Afrodescendencia y Discapacidad: Explorando la simultaneidad de las opresiones múltiples de las mujeres (Aportes y Desafíos). Diónys Rivas Armas y Judith López Guevara
Diónys Cecilia Rivas Armas
Docente – Investigadora
Fundación Escuela Venezolana de Planificación
Judith López Guevara
Defensora de los Derechos Humanos
Frente de Mujeres Argelia Velásquez Carrizales
chinajulop@gmail.com
Resumen. El feminismo como praxis, proyecto
ético-político y pensamiento contrahegemónico de las mujeres, contra la
opresión, dominación y explotación que han sido objeto en el seno del
patriarcado, debe examinar las líneas de pensamiento en diálogo a las ideas
revolucionarias del sentir y deseos de las mujeres afrodescendientes y con
discapacidad, bajo el análisis crítico de la interseccionalidad etnia / clase /
sexualidad / género / diversidad funcional, para lograr develar otras
opresiones que se derivan de las relaciones sociales y la constante mutación de
las relaciones de poder de género. Considerando que la intersección de los
sistemas combinados de opresión y poder determinan y condicionan la posición
social, económica, cultural y política de las mujeres afrodescendientes y con
discapacidad. Por tanto, en este trabajo se
presentarán, algunas
presuposiciones analíticas y desafíos que deben incorporarse en la teoría
feminista desde las contradicciones sociales de las mujeres; y en especial la
trama compleja de opresión y subordinación que sufren las mujeres
afrodescendientes y con discapacidad.
Palabras
claves:
Feminismo, afrodescendencia, discapacidad e interseccionalidad.
“No basta
adaptarnos a una sociedad que cambia en la superficie
y
permanece idéntica en la raíz. No basta imitar los modelos que se nos proponen
y que son la respuesta a otras circunstancias
que las nuestras.
No basta
siquiera descubrir lo que somos. Hay que inventarnos”
Rosario Castellanos (1975)
Introducción
Desde la articulación del activismo
político a través del Frente de Mujeres “Argelia Velázquez Carrizales” y la
producción académica e investigativa, a partir de este trabajo, se pretenden presentar
algunas propuestas analíticas y desafíos teóricos donde el feminismo se nutra y
considere la pertenencia étnica de afrodescendencia y la condición de alguna
discapacidad desde una visión latinoamericana y caribeña. Para fundamentar la
propuesta se revisaron algunas publicaciones de mujeres investigadoras del tema
para dialogar con la experiencia académica y de la militancia de las autoras de
esta ponencia. Se revisaron algunos aspectos de la historia, como el origen,
sus luchas y las conquistas alcanzadas. Partiremos analizando brevemente el
comportamiento eurocéntrico, etnocéntrico y androcéntrico desde la lucha
feminista en siglos pasados, para luego revisar el surgimiento del pensamiento
feminista desde la región latinoamericana y caribeña. Conocer el devenir del
pensamiento feminista es de mucha importancia para poder visualizar el
desarrollo de los movimientos de mujeres en los siglos XIX y XX, las razones
del porqué se ha mantenido el sistema patriarcal durante el tiempo, cómo se ha
reproducido y mantiene su ideología dominante.
En esta dura lucha de visibilización y
desconstrucción es preciso contribuir con el proceso de elaborar teorías
feministas latinoamericanas y caribeñas de nuevo tipo, donde también se puedan
particularizar los casos de las mujeres negras. Esto exige una confluencia de
las tendencias descolonizadoras de la academia con el movimiento de mujeres desde
el seno de las poblaciones negras para conocer sus raíces, cómo vivencian los
procesos de colonización, cómo descubren las formas por las cuales se
inculcaron las creencias religiosas impuestas por los colonizadores cuando
borraron lo aprendido en el acervo cultural autóctono de las dominadas y
dominados para inculcar lo impuesto, donde la iglesia obligó a las poblaciones
originarias del Abya Yala y las esclavizadas africanas a dejar sus propios
creencias por la vía de la fuerza descarnada, obligándolas a asumir la cultura
occidental europeizante de allí la necesidad de reconstruir los propios
saberes, haceres y sentires orientados a la transformación de lo existente,
porque se considera éticamente injusto e inequitativo.
