Nuevos Valores Patrimoniales: “Aproximación a un Relato Vivido en San Isidro de Galipán”. Diónys Rivas Armas y Juan Piñango Contreras


 Artículo de investigación publicado en la Revista Sinopsis Educativa. Revista Venezolana de Investigación. Universidad Pedagógica Experimental Libertador Vicerrectorado de Investigación y Postgrado Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio Subdirección de Investigación y Postgrado. Caracas, año 18, Año Nº 18.2 ISSN: 1317 – 8687.
 
Diónys Cecilia Rivas Armas
Docente – Investigadora FEVP

Juan Piñango Contreras
Activista por los Derechos Humanos
Investigador sobre los aportes de las comunidades afrovenezolanas y afrolatinoamericanas
juanpiango@gmail.com

Resumen. Los nuevos valores patrimoniales constituyen una resignificación y reformulación del concepto de patrimonio, donde la dimensión inmaterial tiene fuerza a partir de la inmensidad y riqueza de la construcción social, por su incalculable valor generacional. Este ensayo producto de las entrevistas conversacionales con los habitantes de San Isidro de Galipán, ha pretendido explorar los nuevos valores patrimoniales expresados en: los testimonios espirituales y materiales de la identidad social, la creación de las tradiciones culturales, la pluralidad de las identidades, la relación especial con los sentimientos de las personas (admiración, respeto, amor), lo genuino y verdadero del pueblo y lo más importante la identificación de las personas que son depositarias y creadoras de las tradiciones que le dan valor, permanencia y reconocimiento colectivo a las manifestaciones patrimonializables. Presentaremos entonces, una muestra de esta experiencia centrada en los relatos de sus tesoros vivos que perpetúan la existencia y significación del pueblo de San Isidro de Galipán. De igual forma, se sustenta la experiencia investigativa con la triangulación como técnica de verificación entre lo expresado por los Galipaneros, la perspectiva como investigadores y los referentes teóricos sobre patrimonio cultural y la memoria, entre los que destacan Guillermo Bonfill Batalla, Nestor García Canclini y Maurice Halbwachs, a los fines de reafirmar la trascendencia histórica, la potencialidad local, el valor paisajístico y la belleza natural de San Isidro de Galipán como aporte a la sociedad del conocimiento desde la relatoría vivida de los actores.

Palabras Claves: Valores patrimoniales, San Isidro de Galipán, memoria y territorio.


INTRODUCCIÓN
Reflexiones Iniciales
     Reavivar y reactivar las huellas de la memoria colectiva implica dilucidar elementos espirituales y del alma de los seres humanos que emergen de la puesta en escena de un espacio de permanente diálogo, cohesión, tejido y comprensión de las “zonas de sentido” (espacio de inteligibilidad que permite seguir profundizando en las zonas de acción sobre la realidad), que interrogan al tiempo y espacio, donde se gesta. En defensa de este diálogo intercultural, como proyecto político y pedagógico que se construye desde la gente para la transformación crítica de las estructuras deshumanizadoras de la sociedad, más allá de la contemplación, la historia se construye y convierte en acervo para darle vida a las tradiciones y definir nuestra identidad. En este sentido, los elementos que a lo largo de la historia ha conservado un pueblo, y además, lo distingue e identifica, se convierten en su patrimonio cultural, ya que expresan el testimonio y la creación propia, vivida y sentida en colectivo. Como bien lo señala Rilla (2013): “El patrimonio es siempre un relato, un habla en el presente con huellas del pasado en busca de un sentido de pertenencia, tanto en el habla como las huellas están lejos de ser entidades inmateriales” (p. 3).
     El patrimonio como relato vivo expresado en la identidad, cultura, diversidad, memoria, autenticidad y en la singularidad de su gente y sus palabras, es el relato que vincula pasado-presente y que deseamos mostrar en este trabajo desde los testimonios recogidos en el pueblo de San Isidro de Galipán. Por tanto, los nuevos valores patrimoniales, serán reflejados en los relatos convertidos en frases, gestos, miradas y silencios de los tesoros vivos que nos cuentan la historia de Galipán como remembranza y escena de su pasado reciente, reflejado hoy y que teje el imaginario colectivo, donde la palabra mantiene viva la memoria y la memoria es el recuerdo escrito de una historia por contar y conocer en una montaña que mira el mar y la ciudad, como ombligo de vida que le da arraigo, pertenencia y territoriedad.

