LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN (II) | Máximo Rojas.

 

Máximo Rojas Chávez. Arquitecto. Docente investigador de la FEVP. 
Correo electrónico: max.rch33@gmail.com
                                                        “...en ella Venezuela tiene con qué
                                                             y cómo diversificar la economía”

            Decía en el artículo anterior que señalaría aspectos que considero importante aun cuando los plantearé en forma aparentemente dispersos pero que conforman partes de un conjunto, aclarando que se trata de evaluaciones propias y teniendo como base un razonamiento de Mao Tse-Tung: “La Economía es la base y la política la expresión concentrada de la Economía”, tomado de la “Nueva Democracia” documento clave que data de 1940 y que explica, en gran medida, la China de hoy.

            Reiterando. La Industria de la Construcción, está presente en los tres sectores de la economía. En el primer sector están los productos agrícolas y extractivos (Forestales por excelencia, petróleo, gas y todo tipo de minerales, empezando por la piedra picada y la arena) que pasarán al sector secundario al ser, aguas abajo, industrializados. Un estado que posea estos recursos y que predique y practique el socialismo camina con paso firme.

             En el sector secundario es donde un país que quiera salir del subdesarrollo y de la condición de país colonial tiene los fundamentos para industrializarse; la industria de la construcción es por su naturaleza y fin la que más genera industrias que generan industrias; en el caso de Venezuela las empresas de la C.V.G. son empresas del sector destinadas a la construcción; aclaremos que con acero, no solo se construye edificios y obras civiles, también se construyen barcos, refinerías, puentes, plataformas marinas y una larga lista que la dejamos a la imaginación.

          De lo dicho se infiere la necesidad de estructurar un padrón de las empresas instaladas en el país, lo que producen y lo que pueden producir teniendo como prioridad las empresas metalúrgicas; es decir, “lo que producen y lo que pueden producir” tiende a establecer el nivel tecnológico que tenemos y el que necesitamos desarrollar, lo que facilitaría y orientaría la planificación necesaria para organizar la producción incluyendo la investigación y las prácticas que manejamos.

            En el sector secundario, al tener los insumos originarios como el petróleo, gas, carbón y producción forestal, tenemos y debemos obligarnos a poner los ojos en el desarrollo petroquímico y químico; en ello va el demostrar que Venezuela tiene con qué y cómo diversificar su economía, aspecto que no se resuelven con leyes sino con propósitos realmente independentistas, revolucionarios, en donde la producción, la experimentación científica y la lucha de la clase trabajadora, desde el más bisoño al más científico, sean el principal soporte, lo que obliga a entender que no se puede separar la revolución cultural de la producción a menos que se quiera hacer más de lo mismo; quedarse plantado en la cuarta república.

            Al hablar de “La Revolución Cultural”, estimo que hay que poner sobre la mesa muchas cartas las cuales podemos identificar con preguntas pensando en la industria de la construcción y sus derivados.

            ¿Tiene claro la revolución el principio de Don Simón Rodríguez: <<Enseñen y tendrán quien sepa, eduquen y tendrán quien haga. La guerra de independencia no ha tocado su fin.>>?.  

            En el sector terciario de la economía está, entre muchísimas cosas, la educación y dentro de ello la investigación y el desarrollo tecnológico que pueden ser endógenos o exógenos (importación de tecnología), aspectos que deben estar en sintonía con el desarrollo industrial que necesitamos. Por lo dicho no debe verse la ciencia y la tecnología como aspectos separados de la educación secundaria, técnica y universitaria, aspectos éstos que forman parte de “La revolución cultural”, tampoco debe afirmarse que teniendo un ministerio a cargo de la ciencia y la tecnología se le da más importancia a la investigación. Sin una Política de Estado sobre este aspecto nunca tendrá la importancia que debe tener en un proceso revolucionario.

            La historia sirve, en esencia, para entender el por qué el progreso de la humanidad, ella nos habla de la lucha de clases y que “con las herramientas del presente se construye el futuro” y por eso es bueno conocer algo de la historia de la construcción en Venezuela. Sin retroceder mucho, en la década de los sesenta del siglo pasado, aun tibio el espíritu del 23 de Enero, en el Banco Obrero se logró montar un equipo de profesionales de la Arquitectura y la Ingeniería para estudiar e investigar como con los mismos recursos financieros, industriales, tecnológicos y del conocimiento de la construcción para el momento, se podían producir más en volumen mejorando la calidad de las viviendas y así satisfacer más necesidades. Vale la pena recordar que en el último año de gobierno de Pérez Jiménez (1.957) la producción de vivienda estuvo en el entorno de las diez mil unidades, la mayoría de ellas construidas en Caracas (Cerro Piloto y 23 de Enero) que causó gran impacto dentro y fuera del país, …y la inocua crítica a los superbloques terminó en el “Parque Central”.