El enfoque de la relación de género con la
diferencia funcional o la presencia de alguna discapacidad coloca en la mira
del conocimiento las particularidades que se construyen en las relaciones de
dominación que parten del ser mujer, tener la piel negra y una diversidad
funcional que genera necesidades o adaptaciones para vivir en el mundo que son
invisibilizadas, rechazadas o excluidas, conduciendo a la concentración en
estas personas de altos niveles de inequidad social, derivando en una
aborrecible discriminación sobre la discriminación.
En este sentido, proponemos la necesidad
de los encuentros de los saberes y haceres de los pobres y las pobres
dominados, las explotadas y explotados, mujeres blancas, negras, indias,
mestizas, para construir juntas y juntos un movimiento insurgente y
revolucionario, que no sólo consiste en interpretar el mundo del machismo y el
capitalismo, sino que nos dediquemos a transformar esta realidad inaceptable
juntos: mujeres y hombres sin distingo de etnia, género y clase social.
Reflexiones críticas sobre los Feminismos
El feminismo es el pensamiento crítico que
cuestiona el poder patriarcal, propone y conduce cambios desde la acción
colectiva y militancia política frente a la trama compleja de relaciones
sociales de dominación y opresión derivadas del género. Desde esta mirada, para
Alba Carosio (2010):
El
feminismo (o los feminismos), es un conjunto de pensamiento crítico y acción
política que se opone a visiones del mundo que excluyen la experiencia de las
mujeres, su invisibilización o inferiorización, implica la participación de las
mujeres como sujetas de derechos y con el valor de la crítica a la jerarquía, y
batalla por cambios culturales, normativos, simbólicos y lógico-políticos (p.
14).
Considerando al feminismo como idea,
espacio de lucha y filosofía política, que a partir del siglo XVIII propone
cambios ideológicos, intelectuales y afectivos contra la opresión y para la
transformación social, desde este trabajo se explorarán los aportes de las
feministas negras[1],
latinoamericanas y caribeñas, que en su esencia han mostrado una crítica
histórica y personal al poder patriarcal. De igual manera, es importante rescatar
de estas feministas sus reflexiones críticas e incluyentes sobre la producción
del conocimiento para una epistemología feminista y la dimensión política de
las categorías teóricas construidas para el análisis de las vidas de las
mujeres desde el feminismo hegemónico, blanco y eurocentrista.
Para iniciar este análisis es interesante
revisar la visión de la feminista caribeña Eudine Barriteau (2007), en relación
a la necesidad de generar nuevos conocimientos desde las complejas realidades
de la vida cotidiana caribeña. Al respecto enfatiza:
(..)
las teóricas feministas se muestran bastante proclives a discernir sobre los
parámetros de exclusión en los que se mueve la producción de conocimiento
hegemónico, tienden a reproducir estás prácticas de exclusión mediante el
establecimiento de nuevas generalizaciones y a través de las realidades que
eligen investigar para mostrar esas reivindicaciones en el ámbito del
conocimiento (p. 3).
Esta idea es compartida por la
investigadora dominicana Ochy Curiel (2009), quien propone la descolonización
como propuesta epistemológica y práctica política para visualizar las
propuestas de las feministas de la región que han construido un pensamiento
propio desde la autonomía y la radicalidad. Esta perspectiva articula la raza,
la etnia, la clase y la sexualidad como pilares centrales para la
“descolonización del feminismo”. La activista lésbico-feminista y antirracista
señala:
Si
entendemos el feminismo como toda lucha de mujeres que se oponen al
patriarcado, tendríamos que construir su genealogía considerando la historia de
muchas mujeres en muchos lugares-tiempos. Este es para mí uno de los principales
gestos éticos y políticos de descolonización en el feminismo: retomar distintas
historias, poco o casi nunca contadas (p. 1).
En este sentido, la descolonización es un concepto para la autorepresentación
discursiva y una práctica feminista para el reconocimiento de otros imaginarios
de “ser mujer” que aportan como teoría política y filosofía práctica a la
consolidación de otros feminismos basados en la autonomía, geografía, historia
y cultura de las mujeres. Esta visión permite identificar las condiciones que
han impedido históricamente que se construya una práctica feminista desde
nuestra propia trayectoria, pluralidad y diversidad como posición política.
