Oswaldo J. Martínez H. Arquitecto. Docente investigador de la Escuela Venezolana de Planificación. Correo: ojmh74@gmail.com
La planificación en su teoría
conlleva conceptos fundamentales que parecen lógicos o intrínsecos al proceso
mismo de planificar, pero se tienden a pasar por alto muchas veces. Por ello se
requiere sintetizar estos conceptos sin los cuales metodológicamente un “plan”
no es tal.
Iniciaremos con el concepto de
planificación, del cual hay muchas definiciones, pero se citarán solo dos por
razones prácticas.
Una definición corta, pero clara y
precisa que dio Russell Ackoff en 1973, y que conlleva su esencia, expresa que
planificar es,
Concebir un futuro deseado así como los medios necesarios para
alcanzarlo (como se cita en Godet, 2000, pág. 3).
Otra definición más elaborada que
hace Carlos Matus, nos permite reflexionar un poco más sobre la profundidad de
la tarea de planificar,
Planificar significa pensar antes de actuar, pensar con
método, de manera sistemática; explicar posibilidades y analizar sus ventajas y
desventajas, proponerse objetivos, proyectarse hacia el futuro, porque lo que
puede o no ocurrir mañana decide si mis acciones de hoy son eficaces o
ineficaces. La planificación es la herramienta para pensar y crear el futuro.
Aporta la visión que traspasa la curva del camino y limita con la tierra virgen
aun no transitada y conquistada por el hombre, y con esa vista larga da soporte
a las decisiones de cada día, con los pies en el presente y el ojo en el
futuro (como se cita en Huertas, 1993, pág. 6).
Entonces se hace necesario para tener
un plan, que este sea pensado en términos de poder lograrlo, que se trabajen
todos los aspectos que nos permitan asegurar que los objetivos que planteamos
son realizables y podamos contar con lo necesario para realizarlo. En este
sentido, la planificación contiene dos aspectos que son imprescindibles, la
viabilidad y la direccionalidad.
Primero que todo, como condición sine
qua non la viabilidad, porque un plan que no es viable no es un plan, es una
lista de deseos, una lista de buenas intenciones, una lista de todo lo que nos
gustaría hacer pero sin disponer de lo necesario para su ejecución, por lo
menos en los lapsos planteados. En consecuencia, el “plan” no se podrá llevar a
cabo y terminaríamos realmente improvisando. Matus lo manifiesta perfectamente
en esta explicación,
Una ley, un decreto, un acuerdo..., son una orden. La
relación de esa orden con su cumplimiento es el centro del problema de la
planificación. La sola existencia de la orden y de que esta sea “racionalmente”
concebida, no supera su propia fuerza o debilidad, no allana los obstáculos que
se oponen a ella o le abre viabilidad, ni es una guía completa para la acción
práctica. La norma no es todavía un plan. El plan sólo surge cuando se diseña
la cadena de acciones necesarias para crear una alta probabilidad de éxito al
cumplimiento de la meta, y allí necesariamente se combinan hechos políticos y
hechos económicos capaces de producir una situación que conduzca al objetivo
señalado por la orden (Matus, 1980, pág. 27).
Muchas veces nos planteamos una
cadena de aspiraciones creyendo que son planes, pero planificar no es tan solo enunciar
lo que se quiere hacer, el centro del problema de la planificación es que
efectivamente se pueda ejecutar lo que queremos, nuestros deseos solo se
convierten en planes cuando identificamos todas y cada una de las acciones
necesarias que producen una alta probabilidad de cumplir lo que nos hemos
propuesto, solo en ese punto tenemos un plan. Este, como dice Matus, es el
centro del problema de la planificación, lo más importante.
Además, hay que darle direccionalidad
al plan, dado que planificar no es una actividad científica, un plan no contiene
la verdad, como señalamos anteriormente busca los medios más idóneos para
alcanzar los objetivos propuestos, de acuerdo a lo que nos resulta importante
alcanzar según nuestros valores, en consecuencia el plan busca la utilidad y en
este sentido es una tecnología,
Si la ciencia busca entender y explicar lo que ocurrió,
ocurre, o lo que ocurrirá para lograr la verdad, la tecnología más bien se
ocupa de averiguar lo que hay que hacer para alcanzar un desarrollo
determinado. Son tipos de conocimientos diferentes, por un lado la ciencia,
detrás de la verdad, por el otro, la tecnología, tratando de tener la
suficiente eficacia y eficiencia para ser útil. Verdad versus utilidad parecen
ser los términos contrapuestos que establecen una clara distinción entre la
ciencia por un lado, y la tecnología, por el otro (Giordani, 2017, pág. 50).
La información que utilizamos para
elaborar el plan puede provenir de datos científicos, como lo es la información
estadística, pero el plan en sí mismo no es una actividad científica, es una
herramienta tecnológica que nos permite ser eficaces y eficientes en la
consecución de los objetivos que nos hemos planteado. La forma de evaluar este
trabajo, es decir, medir continua y sistemáticamente en el tiempo los
resultados obtenidos y comparar esos resultados con los deseados, evaluar que
los objetivos que nos trazamos en el plan eran viables, que la dirección que se
le dio fue la correcta, que no era una lista de buenos deseos, sino que efectivamente
se configuró un plan, la forma de evaluar esto es a través de indicadores y metas.
Los indicadores son la unidad de medida de esos objetivos y las metas la
cuantificación en la escala del indicador, que necesariamente estarán atados a una
fecha de cumplimiento, porque donde no hay metas cualquier cosa se puede
plantear como un logro. Decía H. James Harrington que,
Si no puedes medir algo, no puedes entenderlo. Si no puedes
entenderlo, no puedes controlarlo. Si no puedes controlarlo, no puedes
mejorarlo (como se cita en Salazar, 2015).
ReferenciasGiordani, J. (2017). De la planificación imposible a la improvización permanente. Retos y desafíos de la planificación Bolivariana. Caracas, Venezuela: Lulu.
Godet, M. (2000). La Caja de Herramientas de la Prospectiva Estratégica. París, Francia: Gerpa.
Huertas, F. (1993). El método PES. Planificación Estratégica Situacional. Ecuador: Cereb - Altadir.
Matus, C. (1980). Planificación de Situaciones. México: Fondo de Cultura Económica.
Salazar, L. (2015). Gazafatonario IT. Recuperado el 2015, de http://www.gazafatonarioit.com/2015/04/sobre-medir-y-controlar-o-de-como-tom.html
Excelente!
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