Alejandro Del Bufalo. Economista.
Docente investigador de la FEVP
Resumen. El presente ensayo es una aproximación
al desarrollo de la economía China particularmente durante el periodo de
apertura y reforma hacia una economía de mercado socialista llevada a cabo
inicialmente por Deng Xiaoping a finales de la década de los 70 y
continuada por los mandatarios que le siguieron. En el sector agrícola e
industrial se dieron una serie de reformas que aceleraron el crecimiento
económico y modernización de China, así como la apertura a la Inversión
Extranjera Directa re-direccionada, la cual aceleró el desarrollo de las
fuerzas productivas de este país dirigiendo su producción al mercado mundial.
Igualmente, el creciente flujo comercial y financiero a partir de inicios
de siglo, demuestra la importancia de China en la región.
Palabras Clave: Apertura, Reforma, Agricultura,
Industria, Crecimiento Económico, Modernización, Empresas Estatales de
Producción, Zonas Económicas Especiales.
Abstract. The
essay is an approximation to the development of the Chinese economy
particularly during the period of opening and reform towards a socialist market
economy carried out initially by Deng Xiaoping at the end of the 70s and
continued by the leaders who followed him. In the agricultural and industrial
sector there were a series of reforms at accelerated the economic growth and
modernization of China, as well as the opening which re-directed Foreign Direct
Investment and accelerated the development of the productive forces of this
country through directing its production to the world market. Moreover, the growing
commercial and financial flow since the beginning of the century demonstrates
the importance of China in the region.
Key
Words: Opening, Reform, Agriculture, Industry, Economic
Growth, State Enterprises of Production, Modernization, Special Economic
Zones.
“Revolution
means the emancipation of the productive forces, and so does reform”. Deng Xiaoping, 1992.
China, un antes y un despúes
El fallecimiento de Mao en 1976 agudiza
la disputa entre dos corrientes políticas dentro del partido comunista chino.
La primera, liderada por los más acérrimos defensores de la revolución cultural
(1966-1976) en la cúpula del partido, conocidos coloquialmente como la banda de
los cuatro; y por otro lado, los denominados pragmáticos, que de alguna manera,
directa o indirectamente, sufrieron por las políticas de esa revolución
cultural. Entre el más destacado, de la corriente pragmática, se encuentra Deng
Xiaoping que logra imponerse como máximo líder de la República Popular de China
en 1978, marcando el paso progresivo de China a una economía centralmente
planificada – donde la industria era dirigida totalmente por el Estado - a un
“socialismo de mercado” – donde el Estado dirige las industrias catalogadas
como estratégicas o EEP - mediante la apertura y reforma, es decir, a
modelos de desarrollo distintos. Esto sucede antes de la glasnot y perestroika
de Gorvachov y los cambios de regímenes políticos en Europa del Este. Por lo
tanto, se puede afirmar que China fue uno de los primeros países o economía en
transición, que se pueden denominar así, antes de la popularización del término
en los años noventa. Igualmente, cabe señalar que no existía una guía a la
transición, por lo tanto China se vio obligada a probar el método del ensayo y
error, particularmente a través de las zonas económicas especiales.
A partir de 1949, la economía China se
fundamentó en la industria pesada, de defensa y la colectivización de la
agricultura (Gran salto adelante, 1958 – 1961 y la popularización de las
comunas agrícolas). A pesar del significativo crecimiento promedio anual del
PIB de 6,1% entre 1953 a 1978 (Fanjul; 2008), China se vio amenazada por el
surgimiento de fuertes y crecientes economías en la región (Japón, Corea del
Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwan). Además, la insuficiencia del
autoabastecimiento (a pesar de sus intentos con la política agraria comunitaria
autárquico), dependencia tecnológica y la escasez de bienes de consumo. El
conflicto abierto dentro del sistema socialista con URSS y sus más leales
aliados, no obstante, del indudable apoyo material y técnico de ese país a
China. Es importante mencionar que China durante el periodo anterior a la
reforma, continuó exportando sus productos a la URSS para poder pagar los
créditos adquiridos con ese país por la comprar maquinarias y equipos, hasta
que los créditos fueron saldados; muestra de ello es que las exportaciones
chinas a ese país representaban solamente el 1 por ciento del total en 1970.
Las amenazas anteriormente mencionadas,
hicieron que Deng abogara por la apertura al exterior (comercio e inversiones),
en particular, a los países asiáticos y los EE.UU. Igualmente, la reforma
de sistema a una economía de mercado o mejor dicho la coexistencia de la
planificación y el mercado como localizador de recursos. El Tercer Pleno del
Comité Central del Partido Comunista Chino aprobó las reformas en diciembre de
1978. Es importante señalar, que el PIB de China creció 9,9% promedio al año
entre 1981 – 2014 (Ver tabla 1), el mayor crecimiento continuo registrado en el
mundo, debido en gran manera a la reforma y apertura.