Para Curiel (2009), la descolonización: “atraviesa el pensamiento y la acción
individual y colectiva, nuestros imaginarios, nuestros cuerpos, nuestras
sexualidades, nuestras formas de actuar y de ser en el mundo y que crea una especie
de cimarronaje intelectual, de
prácticas sociales” (p. 3).
Aproximación a la
“Interseccionalidad”
Por otra parte, es importante el análisis
del concepto de “interseccionalidad”, para determinar y condicionar los
sistemas combinados de opresión y las desigualdades entrecruzadas en las
relaciones de poder. Este concepto fue originalmente establecido por la
afroestadounidense Kimberlé Crenshaw a fines de la década de los ochenta y lo
acuñará formalmente en el marco de su desempeño como abogada defensora de un
grupo de trabajadoras negras de la compañía General Motors, con el objetivo de
resaltar la invisibilidad jurídica de las múltiples dimensiones de opresión que
estas mujeres recibían por parte de la gerencia de la compañía. Según
Valdivieso (2014): “esta aproximación nos permite visibilizar la forma como los
sistemas de poder con base en género, raza, clase y sexualidad se apoyan
mutuamente para producir exclusión, opresión y subordinación” (p. 28).
Coherentemente, Patricia Hill Collins
(2000), una de las representantes más destacadas del feminismo negro, desde su
lectura filosófica, considera que: “la interseccionalidad requiere abordar
cuestiones tanto macrosociológicas como microsociológicas”. Los procesos
microsociales se generan en la articulación de opresiones estructuradas desde
las desigualdades sociales individuales y los fenómenos macrosociales es cuando
están implicados en los sistemas de poder en la producción, organización y
mantenimiento de las desigualdades, lo que la autora define “interlocking
systems of oppression” (sistemas de enclavamiento de opresión).
Sin duda, todas estas posturas reconocen
las confluencia de voces y miradas de las mujeres que se encontraban al margen
del activismo feminista dominante, que de acuerdo a la investigadora mexicana
María del Pilar Cruz Pérez (2013), han dado paso a: “los nuevos feminismos que
sostienen que el género, al igual que la edad, la clase, la raza, la etnia o la
discapacidad son construidas socialmente, fruto de mecanismos discursivos y de
poder que interactúan y generan identidades complejas” (p. 57) y por tanto han
visibilizado la diversidad de condiciones y necesidades de las mujeres para
enunciar sus experiencias e imaginarios en relación a la autonomía de sus
cuerpos, sexualidad y procesos reproductivos frente a las prácticas de control,
sometimiento y victimización permanente. Cruz (2013) destaca:
La
discapacidad es una de estas condiciones corporales que, al articularse con el
género, supone formas específicas de vivirse y significar experiencias, en
particular las relacionadas con el control de la sexualidad, el cuerpo y la
reproducción, las cuales al ser ignoradas por el discurso y las investigaciones
feministas y de género, hacen de sus análisis propuestas parciales e incompletas
(p.58)
De esta manera, esbozaremos algunas presuposiciones
analíticas y desafíos que deben incorporarse en la teoría feminista desde las
contradicciones sociales de las mujeres; y en especial la trama compleja de
opresión y subordinación que sufren las mujeres
afrodescendientes y con discapacidad, víctimas de la colonialidad del
género[2] y del poder[3]. Haremos referencia a
cinco (5) cuestiones relevantes para el reconocimiento de la diversidad y
condiciones de las mujeres afro y con discapacidad; a saber: “Identidad,
autonomía, género, raza y clase social”.
Aportes y
preocupaciones desde nuestras mentalidades, emocionalidades y subjetividades:
1.
Problematizar la condición de etnia (raza)
y diversidad funcional (discapacidad), ya que complejizan las demás relaciones
sociales de poder, dominación, opresión y revelan las jerarquías de poder implícitas
en las relaciones patriarcales y estereotipos de género.
2.