            Este grupo de profesionales, como equipo de investigación se desempeñó de tal suerte que se originaron empresas de prefabricación con sistemas desarrollados en el Banco Obrero, además de incentivar y motivar la creación de otros sistemas constructivos sistematizados, entre ellos, los sistemas túnel tales como el “FICS” que se originó en Venezuela: (¡Sí la memoria me acompaña!: Ferends Industrial Construcción Sistem), pero fue patentado en los EE.UU de Norte América (Puerto Rico); mediante el alquiler de equipos y el “Know How” muchas empresas constructoras produjeron un significativo volumen de viviendas. Con las tecnologías desarrolladas se exportó a países vecinos                    (Colombia, Brasil, otros) y se llegó a montar en Panamá en la época del General Torrijos, una planta de prefabricados muy limitada para la construcción de tres mil y tantas viviendas; por esta transferencia tecnológica sólo se obtuvo una “felicitación y reconocimiento”,  Torrijos y el pueblo panameño se lo merecían. De este auge investigativo, una empresa privada (INVESTI) se ocupó de investigar sobre arcilla, dando origen a lo que conocemos como “ALIVEN”, tanto la tecnología como el producto generado son de singular éxito aun cuando el país le ha sacado poco provecho. Vale la pena exponer que cuando se habla de tecnología en vivienda se habla del diseño y construcción de la planta, cómo opera y la concepción del producto deseado, váyase a producir “ALIVEN”, “OSB” o un sistema constructivo para producir un edificio de veinte apartamentos por semana, pueden ser también ochenta por semana, es decir, cuatro edificios por semana. En Venezuela tenemos como montar empresas con tecnologías endógenas para producir viviendas prefabricadas sean en concreto, “osb” aun cuando la planta para producir los tableros espera por ser montada y, si se le prestase la atención necesaria a la petroquímica posible, se nos abriría el horizonte para producir viviendas.

            Es sano decir que la industria de la construcción tiene dos grandes consumidores para su producción, una es la construcción “formal” de viviendas y equipamientos representada por el Estado y el sector “banquizable” de la sociedad, es decir “los pudientes”; el otro gran consumidor lo representa el sector excluido de la economía que aún, por mil problemas heredados, no han sido incorporados a la producción deseada, este sector de la población es la mayoría y ve en el socialismo la solución a sus problemas, pero los socialistas, sobre todo el sector dirigente tiene la responsabilidad (¿histórica?) de organizar al pueblo para edificarla y en la construcción tiene un gran aliado, y volvemos a la cantinela de la lucha  de clases ( las elecciones), la lucha por la producción ( la industria de la construcción) y la experimentación científica (desarrollo tecnológico de la industria de la construcción) son los tres grandes movimientos revolucionarios para construir un poderoso país socialista.

            Hacer una lista de los insumos que tienen su origen en el sector primario y secundario de la economía para construir sean viviendas, carreteras, equipamientos urbanos (hospitales, edificios educacionales, locales para cualquier expendio, etc.) y siguen los etcéteras, nos encontraríamos con un libro y que todavía una vez construidos se requiere equiparlos. (otra lista, otro libro) esto último que escribo parecieran obviedades, pero importamos puertas, ventanas, piezas sanitarias (otros etcéteras), teniendo como hacerlos y muchos trabajadores de brazos cruzados.

            Nuestros talleres metalúrgicos están suficientemente preparados para producir cualquier tipo de encofrados, sean encofrados túneles, de aluminio o acero, construir plantas de prefabricados. Si queremos ganar tiempo, importamos plantas de prefabricados para una casita y la multiplicamos para muchos edificios, ¿Quién lo prohíbe?

            Siguiendo algo de historia de la prefabricación en Venezuela es importante recalcar el hito tecnológico y la importancia de la investigación que tuvo el proyecto de Valencia dentro del Banco Obrero. Generó dos plantas de prefabricación de viviendas y le dio impulso a los sistemas túnel y otras empresas, (si la memoria me acompaña) se produjeron viviendas con el sistema                          “Costamagna” con plantas  a pie de obra; se montó una planta en Charallave de prefabricados con moldes verticales del sistema “Larsen & Nielsen”. En Cumaná se montó una planta cuyo sistema tuvo una prueba de buen comportamiento antisísmico. El Banco de los Trabajadores financió una planta de prefabricados en Charallave para la construcción de 15.000 viviendas; pero a estas iniciativas las acompañó también otras empresas de prefabricación completamente desarrolladas por venezolanos como T.J y Viposa y otras que por no recordarlas no dejan de conformar historia.