Las Reformas: Sector Agrícola
La primera gran reforma
se llevó a cabo en el sector agrícola, con el progresivo desmantelamiento de
las empresas colectivas y comunas creando una figura nueva, esto es, la
explotación familiar del campo; sin embargo, las tierras siguieron siendo
propiedad estatal y los núcleos familiares solo la obtienen en comodato.
Igualmente, estas granjas familiares solo pueden emplear un máximo de 7
personas más los miembros de la familia. Además, se liberalizaron los precios
de los productos agrícolas y las empresas podían ahora asociarse con capital
extranjero. A todo esto, se le denominó
mercado socialista, una combinación de mercado con control por parte del
Estado. El resultado fue la creación de más de 20 millones de empresas rurales
privadas, manejadas y financiadas en su mayoría por la comunidad en 1998.
Es importante recordar
que anteriormente a las reformas las empresas rurales fueron poco asistidas,
sin embargo, después de la reforma hubo un fuerte auxilio al fomentar la
maquinización del campo. Igualmente,
durante la revolución cultural (1966-1976) se detuvieron muchas fábricas
urbanas impulsando las rurales que aumentaron su producción en 1970, de 9,5
billones de yuanes constantes a 27,2 billones de yuanes en 1976 y 49,3 billones de yuanes en 1978,
representando el 24% del PIB Rural. Un dato más significativo es que en 1995
las fábricas rurales representaron el 79% del PIB Rural. Esto se debió a la
reforma, que además tuvo como resultado la privatización de más del 80% de las
empresas públicas rurales, y para 1996 la proporción de la industria rural
alcanzó el 30% de proporción del PIB dedicada a la industria en zonas rurales.
Aún más, en los años noventa más de 130 millones de personas trabajaban en la
industria rural, cifra de hecho significativa ya que al tomar en cuenta que
antes de la reforma sólo trabajaban 28,3 millones de personas en la industria
rural. Sin embargo, China sigue siendo un país con altos niveles de desempleo
rural donde existen aproximadamente 100 millones de campesinos desempleados, y
alrededor de 50 millones, en su mayoría (80%) mujeres, que se trasladan de un
lugar a otro en búsqueda de empleo. La monetización de la economía no cubre
toda el área rural donde muchas veces el ingreso con dinero proviene de
transferencias directas del Estado y no alcanzan los 600 yuanes – aproximadamente
$100 - al mes por familia.
Las empresas en China
La productiviad del
sector industrial creció entre el 3% y 4% promedio anual entre 1980 – 1995
debido a las inversiones extranjeras y los nuevos regímenes de propiedad. No
obstante, la tasa de industrialización es muy alta representando un promedio
46,2% entre 1981 - 2014, indicando la importancia del tamaño relativo de este
sector en la economía (Ver Tabla 2).
Por otro lado, la formación bruta de capital en China entre 2008 – 2014 alcanzó, en promedio, 46% y durante el periodo de 1981 -2014 alcanzó un promedio de 41% lo que indica un porcentaje elevado dedicado a la producción de nuevos bienes y servicios. Estos niveles de inversión explican los altos niveles de crecimiento del PIB durante el período bajo análisis (Ver Tabla 3).
Las empresas estatales de producción (EPP) en su mayoría fueron catalogadas como ineficientes durante los años anteriores a la reforma y aún hoy en día - con exceso de trabajadores que reciben salarios y prestaciones por encima de la media nacional - y de baja o sin ninguna rentabilidad. Fueron y son controladas en cuatro niveles del gobierno, esto es, central, provincial, prefectura y/o condados, al igual que por el ejecutivo a través de los ministerios. Igualmente, llegó a captar 74,5 millones de trabajadores en 1978 incrementándose en los noventas a 112,6 millones, esto es, el 64,9% de la mano de obra urbana, y su participación de ingresos del gobierno 87% en 1978 y 71% en 1995, todo esto a pesar que han ido disminuyendo progresivamente por la reforma. Sin embargo, estas empresas por lo general estaban altamente endeudadas con los bancos nacionales, a pesar que dependían mayoritariamente el erario público recibiendo transferencias directas que no tenían que ser reembolsadas. Sin embargo, ya en 1988, sus deudas alcanzan casi la mitad del valor de sus bienes debido que después de la reforma empezaron a endeudarse significativamente con la banca pública. Las empresas estatales de producción industrial sumaban el 77,2 % en 1978, del total del sector industrial y dedicadas fundamentalmente a la industria básica pesada, por ejemplo el 79% metalurgia, 91% energía eléctrica, 95% pretróleo, 77% quimicos y hasta 1990 automóviles. En los años siguientes han disminuido significativamente representando el 29,5 % del total en 2007 (Fanjul; 2008). Las ganancias solo llegaron al 2% del PIB en 1995 con una tasa de retorno del 4%.