Conociendo el Pueblo de Galipán
     Este inmenso pueblo montañoso y con vista al mar, se encuentra plantado en la parte alta (ladera norte) del cerro El Ávila. Según la leyenda y tradición oral, Galipán debe su nombre a un Cacique o una tribu indígena, llamada “Galipa”, que formaba parte de la familia Caribe. De acuerdo a investigaciones históricas los Caribes poblaron las partes baja de la montaña El Ávila y se refugiaban en su gran verdor como resistencia contra las expediciones españolas emprendidas para conquistar el valle de Caracas entre 1.555 y 1.568. Vargas y Sanoja (2002), nos relatan: “La feroz resistencia de las tribus Caribes, comandadas por sus jefes guerreros Guaicaipuro, Paramaconi y Terepaima quienes controlaban el valle de Caracas y las montañas que lo rodean, imposibilitó la implantación de un asentamiento castellano estable hasta 1.568” (p.s/n).
     Otro relato, afirma que los primeros pobladores de estas tierras fueron inmigrantes de las Islas Canarias que llegaron entre 1.778-1.780 y progresivamente se convirtió en asentamiento de numerosos familias que principalmente ocuparon la parte alta de la montaña y hoy son los pueblos de San José y San Isidro de Galipán, los cuales se dedicaron a la agricultura, horticultura y floricultura: cultivo y comercialización de flores y frutas.
     Hoy San Isidro de Galipán, nombre en homenaje al patrono de los campesinos “San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol”, representa un atractivo turístico que se ha gestado desde la siembra de las experiencias identitarias y las dinámicas subjetivas de su gente. De acuerdo al Instituto de Investigaciones en Turismo de la Universidad Nacional de la Plata (2017): “los atractivos turísticos, no son atributos absolutos de un lugar sino que se construyen en gran medida en términos relacionales con la sociedad de origen de los turistas, a través de su imaginario, percepciones y concepciones” (p. 3).
     San Isidro, tiene una población de 350 familias y 2.500 galipaneros aproximadamente. Este pueblo que lucha por reivindicar su identidad, preservar su entorno ecológico y “respetar la línea de la montaña”, así lo expresa M. Cristina (fuente viva), está emergiendo como lugar donde los visitantes buscan desarrollar varias actividades como propuesta de destino accesible y de experiencia en conexión con la naturaleza. De esta manera, Galipán brinda al visitante el disfrute de espacios de comidas, posadas y lugares que buscan reafirmar la historia de la zona, por ejemplo: el merendero de San Isidro, la gruta de la Virgen la milagrosa, las ruinas de la casa del Dr. Knoche, la casa colonial “los venados”, el museo de las piedras marinas soñadoras, los cultivos de flores y eucaliptos, los miradores hacia Caracas y La Guaira. Y entre las leyendas más inspiradoras que han permanencia en la memoria oral, se destacan: La bruja del Ávila, la loca de la cueva, el cementerio de los indios, el picacho de Galipán, la quebrada de los perros, las momias del Dr. Knoche y los cuentos de Candelario.


Significación de los Nuevos Valores Patrimoniales
     Los nuevos valores patrimoniales ponen en escena la reformulación y reelaboración conceptual del patrimonio. Implica el reconocimiento de nuevas dimensiones, donde la territorialidad y la identidad han guiado la creación de nuevas significaciones desde las experiencias, tradiciones, valores históricos y actuales recreados por las comunidades. Estos valores han logrado permanecer en el tiempo, a través de la memoria y la oralidad, lo cual constituye la huella sensible y plausible que emanan sentimientos y emociones que son necesarios conservar y preservar como valor patrimonial, ya que representa, según el Centro Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales (2006): “un planteamiento interactivo que respeta la voz de las personas, su orgullo, su autoestima e identificación con la gestión del patrimonio (p. 18)”.
     Es importante señalar, que los nuevos valores patrimoniales, exploran las posibilidades de creaciones y acciones de la sociedad, que abrazan la búsqueda permanente de la identidad y territorialidad como bien social, espiritual y universal. Celia Martínez (2006), señala que el valor identitario que genera el patrimonio, “actúa como elemento generador de imagen y de identidad territorial… y puede contribuir a mejorar la calidad de vida de la población” (p. 352). Por tanto, el valorar el patrimonio cultural es una apropiación de acción colectiva, que potencia el territorio y aporta al desarrollo local de los pueblos comprometidos con su memoria y que expresan nuevas significaciones y valores a su mundo cotidiano.
     A continuación exploraremos la esencia de estos nuevos valores patrimoniales en el pueblo San Isidro de Galipán como territorio espiritual para estar, ser y sentir.

