Carlos Ilich Ramírez, internacionalista de la causa palestina. José Gregorio Linares


La causa del pueblo palestino tiene en el venezolano Carlos Ilich Ramírez uno de sus más consecuentes defensores. Los que no conocen la trayectoria internacionalista de los venezolanos se sorprenden cuando un compatriota aparece arriesgando su vida y dedicando sus esfuerzos por la liberación de un pueblo extranjero. Pero a lo largo de la historia han sido muchos los venezolanos para quien la patria no se circunscribe al estrecho límite de su nación; ni sus ideales al espacio nacional.
A comienzos del siglo XIX, por ejemplo, durante la gesta por la independencia fueron muchos los venezolanos que tomaron las armas para defender otros pueblos y otras naciones de Suramérica. No hubo batalla donde los venezolanos no jugaran un rol estelar ni rincón donde no se jugaran la vida. En la mayoría de los casos una vez alcanzada la victoria se retiraron a su lugar de origen y no exigieron prebenda alguna por el sacrificio realizado.
Una vez liberado el continente, las islas de Cuba y Puerto Rico siguieron sometidas al yugo de España. Desde Venezuela se organizaron varias expediciones para darle la libertad a ambas islas. Después de que en 1859 se dio inicio a la guerra por la independencia en Cuba, de Venezuela salieron varias expediciones libertadoras. Muchos venezolanos regaron con su sangre el suelo cubano. Uno de ellos se llamó José María Aurrecoechea (1842-1870). En 1870 es capturado y condenado a muerte. Éste como acto de última voluntad pide que le permitan enviar una carta a su papá, en la que le dice: “Padre mío, son las dos de la tarde; dentro de dos horas debo morir. En estos momentos os dirijo mis respetos y afectos. Abrazad a todos mis hermanos. No os aflijáis; muero por una causa justa. Si mis enemigos publican contra mí hechos que me manchen, ya sabéis que no debéis creerlos”.
De igual modo, a comienzos del siglo XX, cuando EEUU aplicaba la política del Gran Garrote, muchos venezolanos lucharon contra el saqueo foráneo a lo largo de todo el continente. Una de las figuras  internacionalistas más influyentes en el continente fue el tachirense Francisco Laguado Jaimes (1899-1929). Fue director de las revistas “Venezuela Libre” y “América Libre”, voceros del movimiento internacional de orientación socialista. Fue detenido en Cuba por la policía secreta, llevado al sitio denominado Pescante del Morro y lanzado al mar donde fue devorado por los tiburones.
Todos los luchadores internacionalistas están conscientes del peligro que corren, pero es mayor su amor por las causas de los pueblos. Así lo expresó Gustavo Machado: “Que los pueblos de América conozcan el espíritu de los revolucionarios venezolanos y sepan que su lucha no se circunscribe a las fronteras estrechas de la tierra natal, que el espíritu que los anima es el mismo de los LIBERTADORES derramando sangre de libertad desde Colombia hasta Bolivia”.
De entre estos internacionalistas quizás el más desconocido de todos, y probablemente el más temerario fue el caraqueño Carlos Aponte Hernández (1901-1935). No hubo nación que no asumiera como Patria; ni injusticia que no quisiera reparar. Según su biógrafo Pablo de la Torriente Brau: “Tomó como escenario todo el continente. Solo utilizó su valor para ponerlo al servicio de las causas nobles y justas. El mismo instinto que le hacía desafiar la muerte, lo colocó siempre, sin una falta, al lado de la causa de los oprimidos”. Murió en combate, lejos de su Patria, en una emboscada tendida por el enemigo.
De modo que no es extraño que un revolucionario venezolano abrace una causa justa en cualquier lugar del planeta y esté dispuesto a correr los riesgos por semejante osadía. Este ha sido el caso de Carlos Ilich Ramírez, el combatiente por la causa Palestina. Nació en Caracas en la Clínica Santiago de León de Caracas en 1949. Es hijo de un comunista ortodoxo y una católica practicante. Su infancia transcurrió en Propatria. Desde niño recibió una educación marxista pues su padre se encargó directamente de su formación. Luego estudió en el Liceo Fermín Toro, hervidero de agitación revolucionaria. Aunque no militó en ningún partido de izquierda ni se unió a los guerrilleros, simpatizó con ellos.
Posteriormente ingresó a la Universidad Rusa Patricio Lumumba. Allí conoció de cerca la lucha del pueblo palestino y las atrocidades cometidas por el Estado de Israel. Entonces se afilió al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP),  organización antisionista, defensora de la causa Palestina. A partir de allí se incorporó a los distintos frentes de lucha: el pacífico y el armado. No se puede vencer a un enemigo desalmado solo con palabras; ni se puede derrotar un adversario que actúa al margen de la ley, si nos ajustamos rigurosamente al marco legal.
En 1994 Carlos Ilich fue secuestrado en Sudán por la policía de élite francesa con ayuda de la inteligencia estadounidense. Lo sacaron del territorio sudanés clandestinamente, violando todo derecho internacional. Lo montaron en un avión y lo trasladaron a Francia, donde fue confinado en una cárcel. Ha sufrido innumerables vejámenes y ha sido víctima de tortura psicológica que va desde interrupción sistemática del sueño hasta su traslado desde la cárcel hasta el juzgado en una especie de “tigrito”, donde debe permanecer acurrucado durante horas.   
Desde 1997 purga una condena de cadena perpetua en Francia y ha sido objeto de una campaña internacional de desprestigio donde se le califica de Chacal. ¿El pretexto? El homicidio de dos agentes de la Dirección de Vigilancia del Territorio (DST por sus siglas en francés), hecho ocurrido en 1975, cuando fue allanado el apartamento donde vivía. A lo cual se le agrega su presunta responsabilidad en cuatro atentados mortales cometidos en Francia en 1982 y 1983.
 ¿La causa real? Es un héroe de la causa antisionista, un luchador a favor de Palestina Libre, un militante contra la ocupación de Palestina por parte del Estado genocida de Israel. Él se autodefine: “Soy revolucionario de profesión”. Uno de sus mayores defensores fue Hugo Chávez quien dijo: “Lo acusan de terrorista, pero Carlos fue un verdadero revolucionario. Yo lo reivindico, no me importa lo que digan”.
Carlos Ilich Ramírez es un venezolano internacionalista, como lo fueron sus predecesores venezolanos. De él podemos decir: “su lucha no se circunscribe a las fronteras estrechas de la tierra natal, el espíritu que lo anima es el mismo de los Libertadores”. Desde prisión nos repite las palabras de José María Aurrecoechea: “si mis enemigos publican contra mí hechos que me manchen, ya sabéis que no debéis creerlos”. Al igual que Carlos Aponte “solo utilizó su valor para ponerlo al servicio de las causas nobles y justas”.
 El hermano menor de Ramírez, Vladimir, sigue exigiendo su extradición a Venezuela (aquí en una marcha en Caracas en 2013)

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