Es importante resaltar que muchas de estas empresas se convirtieron en compañías por acciones o joint venture y que proveen de insumos a las industrias ligeras. Por otro lado, las empresas colectivas representaron el 22% de la producción industrial en 1978, llegando a un 36% en la década de los noventa. Finalmente, las empresas individuales y otras no estatales producen en la actualidad más del 50% de la producción industrial de este país. Para finales de los noventa se contabilizaron 118 mil EEP, 1,4 millones de empresas colectivas, 56.880.200 de propiedad individual y 60.300 pertenecientes a otras categorías. Esto es significativo si se compara con países como Venezuela donde en 2008 habían tan solo 8 mil industrias ligeras.
Las Zonas Económicas Especiales, ZEE
Las zonas económicas especiales nacen a inicios de la década de los ochenta y fueron originalmente dirigidas a zonas geográficas específicas (zonas costeras primordialmente), a sectores específicos y hasta empresas puntuales. En 2016, la inversión extranjera tiene acceso prácticamente a toda China, sin embargo, se concentra mayoritariamente en la zona costera del país. Las ZEE fueron resultado de experimentos específicos para luego analizar sus resultados y aplicabilidad en otras regiones del país. Las ZEE son expresión del nuevo modelo de desarrollo que buscaba la modernización y crecimiento económico de China a través de atracción de capitales extranjeros, tecnologías de avanzada y mejores métodos de gestión sobre todo en el sector industrial-costero.
La apertura
El comercio exterior con anterioridad era considerado una actividad residual y estaba controlada totalmente por el Estado. La apertura y reforma, van a llevar las riendas del progreso adhiriéndose al mercado mundial en pleno auge de la globalización. Este comercio representó $20.600 millones en 1978, para el 2007 alcanzó la cifra de $2,7 billones, convirtiendo a China en la actualidad en uno de los principales actores económicos internacionales junto a EE.UU y Alemania. Las exportaciones chinas crecieron un promedio de 16% anual entre 1978 – 1998 en dólares norteamericanos. Destacándose las exportaciones manufacturadas que llegó a representar el 11,5% del total mundial (Ver Tabla 4)
La IED
La inversión extranjera directa (IED) que entró a China suma $770 mil millones, entre 1983 -2007 (Fanjul; 2008). Aún más, significativo si consideramos que la IED ingresada a China en 1982 fue de $430 millones, en 2014 alcanzó $289.097 millones (BM; 2016). Esto convirtió a China en el mayor receptor de IED que cualquier otro país en vías de desarrollo o emergente, donde existen más de 150 países que han invertido en China hasta la fecha. La entrada del país en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 ha reimpulsado la captación de IED. Ya a mediados de los noventa había más de 400 transnacionales operando en China, donde la IED se dedico principalmente a la industria, aunque a partir de 1999 se enfoca en el sector de servicios.
La apertura y reforma también tuvo un impacto significativo en las reservas internacionales de ese país. En 1981 acumula $10 mil millones y $3,9 billones en 2014 (Banco Mundial). Igualmente, las inversiones chinas en el exterior crecieron en los últimos años significativamente, enfocadas primordialmente en materias primas y recursos naturales en los países en vías de desarrollo y particular con América Latina (Ver Tablas 5 y 6).
Además, las inversiones chinas sumaban $2.500 millones en 2002, y contaron $18.600 millones en 2007. A partir de 2005, las inversiones chinas se propagaron agresivamente en todo el mundo, en particular en América Latina sumando casi $86 mil millones hasta 2013 (Ver Tabla 7) – la última área geográfica de acción de China.
El interés inmediato
de China está enfocado en mantener su crecimiento económico, construir una
sociedad “modestamente acomodada”,
acelerar el proceso de modernización y afianzar su papel de gran potencia
mundial. La aceleración de su
industrialización prevé potenciar la
estructura industrial, enfocados en el futuro inmediato en altas tecnologías y
apoyados por las industrias básicas y el estímulo especial al sector de
servicios. El crecimiento de la economía China interanual alcanzó el 6,1%,
donde la producción manufacturera incrementó un 7% en 2015. Igualmente, la
producción de las EEP creció 1,4% mientras las sociedades por acciones crecieron
un 7,3% y las empresas financiadas por IED alcanzaron un 3,7% ese mismo año. El
éxito de la apertura y reforma de la economía China ha llevado al actual
Presidente XI Jinping declarar en 2014 que “Debemos
apegarnos a la orientación de la reforma de la economía de mercado socialista,
promover la reforma de la mercantilización tanto en amplitud como en
profundidad, reducir la asignación directa del gobierno en las actividades
microeconómicas, acelerar el cultivo de un sistema de mercados unificados y abiertos
de competencia ordenada, establecer reglas de mercado equitativas, abiertas,
transparentes, entregar al mercado las actividades económicas que el
mecanismo de mercado pueden regular con
eficiencia, entregar a los mercados los asuntos que el gobierno no debe
administrar, y permitir que el mercado desempeñe plenamente su papel en todos
los dominios en lo que es capaz de hacerlo”.
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