Expresiones de los Nuevos Valores Patrimoniales en el Pueblo de San Isidro de Galipán
     Los nuevos valores han dado fuerza al patrimonio inmaterial que busca recoger la riqueza de las manifestaciones culturales y las historias de los “tesoros vivos”, que son depositarios de las tradiciones que se eternizan en el tiempo a través de su memoria hablada y la transmisión de saberes de generación en generación, tomando como referencia a Rilla (2013): “todo está escrito en la memoria”.
     Desde los testimonios y experiencias relatadas por los tesoros vivos del pueblo de San Isidro Galipán, se manifiesta la existencia y persistencia de Nuevos Valores Patrimoniales de interesante interpretación y análisis.
     En cuanto a la identidad, tomaremos como referencia la significación del sentido de pertenencia que Olga Molano (2007), otorga a los rasgos culturales que comparten un grupo social, pues;
…la identidad está ligada a la historia y al patrimonio cultural. La identidad cultural no existe sin la memoria, sin la capacidad de reconocer el pasado, sin elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el futuro (p. 74).
     Sin duda, la identidad cultural, es la búsqueda o reconstrucción de una identidad territorial que expresa el origen, la memoria histórica y el deseo de arraigarse en un espacio para el equilibrio y cohesión social. La construcción de esta identidad es un valor patrimonial del pueblo de Galipán, quienes recuerdan parte de sus raíces e historia, como nos cuenta M. Denis (fuente viva): “somos descendientes de los canarios, los pobladores autóctonos”.
     El reconocimiento de esta historia conecta a los pobladores de Galipán con su territorio y la naturaleza, ya que el saber heredado de sus antepasados está representado en el uso y respeto a la tierra para su cultivo, supervivencia y armonía con la montaña. Identidad para el pueblo de San Isidro de Galipán son los valores heredados y compartidos del trabajo de la tierra y la cultura de la siembra, que ha permitido su supervivencia en la montaña y el intercambio de sus frutas, hortalizas y flores con otros pueblos y ciudades, para afianzar el gentilicio y arraigo de El Galipanero. Esta conexión identitaria se expresa en una emotiva frase del Sr. Arcanio Denis (fuente viva): “me quedo aquí en Galipán, aquí muero”.
     La diversidad cultural es un valor patrimonial compartido que se alimenta de forma continua de la influencia exterior, donde lo propio y lo ajeno se interrelacionan como proceso significativo de las relaciones humanas, para reencontrarse con su historia y recrear las tradiciones culturales desde la pluralidad de las identidades y la cohesión social que genera un modo de vivir que se reivindica frente a la diferencia y persistencia de lo común, hacia la creación de nuevos asientos culturales en un proceso de transculturación. Como lo señala Fernando Ortíz (1983): “Transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra… el proceso implica la pérdida o desarraigo de una cultura precedente… y significa la creación de nuevos fenómenos culturales…” (p. 88).
     Este proceso es visible en la culinaria local, donde persiste lo propio, lo ajeno y lo adecuado al clima y territorio para potenciar el valor turístico y paisajístico de la zona. Así nos lo relató el Sr. A. Denis (fuente viva):
