José Velásquez es Magister en Seguridad, Defensa Integral e Integración.
INTRODUCCIÓN
El
estudio de la Visión Integracionista de Simón Bolívar, Francisco de Miranda y Hugo
Chávez, ha permitido generar grandes controversias a nivel mundial, conocimiento
que logro trascender a mas esferas de lo imaginado, ya que el estudio de dicho
fenómeno apoya al hombre a desarrollar su pensamiento estratégico situacional
sobre el comportamiento de la naciones
en el acontecer diario de los hechos políticos, militares, económicos que se
dan y desarrollan día a día.
Cabe
destacar que al pasearnos por la investigación que presentaremos a
continuación, encontraremos los aportes más resaltantes de dicho momento
histórico y aportes dados por Bolívar, Miranda y el Comandante Supremo Hugo
Rafael Chávez Frías.
Y
más allá de ello las diversas formas de hacer un análisis, que a su vez nos
invita a tener certeza de su pensamiento y la visión del pensar global y actuar
local.
Es
de resaltar que nuestros grades próceres ni Miranda, ni Bolívar utilizaron el
término ‘integración’ como tal, para referirse a lo mismo que entendemos hoy
con ese término. En su lugar encontramos las palabras equivalentes de ‘unión’,
‘confederación’, ‘centralización’, etc.; usadas frecuentemente por ambos en sus
respectivos textos, pero no siempre en el mismo sentido. Trataremos en lo que
sigue de establecer estas diferencias y de mostrar que las mismas obedecen a la
concepción que cada uno tiene de la noción de federación.
Bien
sabemos que las declaratorias de independencia en las colonias
hispanoamericanas coinciden con la aparición del republicanismo y del Estado
moderno en el mundo occidental y que fuera de la monarquía parlamentaria
británica, las dos experiencias iniciales que se presentaban como modelo para
las Juntas de Gobierno que se constituyeron en las colonias hispanoamericanas
eran, por un lado, la Revolución Francesa, con su declaratoria de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano y la emergencia del Tercer Estado, es decir,
burgueses y comerciantes como nuevos detentores del poder y, por el otro lado,
el modelo federal norteamericano, que permitía a cada una de las regiones
mantener intacta su autonomía interna en tanto se asociaban para crear un
Estado único sólo en aquello que concernía a las relaciones del conjunto con el
resto del mundo. Fue este último modelo el que fue asumido casi de manera
automática por las oligarquías locales en América, por razones que en el caso
de Venezuela quedaron en evidencia en los debates del Congreso Constituyente de
1811: más importaba preservar los privilegios y el control del poder local que
la propia independencia frente a España. A estos intereses, los criollos
acomodaron la forma de gobierno federalista esbozada por Montesquieu:
Esta
forma de gobierno [la república federativa] consiste en un convenio, según el
cual, varios cuerpos políticos consienten en convertirse en ciudadanos de un
Estado mayor que se proponen formar. Se trata de una sociedad constituida por
otras sociedades y susceptible de ir aumentando en virtud de la unión de nuevos
asociados ... Compuesta por pequeñas Repúblicas, goza de la excelencia del
Gobierno interior de cada una, y, respecto al exterior, tiene todas las
ventajas de las grandes Monarquías en virtud de la asociación (Montesquieu, De
l’esprit des Lois: IX, 1).
Fórmula
que había sido aplicada en los Estados Unidos al constituirse las colonias en república
y de la que también Miranda se había hecho eco, aunque con derivaciones que bien
vale la pena señalar pues nos permitirán luego entender sus diferencias con Bolívar.
La
propuesta federalista de Montesquieu pretendía ser un modelo eficaz para
extender la esfera del gobierno popular y reconciliar la participación
republicana con la seguridad que implicaba la monarquía. En la clasificación
que éste presenta de las diversas formas de gobierno, la monarquía se
caracteriza por una mayor extensión de territorio, una mayor recaudación de
tributos y por tanto, por mayores recursos para mantener un gran ejército para
su defensa; cuestión que no podían asegurar las pequeñas repúblicas que se iban
conformando. De allí que la asociación se presente como la fórmula política
idónea para los nuevos Estados en formación.
