Un brasileño en Carabobo. José Gregorio Linares

Durante la Batalla de Carabobo un brasileño de 25 años, del ejército patriota, recibe en plena refriega un balazo en el pecho que casi lo mata. Pertenece a la primera división, la cual juega un papel fundamental en el combate: “Nada hará jamás bastante honor al honor de estas tropas” afirma Bolívar en el parte de guerra. A pesar de la gravedad de la herida, el joven no muere. Apenas logra recuperarse empuña nuevamente sus armas y participa activamente en las futuras campañas militares por la independencia de América. ¿Quién es ese brasileño que participa con tanto ardor en contiendas militares decisivas para el futuro de América?


Se llama José Ignacio Abreu e Lima. Nació en Recife en 1896. Su progenitor, José Ignacio Ribeiro Abreu e Lima, es un líder independentista. Fue fusilado frente a su hijo en 1817 por luchar por la libertad de su país. Entonces el hijo debe exiliarse; pero ya es Capitán de Artillería, formado en la Academia Militar de Río de Janeiro.


Llega a Venezuela a finales de 1818 para ponerse al servicio de la causa republicana. A comienzos de 1819 se enlista en el ejército patriota en momentos cuando se realiza el Congreso de Angostura. Allí el Libertador pronuncia su famoso discurso, en el que destaca: 1) que el mejor sistema de gobierno es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política; 2) la importancia geopolítica de crear una gran república a la que llama Colombia, constituida por “la reunión de la Nueva Granada y  Venezuela en un gran Estado”. El brasileño queda cautivado por la personalidad de Bolívar y se compromete a luchar por el impulso de su programa político.


A partir de allí Abreu e Lima interviene en la campaña militar bolivariana que como una elipse se abre en Angostura en 1819 y se cierra en Carabobo en 1821. El propósito principal de esta campaña es “redondear” la República de Colombia: anunciada como proyecto en febrero de 1819 en el Congreso de Angostura, revalidada por las armas patriotas en las batallas de Pantano de Vargas y Boyacá a mediados de 1819, fundada en Angostura el 17 de diciembre de ese año mediante Ley Fundamental, y “redondeada” militarmente en un primer ciclo en junio de 1821 en la Batalla de Carabobo. Después de esta batalla el Libertador asevera: “se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la república de Colombia”. Posteriormente emprende la Campaña del Sur para emancipar otros pueblos, crear nuevas naciones independientes y “terminar de redondear Colombia” con la incorporación de Ecuador como lo vislumbro en 1819 en Angostura.


Campañas contra Bolívar


A medida que Bolívar triunfa en el Sur, se desarrolla  también, primero soterradamente y luego en forma descarada, una alevosa campaña  en su contra, orquestada por las oligarquías locales de los territorios que libera, por las élites plutocráticas que asaltan el poder en Colombia durante su ausencia (con Santander y Páez a la cabeza de sus respectivos departamentos)  y por las potencias extranjeras interesadas en debilitar el liderazgo bolivariano para boicotear su proyecto político y desmembrar Colombia.


Se ejecuta un sistemático asedio internacional contra el Libertador y contra la nueva nación suramericana. Gran Bretaña y Estados Unidos fomentan rebeliones internas y azuzan la división entre las filas patriotas; planifican invasiones contra el territorio colombiano usando como punta de lanza a otra naciones suramericanas; llenan la prensa y los informes diplomáticos de calumnias e infamias.


En Venezuela Páez se pone al frente del movimiento separatista llamado la Cosiata (1826) y en Cundinamarca Santander se dedica a conspirar contra la nueva República y el Libertador: “yo fui uno de los que, siendo vicepresidente de Colombia, contradijeron y resistieron sus proyectos”, afirma abiertamente en sus Memorias.


Esta cruzada antibolivariana se reaviva a partir de las firmes medidas que Bolívar asume después del frustrado golpe de Estado, intento de magnicidio e incitación a la guerra civil ejecutado en Bogotá en septiembre de 1828 por la oligarquía neogranadina al mando de Santander. Éste, quien salva su vida gracias a la misericordia del Libertador, sale al exilio y desde el extranjero como un pirotécnico aviva las llamas del odio con las que desde Europa, EEUU y Suramérica pretenden hacer cenizas la figura de Bolívar y dividir la Colombia Bolivariana.


Defensa del Libertador


En medio de esta borrasca de falsedades Abreu e Lima se yergue como un faro que irradia la verdad. En 1827 escribe un folleto titulado “Vida del general Simón Bolívar, Libertador de Colombia y del Perú”, cuya publicación fue boicoteada por los enemigos del Libertador. En 1829 escribe el libro “Resumen histórico de la última Dictadura del Libertador Simón Bolívar, comprobado con documentos”. Ambos textos deberían ser editados en la actualidad. Allí Abreu e Lima desmonta una por una las calumnias difundidas por los “apóstoles de la impostura”, quienes pretenden desconocer “el constante e infatigable interés que el General Bolívar ha tomado por la tranquilidad y bienestar de su patria”. Anota: “Ojalá pudiera corresponder a los vehementes deseos de que está animado mi corazón, en favor del triunfo del único Caudillo que hasta ahora se ha señalado en la América del Sur como el verdadero Libertador de su patria” Subraya: “Él no funda una Ciudad, pero crea grandes Sociedades, restaura los derechos del hombre, eleva pueblos esclavos a la dignidad de hombres libres, y rompe las cadenas de la opresión Europea. Ni la historia antigua, ni la perspectiva del mundo moderno presentan nada semejante, nada que pueda parecérsele. Todo es nuevo en la esfera de sus actos, todo es maravilloso en su carrera”.


Siempre fue leal a Bolívar y defendió sus proyectos, aun en las condiciones más adversas. Los enemigos del Libertador no se lo perdonaron. Cuando se desencadena la bacanal antibolivariana, el gobierno santandereano desconoce su grado militar y lo expulsa del país. El general Mariano Montilla, su amigo, escribe una carta de desagravio: “El Sr. General José Lima sirvió a la República de 1818 hasta 1831, ascendió de capitán a general en el transcurso de las campañas con honor y distinción. Fue herido en una de ellas, alcanzó la confianza de los primeros Generales de la República, y en especial de Su Excelencia El Libertador Simón Bolívar. Abreu e Lima es benemérito de la Patria en grado heroico y eminente”.


Vuelve a Brasil donde es llamado general de las Masas. Muere en 1869, tras dedicar toda una vida a enaltecer el legado del Libertador. Cerca de su tumba brota una espiga sembrada en Carabobo. Es Abreu e Lima. Simboliza la lucha por la emancipación y la unidad de nuestros pueblos, y la lealtad a toda prueba.

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