Nuestra comida típica es el pabellón, el mondongo, la empanada, el vino que lo hace la Sra. de Guillermo Plaza y también lo hace la comadre Lucia, ella hace un vino especial. La bebida Galipanero, que es de aquí, el calentaito, típico de acá, eso lo están haciendo aquí. Piden el calentaito para el frío y para el cuerpo de uno. Se come mucho cochino. El pan de sándwich de pernil no es de aquí, lo trajo fue Irene Silva, el primer lugar donde se vendió, le decían la chivera y hoy es el merendero de Galipán.
     De igual manera, la memoria emerge como nuevo valor patrimonial, representada en los testimonios y sentimientos de las personas. La memoria individual y colectiva es el recuerdo vivo de la historia, que va forjando nuestra identidad y toma de conciencia de nuestros valores. La memoria es un ideal subjetivo que da valor y reconocimiento a las nociones de admiración, respeto y amor. Martínez (2006), considera que:
La memoria, entonces, no se basa en valores artísticos históricos, o culturales, sino que se relaciona especialmente con los sentimientos de los individuos y sus mecanismos psicológicos, convirtiéndose en una noción universal y, en ese sentido, acercándose al concepto de identidad cuando se aplica a la reflexión sobre los valores patrimoniales (p. 768-769).
     Partiendo de esta visión, lo que persiste en la memoria del Pueblo de Galipán, son los sentimientos vinculados a la familia. Permanece la esencia del compartir en torno al fogón (al fuego), que provee de calor familiar y alimenta el alma desde lo que emana el arte de la siembra y la agricultura. Los silencios, miradas y gestos de nostalgia es la respuesta inmediata de la memoria, es el recuerdo vivo que recorre, es la eternidad de la naturaleza y el fuego compartido en familia para crear la hallaca, la arepa y el sancocho a leña. Memoria es recordar nuestras raíces, para traer al presente nuestro pasado. M. Denis, nos dice: “La cocina familiar, la cocina de fogón la estamos retomando en el pueblo y ofreciendo a los visitantes” (fuente viva).
     La autenticidad como nuevo valor patrimonial, estimula a determinar lo que ha sido aceptado como genuino, legítimo y verdadero por un pueblo o una comunidad. Este reconocimiento permite establecer la originalidad de algo propio, con significación cultural desde las huellas que ha marcado en el transcurrir del tiempo. Para Martínez (2006), “La autenticidad viene a ser sinónimo de pureza y homogeneidad formal” (p. 801). Es importante señalar, que cuando algo logra ser auténtico es necesario conservarlo, protegerlo y defenderlo para su permanencia en el tiempo, ya que representa un símbolo de importante interpretación en el territorio. En el caso de Galipán las flores expresan una riqueza con singular distinción y de apropiación de la gente. Para M. Deni (fuente viva): “es propio de Galipán las flores, claveles, lirios y cala, por ella es conocido pacheco que bajaba a la Plaza Bolívar de Caracas para protegerse del frío y a vender sus flores”. Las flores de Galipán son Patrimonio Cultural de Caracas, declaradas en 1997, atendiendo a la permanencia en el tiempo tras un siglo de consustanciación con los caraqueños y caraqueñas.
     Es auténtico en el pueblo de Galipán, el vino artesanal “El Galipanero”, el cual tiene reconocimiento y valorización desde sus elementos estéticos (marca con representación de un caballo y un hombre con botas y sombrero) y espirituales (dedicación familiar a la producción y crianza del vino). Por otra parte, es importante destacar lo auténtico del poder de la tierra, el clima y el paisaje que hace único y genuino al pueblo de San Isidro de Galipán como refugio de su gente y muchos visitantes.

