente popularidad. Sus victorias pueden ser efímeras en términos históricos.

3.-La mutación del discurso del disimulo permiten: a) mostrar a los pueblos el carácter neocolonial, racista y clasista del imperialismo en su fase actual más que en anteriores momentos; b) se hace urgente reconfigurar las categorías de análisis sobre el Estado y la geopolítica, comprendiendo que quienes ponen regulaciones y trabas son las políticas dictatoriales imperiales de los gobiernos neoliberales y no la de los proyectos emancipadores.

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