Ahora
bien, en tanto esta liga o asociación debía formarse con estados de naturaleza semejante,
especialmente con repúblicas, la federación venía a ser una república de repúblicas,
a la manera de las ligas antiguas donde la ciudadanía descansaba sobre los cuerpos
políticos que las constituían y no sobre los individuos; con lo cual el
gobierno general no podía tener jurisdicción directa sobre aquellos sino a
través de la mediación obligada de los estados que lo componían. Fue éste el
vínculo institucional que establecieron los primitivos estados norteamericanos
hasta que Alexander Hamilton y James Madison se dieron cuenta de que una
asociación de este tipo haría imposible un verdadero gobierno nacional:
Hecho
de que Bolívar no parezca creer en la cooperación mutua espontánea de los estados
asociados o en la evidencia de las ventajas del consenso, y de que proponga en consecuencia
una federación impuesta desde arriba, es decir, basada en la centralización del
poder y no en una construcción del poder desde la base, nos indica que se
mantiene en la primera definición:
federación como asociación de Estados.
Por
el contrario, Miranda, quien fue sin duda el primero en pensar la americanidad
a nivel continental como principio diferenciador y fundente de derechos y, por
la misma razón, en la integración en una sola nación de todos los pueblos que
componen la América hispana, va a pensar la federación como construcción
colectiva a partir del poder soberano de los ciudadanos. Son estos ciudadanos
los que en elecciones libres escogerían a los miembros de los Cabildos,
instituciones que en el proyecto de Miranda se convertirán en las unidades
políticas fundamentales sobre las cuales se apoyará el resto de la estructura
jurídico-política de la nación continental. Como prueba de que la soberanía
reside verdaderamente en el pueblo y a fin de asegurar una real participación de
éste, Miranda comienza por declarar ciudadanos a todos los nacidos en América,
sin importar color de la piel o clase social, y aunque mantiene el voto
censitario, su proyecto constitucional hace a los americanos propietarios, al
estipular que se otorguen tierras a indios, libertos y pardos sin fortuna, a
fin de garantizar sus derechos políticos.
Con
este objetivo en mente y tomando también como base la relación establecida por Montesquieu
entre extensión de territorio y forma de gobierno, Miranda comienza a buscar
una fórmula nueva de gobierno continental que garantice, por una parte, la preservación
de la autonomía de las diferentes villas y regiones – lo que continúa siendo hoy
el principal obstáculo para la integración – pero que al mismo tiempo asegure
el establecimiento de “una sana y juiciosa libertad civil”, una eficiente
administración de las finanzas y una potenciación y complementariedad en el uso
de los recursos propios; todo ello combinado con una efectiva defensa del
territorio ante cualquier amenaza externa.
Esta
unidad política, que Miranda extiende a toda la América Meridional, habría de sustentarse
sobre una estructura jurídica común, establecida por consenso y en cuya elaboración
participarían todas las instancias de gobierno, tanto locales como provinciales.
Cabe
destacar que Miranda ve a la América unida estableciendo alianzas de larga
duración con los Estados Unidos y con Inglaterra, tanto de carácter militar a
fin de contener “la ambición destructiva y devastadora del sistema francés”, como
también financieras y comerciales: la integración americana es propuesta, entonces,
por Miranda no solamente como condición de existencia para unas colonias que se
han independizado, sino también como vía de recuperación del retardo que en el progreso
mundial le habían ocasionado los tres siglos de dependencia colonial.
Es decir,
Miranda piensa esta unión en su sentido auténtico de voluntad de conjugar esfuerzos
para construir una nueva entidad, una sola nación que llegara a ser, como le gustaba
decir, un cuerpo preponderante en el mundo que por su importancia contribuyera
a mantener el equilibrio de poder en éste. Es por otra parte también Miranda el
primero en asociar unidad cultural y proyecto político de emancipación, y
lohace tan tempranamente como fines de 1783, cuando forja el nombre de Colombia
para esa nación continental liberada.
Su
forma jurídica seguía siendo sin embargo pensada desde arriba, aun cuando, al
igual que Miranda, avizorara para ella honores y gloria incomparable. En otras
palabras, a pesar de que la justificación de la necesidad de la unión es
similar a la de Miranda, ambos difieren en la manera de concebir esa unión: en
Miranda se construye democráticamente desde los ciudadanos, en Bolívar se crea
por adhesión a unos principios proclamados desde el poder.
Con base a lo antes expuesto Hugo Chávez heredero de las glorias
de Miranda y Bolívar aquel visionario que no solo veía la Geopolítica como
elemento de generar riquezas para los aliados comerciales, militares o de cualquier
otra índole, si no que por encima de todo el centro primordial sin duda alguna
fue el ser humano, no los sistemas. Al atender las necesidades del pueblo
entendiendo en el proceso de sus carencias y sus sufrimientos, logro tomar
control sobre la situación social para satisfacerlas sistemáticamente.