ESENCIA VIVA: EL ORGULLO DE SER GALIPANERO
     El pueblo de Galipán representa uno de los ejemplos de organización y participación social, cuya comunidad se ha erigido históricamente como defensores de su acervo cultural, siendo hoy una referencia de identidad local y autenticidad, razón por la cual se ha convertido en un lugar turístico por excelencia para quienes desde la ciudad capital desean explorar nuevas experiencias, más allá de las múltiples opciones disponibles en la ciudad de Caracas, la cual se encuentra a pocos minutos de la capital.
     Es así, como desde la ruralidad de un pueblo enclavado en la montaña, con vocación histórica a la agricultura y el cultivo de flores, principalmente, se muestra orgullosa de haber resistido a través del tiempo a la relación con la ciudad, esa que desde la comodidad que aparentemente ofrecen los espacios urbanos, no fue capaz de desplazar a los habitantes de Galipán, nada más que para ser asistidos en algún parto, enfermedad o para alguna transacción comercial con los frutos de sus cosechas.
     Si bien la cercanía con la ciudad de Caracas y la relación con la misma ha podido generar un proceso de identificación por parte de los habitantes de la comunidad como citadinos miembros de la urbe, lo que se observa es que más bien existe un distanciamiento con respecto a la identidad urbana, y a partir de la puesta en valor de los nuevos valores patrimoniales, esto es; la memoria histórica presente, la identidad y los elementos que recrean en el imaginario lo que fueron y son en el presente, así como la autenticidad, expresados en un discurso aunado a la hospitalidad y la cordialidad de su gente imprimen características que permite diferenciar al gentilicio de Galipán del resto de la ciudadanía en el marco de la venezolanidad.
     Así, los habitantes han sido capaces de crear y recrear un sistema cultural enmarcado en valores que han sido transmitidos de generación en generación,  valores que muestran la vigencia de una sociedad que se resiste a transitar hacia modelos de organización distintos, sin que ello deje de lado el diálogo con los procesos globales y nacionales.
     Es este el panorama que exhibe Galipán a través de sus habitantes, autoreconocidos como Galipaneros, descendientes de canarios, vinculados a la producción agrícola, a los caballos, al uso de fogón como espacio para la producción de alimentos y cohesión familiar, personas que son capaces de recibir a todo aquel que tenga a bien visitarlos, arraigados a valores espirituales que los comprometen con su esencia, esa esencia humana que los une pese a las diferencias ante cualquier eventualidad y  las vicisitudes que los aquejan como la tristeza que se hace presente con la muerte de algún miembro de la comunidad, la alegría del nacimiento de un nuevo integrante, las discusiones acaloradas por la organización de las festividades patronales, asuntos que sólo han servido para reforzar los lazos históricos y familiares, y que se resumen, al decir por los propios Galipaneros, sobre todo por parte de las generaciones de edad avanzada que se sienten orgullosos de ser Galipanero. 
     Entendiendo que los usos, representaciones, expresiones y conocimientos forman parte del patrimonio cultural inmaterial, se puede observar que los galipaneros han sido muy cuidadosos en la transmisión generacional de sus costumbres, los valores, prácticas espirituales y conocimientos vinculados a la agricultura y el cultivo de flores.
     Entre los responsables de estos procesos aún se encuentran liderando algunos miembros de la comunidad, quienes desde su nacimiento han permanecido en el ejercicio de las prácticas heredadas de sus madres, padres, ancestras y ancestros, quienes hasta este momento siguen luchando para que se mantengan vigentes en el seno de la comunidad.
     Estos personajes forman parte de los llamados Tesoros Vivos de Galipán. Una de las características esenciales de estos personajes es contribuir en la recreación de un sistema social que permita la pervivencia de los elementos culturales que han dado vida a la cotidianidad en la comunidad de Galipán desde sus inicios hasta ahora.
     Uno de esos retos, tal y como fue mencionado anteriormente, lo representa la búsqueda incesante de un equilibrio que permita la coexistencia de una comunidad basada en valores propios de cualquier comunidad rural al tiempo que mantiene lazos estrechos con elementos propios de los ámbitos urbanos, sin que ello interfiera en el estilo de vida, directamente, o ejerza fuerza de tal manera que los miembros de la comunidad decidan movilizarse hacia estos centros urbanos en la búsqueda del progreso prometido por la ciudad. Justamente es allí en donde los personajes históricos de la comunidad juegan un rol de vital importancia al mantener la memoria y sus prácticas presentes en el seno de la comunidad.
     Entre los tesoros vivos de Galipán se encuentra el señor Arcadio Denis, con toda una vida dedicada a la agricultura y la floricultura, y poco más de seis décadas de existencia, este personaje ejerce un rol importante en la comunidad, puesto que esta lo reconoce como una de las personas con más conocimientos sobre la historia de la localidad y es identificado a su vez como uno de los líderes. Al igual que el señor Arcadio Denis, también se destacan el famoso curandero “Candelario” conocedor de las historias de la comunidad y quien funge como guía espiritual, heredero de los conocimientos sobre el uso de hierbas con fines espirituales y de salud. Como no resaltar a María Aguilar, la partera y curandera de Galipán, en sus mágicas manos la mayoría de los Galipaneros llegaron al mundo. Así no los cuenta el Sr. A. Denis (fuente viva): “asistía los partos a todo Galipán, aunque se mudo para Caracas, venía a atender, venia para acá, con los carritos 4 cilindros”. Otros de los personajes son Argenis Denis, quien se destaca como vinicultor y Antonio González como floricultor, cada una de estas personas forman parte no sólo de la cadena productiva de la comunidad sino que además con su entrega al trabajo y su ejemplo contribuyen a preservar los valores que identifican a los galipaneros.
     Conocedores de técnicas y prácticas de vieja data, esenciales para la preservación de la comunidad y de su patrimonio cultural material e inmaterial, heredadas de sus ancestras y ancestros cuyos conocimientos esperan ser transmitidos a la generación de relevo estos personajes son identificados para los efectos de este ensayo como Tesoros Humanos Vivos de San Isidro de Galipán.