            Los proyectos con sistemas prefabricados, es decir y reitero, constan del diseño y construcción de la planta de producción, el cómo opera y la concepción del producto deseado y como metodología se ejecutan mediante prácticas de aproximación, ensayo y error, método tan matemático como la aritmética. El desconocimiento de esto entre los arquitectos e ingenieros y los políticos es proverbial.

            Las plantas de prefabricación de edificaciones por su similitud a otras plantas industriales forman parte del sector secundario de la economía, pueden servir a varias obras y a varias ciudades, exigen producción continua y son escuelas de alta técnica; las obras o sea la actividad de campo, el ensamblado y acabado de las edificaciones por definición y actividad pertenecerían al sector terciario de la economía.

            Para encarar el problema de la producción urbana en cuanto a la vivienda y su equipamiento, la solución está en la prefabricación en el entendido que debemos, como práctica socialista, satisfacer el crecimiento vegetativo y darle un plazo de quince o veinte años a la deuda habitacional heredada, la sumatoria de sendas necesidades esta entre DOSCIENTOS SETENTA Y CINCO MIL unidades ( 275.000) por año y los TRESCIENTOS TREINTA Y TRES MIL unidades (333.000) por año, lo que resolvamos en 20 o 15 años. Una vez saldada la herencia, la nación se quedaría con la solución al crecimiento vegetativo, que para esos momentos rebasarían las 150.000 viviendas por año.

            Las cantidades de vivienda señaladas nos explica que las prácticas de la contratación, la cultura del contrato, no son la solución en un sistema socialista. ¿Cuál sería la solución? Es bueno recordar a Einstein y decirlo con énfasis: “El más evidente síntoma de locura es esperar resultados distintos de la misma conducta”. Una forma de resolver la producción es mediante el diseño y la organización de FRENTES DE PRODUCCION los cuales le darían al proceso de instauración del socialismo la oportunidad de organizar a la población en términos de trabajo para la satisfacción de sus problemas de viviendas entre otros.

Los FRENTES DE PRODUCCIÓN tienen muchas ventajas además de la organización. Abarata el producto en un 21% que es el porcentaje que se reconoce por administración y utilidad a las empresas de construcción, sinceriza los costos lo que puede traducirse en otro 10%, los métodos de producción reducen drásticamente los desperdicios propios de la construcción tradicional. Con la interacción entre los diferentes frentes de producción se facilitarían conocimientos y actividades, (como se hace), generando intercambio de conocimientos y sobre todo la burocracia perdería su protagonismo cuarto republicano. ¿Es muy complicado crear FRENTES DE PRODUCCIÓN?, “el socialismo no cae del cielo”, lo que debe contemplarse es que en los inicios se tropezaría con la falta de cuadros, sobre todo a nivel técnico, aspecto que se superaría con la actividad proactiva de los participantes con la práctica, con el compromiso revolucionario y con un aliado poderoso: EL TIEMPO. En la formación universitaria nuestra, tanto la heredada como la que surge, no se ha podido superar el individualismo (esencia del capitalismo), la formación de servidores para la minoría y a la falta de formación política en donde “el economismo” y “el voluntarismo” prevalecen, todos esos aspectos deben ser superados en los FRENTES DE PRODUCCIÓN. << No puede haber un partido socialista sin una teoría revolucionaria que agrupe a todos los socialistas,…>>. La creación de los FRENTES DE PRODUCCIÓN sería una tarea política de trascendencia, no hay por qué temerle, el quid está en ponerse a trabajar; el discurso revolucionario sin práctica revolucionaria no conduce a la edificación del socialismo del que tanto hablamos.

En un tercer artículo sobre la industria de la construcción abordaría los temas de La Misión Vivienda, por lo importante que significa para el desarrollo urbano, la importación de plantas de prefabricación y reiterar la importancia de la industria de la construcción.

            Se trataría, obviamente, de reflexiones producto del ejercicio profesional y personal de los temas abordados, que por su naturaleza son complejos y difícil de sintetizar en pocas líneas.        

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Arq. Máximo Rojas Chávez

    

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