Esto fue un éxito imposible de ser superado por ningún modelo
existente hasta la fecha y seguirá consolidándose en la medida que los
gobernantes de las naciones hermanas lo pongan a prueba, generando un efecto
unificador de las voluntades que sumadas en un proceso ideológico liberador a
convalidado de hecho y de derecho, hacen surgir un nuevo mapa Geopolítico
Multipolar, donde las naciones involucradas en el proceso han dejado muy claro
su intención de no retorno.
Durante el mandato del presidente Hugo Chávez nacieron tantas
organizaciones sociales de carácter integracionistas, que han apelado de manera
literal aplicar e implementar un nuevo orden mundial, y como no recordar aquel
5 de Marzo de 2013, fecha ratificadora del mensaje de paz, amor e integración
en el ámbito mundial del hombre que sensibilizo a la humanidad con su frase
célebre de Hugo el integrador ^Estamos escasos de héroes^.
El con sus circunstancias propias y ajenas, trascendió a los
altares de las conciencias de los pueblos del mundo, como el hombre de la
praxis a favor del ser humano.
HUGO EL
VISIONARIO.
La América Meridional tal como la concebía el libertador Simón
Bolívar, debe conformar una confederación de Estados que puedan oponerse a
cualquier Amenaza que atente contra la prevalencia de la paz en la región. Ese
era un gran proyecto político de inclusión. Sin embargo es Hugo Chávez quien
materializa definitivamente los caminos de la integración de los pueblos
Américo-Meridionales, y de algo de trascendental importancia: marco el sendero
de cualquier otro pueblo del hemisferio que desee abrazar los preceptos de lo
pluricultural, la libre determinación y la paz.
ALBA, CELAC, ASA, Petrosur, Petrocaribe, Telesur, Radio del Sur,
Banco del Sur, Sistema Unitario de Compensación Regional, (SUCRE) entre otros,
forman parte del sistema de socialización activa que la ha permitido a
Venezuela, fortalecer su posición como elemento de integración y liderazgo
Geopolítico permanente.
Con base a lo antes expuesto hablar de Hugo Chávez es mostrar al mundo que
nuestra constitución en su preámbulo busca promover la cooperación pacífica
entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de
acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos,
la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización
de la sociedad internacional, tal como lo reafirman los artículos:
Artículo
152. Las relaciones internacionales de la República responden a los fines del
Estado en función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo; ellas se rigen por los principios de independencia, igualdad entre los
Estados, libre determinación y no intervención en sus asuntos internos,
solución pacífica de los conflictos internacionales, cooperación, respeto de
los derechos
humanos y solidaridad entre los pueblos en la lucha por su emancipación y el bienestar
de la humanidad. La República mantendrá la más firme y decidida defensa de
estos principios y de la práctica democrática en todos los organismos e
instituciones internacionales.
Artículo 153. CRBV: La
República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y caribeña,
en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad de naciones, defendiendo
los intereses económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales de la
región. La República podrá suscribir tratados internacionales que conjuguen
y coordinen esfuerzos para promover el desarrollo común de nuestras naciones,
y que aseguren el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de sus
habitantes. Para estos fines, la República podrá atribuir a organizaciones
supranacionales, mediante tratados, el ejercicio de las competencias necesarias
para llevar a cabo estos procesos de integración. Dentro de las políticas de
integración y unión con Latinoamérica y el Caribe, la República privilegiará
relaciones con Iberoamérica, procurando sea una política común de toda nuestra
América Latina. Las normas que se adopten en el marco de los acuerdos de
integración serán consideradas parte integrante del ordenamiento legal vigente
y de aplicación directa y preferente a la legislación interna.
Finalmente Hugo Chávez resalto que el
derecho de todo estado en ser considerado igual a cualquier otro Estado, en lo
relativo a los derechos de su soberanía, sin que sea subordinado por otro, y en
las relaciones, tratados o convenios por los cuales se vinculan, premisa que
dio fuerza al pensamiento Bolivariano y Mirandino bien decía Bolívar “Divididos seremos más débiles, menos
respetados de los enemigos. La unión hará nuestra fuerza y nos hará formidables
a todos. Una debe ser la patria de todos
los americanos”
BIBLIOGRAFÍA
Parafraseando a Miguel
Acosta Saignes y Utopía del hombre de las dificultades, Ediciones Casa de las Américas,
la Habana, 1977 (Libro galardonado con el premio Extraordinario ¨Bolívar en
Nuestra América¨
Universidad de Los Andes.
Procesos Históricos. Revista Semestral de Historia, Arte y Ciencias Sociales.
Número 10. Julio 2006. Mérida-Venezuela.
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