José Negrón Valera. Antropólogo
y escritor venezolano, investigador en guerra no convencional,
contraterrorismo y operaciones de información. Autor de los libros 'Un
loft para Cleopatra', 'Reyes y dinosaurios' y 'Saber y poder: el
proceso de renovación académica en la UCV (1967-1970)'. Premio Nacional de Literatura "Stefanía Mosca" 2018.
Artículo extraído de la página sputniknews
"La gente no vota por realidades sino por expectativas"… es una ley del márquetin electoral. Usualmente se les paga muy bien a los consultores solo para decir esa frase en conferencias. Lo dramático es que tienen razón. Aunque casi nunca explican el por qué ocurre esto.
Artículo extraído de la página sputniknews
"La gente no vota por realidades sino por expectativas"… es una ley del márquetin electoral. Usualmente se les paga muy bien a los consultores solo para decir esa frase en conferencias. Lo dramático es que tienen razón. Aunque casi nunca explican el por qué ocurre esto.
Bolivia lo vuelve a confirmar
Durante la presidencia de Evo Morales Bolivia logró reducir
la pobreza a la mitad. Fue el país que más creció en Latinoamérica en
los últimos años, logró una redistribución de la pobreza y el respeto a
las identidades locales de poblaciones históricamente excluidas. No le
sirvió de nada. ¿Por qué? Porque se subestima el poder del imaginario
colectivo.
Con Chávez ocurrió algo similar. Nunca antes en Venezuela se vivió
tal nivel de bienestar como el que se alcanzó en el periodo entre 2006 y
2012. Miles de venezolanos, la mayoría de ellos opositores a la revolución bolivariana, viajaron por el mundo con dólares preferenciales producto de la bonanza petrolera de esos años.
Mejoraron
su posición económica, adquiriendo viviendas y automóviles, producto de
las políticas de créditos sociales y del enorme poder adquisitivo del
bolívar. Aun así, nunca cambiaron su opinión adversa al presidente
venezolano.
¿Qué pasó? Por qué las realidades de bienestar concreto, real,
vivido, no permiten a las personas cambiar sus percepciones. Por qué,
por ejemplo, son capaces de seguir atadas al discurso 'antisocialismo',
aun cuando tiene en sus manos pruebas concretas de la eficacia de dicho
sistema.
La clave está en lo inmaterial
En la novela Reyes y dinosaurios se describe la manera en
que se diseñan los programas de ingeniería social disfrazados de
programas gubernamentales, tendencias filosóficas y movimientos
artísticos. En un fragmento de dicha obra uno de los agentes encargados
de pensar cómo los símbolos pueden ser usados para derrocar Gobiernos comenta sus hallazgos:
"Había dado con el entendimiento cierto sobre la dimensión
omnipresente del poder. Aquel cuya imposición no es visible. Aquel que
actúa sin la figura del represor, sino a través de su sospecha, por
intermedio de la intuición, de lo que sobrevendrá. (…) Usa el miedo para
cohesionar su legión, pero no a través del miedo a perder, sino a dejar
de-ser-eso-que-se-les-ha-prometido. Perfeccionó e hizo herramienta útil
la muy patrocinada necesidad de pertenecer a la élite. La gente gusta
de estar en grupos, pero no en cualquier grupo, sino en aquel que es más
manada que el resto, aquel que come el pasto verde mientras los otros
se conforman con la sal y la melaza. Hizo suyo el mito colonial, la
segregación de las castas y los linajes, institucionalizó la
subordinación e hizo del eurocentrismo su núcleo, su meca a la cual
voltean y doblan sus
rodillas el resto de ansiosos aspirantes. Los que desean adorar, los que temen no embarcarse en el tren que los conducirá hacia otra clase de existencia, los que temen que el mundo siga su marcha y los deje atrás. (…) Crea una élite, un estamento que obedece y que olvida su pasado, su origen, el vientre materno, los juegos triviales; les borra el rastro de vuelta y los convierte en esclavos, en los edulcorados y muy eunucos ciudadanos del mundo, donde no hay patria y el arraigo avergüenza, donde la tradición huele a derrota y los ancestros saben a metal, a oxidado metal, a pesados grilletes".