REFLEXIONES FINALES DE LA EXPERIENCIA CONVIVIDA
     A partir de la caracterización sobre los nuevos valores patrimoniales presentes en la comunidad de Galipán resultan importantes las siguientes reflexiones: 
-          En el pueblo de San Isidro de Galipán, los nuevos valores patrimoniales reflejan el arraigo, la apropiación de su territorialidad a partir de sus creaciones culturales, experiencia, usos y representaciones.
-          El paisaje, la tierra y la naturaleza representan el mayor patrimonio por conservar y preservar en el tiempo.
-          El pueblo de San Isidro de Galipán, es un atractivo con potencial, que emana valores patrimoniales, de importante interés turístico por parte de los visitantes, con reconocimiento de la comunidad local, valor paisajístico y belleza natural.
-          La espiritualidad representa un elemento de trascendente significación en los tesoros vivos del pueblo de San Isidro de Galipán, que edifica, construye y modela un paisaje cultural, territorial y humano que define la identidad con historia, el florecimiento de la diversidad frente a la diferencia y la exaltación de la riqueza de los tesoros vivos expresada en su quehacer cotidiano a través de la gentiliza, amabilidad, hospitalidad y amor a la tierra.
-          Más allá de las nuevas tendencias que intentan generar desarrollo a partir de las culturas de los pueblos es importante insistir en que los elementos culturales no deben ser instrumentalizados más que para impactar de forma positiva en la calidad de vida de los ciudadanos, por lo que la llamada mercantilización de las manifestaciones o prácticas culturales no debería ser un fin, ello ante el creciente número de personas que se desplazan, principalmente los fines de semana, a la comunidad de Galipán por turismo, por lo que la invitación es a que se logre un equilibrio que permita el desarrollo de un modelo bajo la perspectiva del desarrollo sostenible.

REFERENCIAS
Centro Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales - ICCROM. (2006). Boletín N° 32. Disponible en: https://www.iccrom.org. Consultado: 05 Octubre 2017.
Denis, A. (2017). Cuentos y Leyendas de Galipán. Tesoros vivos de Galipán. Fuente viva.
Denis, M. (2017). Historia de los Galipaneros. Tesoros vivos de Galipán. Fuente viva.
Martínez, C. (2006). El Patrimonio Cultural: los nuevos valores, tipos, finalidades y formas de organización. Tesis Doctoral. Granada. Editorial de la Universidad de Granada.
Molano, O. (2007). Identidad cultural un concepto que evoluciona. Bogotá: Revista Opera N° 7.
Ortiz, F. (1983). Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar. La Habana: Editorial Ciencias Sociales.
Rilla, J. (2013). Memorias y patrimonios del pasado reciente. Revista Memória em rede, Volumen 3, N° 9.
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Universidad Nacional de la Plata. (2017). Evaluación de atractivos para la identificación de nuevos productos turísticos. Caso de estúdio: Región Capital de la província de Buenos Aires (Documento en línea). Disponible en: https://econo.unlp.edu.ar. Consultado: 30 Septiembre 2017.


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