rodillas el resto de ansiosos aspirantes. Los que desean adorar, los que temen no embarcarse en el tren que los conducirá hacia otra clase de existencia, los que temen que el mundo siga su marcha y los deje atrás. (…) Crea una élite, un estamento que obedece y que olvida su pasado, su origen, el vientre materno, los juegos triviales; les borra el rastro de vuelta y los convierte en esclavos, en los edulcorados y muy eunucos ciudadanos del mundo, donde no hay patria y el arraigo avergüenza, donde la tradición huele a derrota y los ancestros saben a metal, a oxidado metal, a pesados grilletes".
Los
dos símbolos más potentes que se utilizaron para modelar las sociedades
latinoamericanas fueron el discurso religioso y el mito del progreso.
Perder "eso-que-se-les-ha-prometido" se concreta, literalmente, en el
miedo a no alcanzar el American Way of Life, de la maquinaria propagandística, pero también a evitar la castradora culpa del 'pecado original' católico.
Un 'paraíso prometido' y un 'sueño americano' blanco, occidental y
liberal, que por cierto, dejó por fuera esta existencia al 99% de la
población latinoamericana, primero en el siglo XVI y luego con la
avanzada imaginacional que puso a Estados Unidos como el modelo a seguir
luego de la Segunda Guerra Mundial.
Quienes no entran en el estereotipo, tienen tres caminos desde el
punto de vista de la élite: Someterse silenciosamente, canalizar su
frustración convirtiéndose en verdugos de sus iguales o ser aniquilados
como ocurre en Chile, Haití, Ecuador, Bolivia.
El mecanismo mitad culpa y mitad endorracismo adquiere entonces la
forma de militares hincados ante una biblia minutos antes de cumplir la
guerra santa que el neoliberalismo impuso en Latinoamérica a través de un Plan Cóndor y de una colonización medieval que aún se mantienen vigentes.
El experimento de los Clarck
Los indígenas
que en Bolivia han participado en el golpe de Estado son esclavos de
algo que no logran entender. Está allí, sí, como una molestia a la que
no pueden ponerle nombre. Que los hace actuar con una violencia descarnada, derrotados ante un amo invisible que les ha gobernado desde niños.
Algo que han aprendido quienes se dedican al modelaje social es que
los bloques constitutivos de la colonización comienzan a erigirse en la
infancia.
Es
en esta edad donde el efecto resulta más estremecedor y perecedero. ¿Se
ha preguntado usted por qué cuando coloca un video infantil en Youtube,
la publicidad que aparece usualmente es de un cantante de reguetón?
Siendo las herramientas altamente específicas para lograr un mejor
posicionamiento y segmentación de la audiencia, ¿usted cree que es
casual que a su niño de cinco años lo bombardeen con material de consumo
de adultos? Sabe por qué lo hacen. Porque están garantizando su próxima
generación de consumidores a través de un modelado de sus percepciones.
No es un invento de los productores musicales, ya Thomas Bernays el
creador de la teoría de la propaganda (sobrino de Freud, por cierto)
estaba muy claro en que si las sociedades democráticas (entiéndase de
nuevo las gobernadas por blancos, anglosajones, liberales) querían
perpetuarse debían apelar a estrategias mucho más profundas que la fuerza.
Bernays ideó una 'teoría del consentimiento' explicada en los siguientes términos:
"La manipulación consciente e inteligente
de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento
importante en la sociedad democrática. Aquellos que manipulan este
mecanismo invisible de la sociedad constituyen un Gobierno invisible,
que es el verdadero poder gobernante de nuestro país. Somos gobernados,
nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas
sugeridas, en gran medida por hombres de los que nunca hemos oído
hablar. Este es un resultado lógico de la forma en que está organizada
nuestra sociedad democrática".
Cómo se llega a esto. Es aquí donde entran los medios masivos de
difusión de contenido (TV, Prensa, Radio), pero también el saber que se
produce en las universidades, los movimientos artísticos y las
tendencias que inundan las narrativas, las estéticas, los gustos
musicales. Nada queda fuera de ello. ¿Si es efectivo o no para dirigir
el destino de las sociedades?, pues nada más tenemos que atender al
experimento realizado en los cuarenta por los sociólogos estadounidenses Kenneth y Mamie Clark.
Estos científicos sociales reunieron un grupo de niños y les hicieron
preguntas sobre dos muñecas, una blanca y una negra. Los resultados
fueron un electroshock para quienes desde el statu quo deseaban mantener oculto el racismo terrible de la sociedad norteamericana.
"El 63% de ellos dijo que preferiría jugar con la muñeca blanca. La mayoría dijo que la muñeca blanca era más bonita que la muñeca negra y, en la respuesta más conmovedora de todas, el 44% de los niños negros dijo que la muñeca blanca se parecía más a ellos".
Para el profesor de la Universidad de Harvard William Julius Wilson,
el que los niños consideraran que el "blanco era más hermoso que el
negro" resultó absolutamente 'devastador' para la opinión pública de
aquel momento y fue usado para comenzar a poner fin a las leyes de
segregación. ¿Les fue bien?
En el 2009 el programa estadounidense Good Morning América replicó el
experimento de los Clark para ver qué había cambiado. A pesar de que en
la reseña que hace la cadena, se consideran optimistas sobre cuánto ha
avanzado la sociedad estadounidense, ver el video es un despertar
automático para quien cree que el debate político actual es sobre meros
modelos económicos.
"La mente de la humanidad": el objetivo
La verdadera guerra que hay que ganar es la cultural. La lucha es
civilizatoria y se encuentra en efervescencia por todo el globo.
Las redes de tanques de pensamiento, concentradas en El Movimiento,
la iniciativa impulsada por Steve Bannon, exasesor de Trump, llevan un trecho largo de ventaja sobre los pueblos.
©
REUTERS / Tyrone Siu
La
razón es que ellos sí entienden que para apuntalar las transformaciones
económicas que necesitan, lo primero en que deben influir es "en el
cuerpo viviente de la cultura", para así conquistar "la mente de la
humanidad", tal como lo explica Luis Britto García en su obra El imperio contracultural.
Lo alarmante es que sí lo están logrando.
En 2006, las corporaciones Disney,
Time Warner, NBC Universal, Fax Studios (NewsCorp) y Viacom
representaban el 79% de la producción cinematográfica y el 55% de la
distribución mundial, según el investigador español Manuel Castell.
Una monopolización de lo que vemos y por supuesto, del cómo pensamos.
Sin embargo, mientras en la pantalla se nos aletarga con la idea de que
avanzamos hacia una sociedad tecnológica de progreso ilimitado, las
imágenes que nos llegan de la realidad cruda y concreta nos cuentan algo
muy distinto.
Se nos venden viajes a Marte, inteligencia artificial, transhumanos, pero en la vida verdadera no salimos del ciclo de violencia,
del racismo colonial, de las masacres de niños como las que en estos
momentos se silencian en Palestina. Una realidad medieval, edulcorada
por los filtros de las redes sociales.
©
AFP 2019 / Wakil Kohsar
Esta
contradicción no es casual. Lo que se nos está diciendo, y
prácticamente a gritos, es que en la fiesta idílica del futuro no
estamos invitados. Y que además, nos guste o no, tendremos que
conformarnos con despedazarnos los unos a los otros, mientras los que
tiran de los hilos terminan de decidir qué hacer con nosotros.
Para todos los que resistimos en El Alto, en Gaza, en Yemen, en
Caracas, en Santiago; Para quienes no aceptaremos resignados y con los
brazos cruzados, se vienen tiempos interesantes. Ya lo decía Edward
Said, la historia está repleta de opresiones e injusticias, pero también
de heroísmos y resistencias, y "en la abrumadora mayoría de los casos",
estas últimas son las que han terminado triunfando.
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