Considerar la intersección de las
múltiples identidades desde las complejas realidades de la vida cotidiana,
experiencias y necesidades de las mujeres afrodescendientes y con discapacidad,
considerando las particularidades del territorio y corporalidad (lugar de ser y
estar). En afinidad Gargallo (2006) afirma: “El cuerpo es el enclave de muchas
determinaciones, no sólo el sexo, sino también los rasgos étnicos, el color, la
edad, la discapacidad física, que la revisión feminista considera de modo no
esencialista” (p. 93). El cuerpo se convierte en existencia que determina el
ser en el mundo y una condición para el accionar de manera consciente en los
territorios sociales. Para Merleu-Ponty: “el cuerpo viviente que reelabora en
cada experiencia los significados individuales y culturales”[4] (p.89).
3.
Reflejar las experiencias y especificidad
de las vidas de las mujeres afrodescendientes y con discapacidad para promover
un activismo social coherente y de vanguardia frente a una teoría feminista
hegemónica. Además, considerar la fragilidad y la vulnerabilidad de la
organización y consolidación de los movimientos de mujeres afro y con
discapacidad.
4.
Impulsar la articulación del activismo
político y la producción intelectual feminista en compromiso con el
cuestionamiento del poder en las relaciones sociales que sujetan a las mujeres
afrodescendientes y con discapacidad para redefinir y resituar sus preocupaciones
y emotividades.
5.
Desmontar los discursos feministas que
pretenden una homogeneidad de las experiencias de las mujeres sin considerar la
condición y subjetividad de las mujeres “negras”, afrodescendientes y con
discapacidad. Es urgente nuevos enfoques y metodologías feministas que
visualicen la especificidad de las vidas de las mujeres afro y con discapacidad,
pongan de manifiesto el racismo, sometimiento, las políticas de exclusión y
dominación.
6.
Insistir en la discusión sobre las esferas
públicas y privadas desde la perspectiva de raza y discapacidad, lo que implica
reconfigurar la significación del hogar y sus espacios de intimidad, el cual se
convierte en un refugio físico y psíquico desde las prácticas de opresión y
discriminación en el entorno externo, que viven las mujeres afro y con
discapacidad.
7.
Reivindicar la lucha por la liberación
sexual y disfrute del cuerpo de las mujeres afrodescendientes y con
discapacidad, en cuanto al acceso a métodos anticonceptivos, que les permitan
relaciones sexuales libres y gozar de autonomía en cuanto a decisiones de su
cuerpo, maternidad, sexualidad y parejas sexuales. Se imponen estrategias de
biopoder, que pretenden controlar y regular sus cuerpos y sexualidad.
8.
Construir la genealogía del feminismo, “considerando
la historia de todas las mujeres en muchos lugares-tiempos” (Curiel, 2009) con
intereses, deseos y preocupaciones diversas. Reflexionar sobre el lugar de
enunciación de las mujeres afrodescendientes y con discapacidad como principio
ético.
9. Reconstruir
y re-significar el concepto hegemónico “mujer”. Al respecto Valdivieso (2014)
expresa:
El
concepto universal mujer dejó hace mucho de representarnos. Tenemos diferencias
de clase social, lugar de vida, somos viejas, jóvenes, indígenas, negras,
lesbianas, mestizas, etc., y aunque nos articulamos y tenemos asuntos
estratégicos que nos interesan a todas, tenemos también objetivos y situaciones
sociales distintas, que se evidenciaron cuando la hegemonía de la mujer blanca,
heterosexual, de clase media, con educación formal y de vida urbana, empezó a
ser resistida y disputada por otros grupos (p. 26).
10.
Interpretar las identidades y los procesos
políticos como algo orgánico, fluido, interdependiente, dinámico e histórico.
Considerando que esta dimensión política proviene directamente de la propia
identidad. “Lo personal es político” (Millet) y lo personal también es
cultural. Insistir en que nuestras narrativas, testimonios, experiencias y
lenguaje tienen repercusiones tanto cultural como política.
11.
Crear espacios de diálogo con las
masculinidades: Incorporar como estrategia política inclusiva, la lucha con los
hombres negros, afrodescendientes y con discapacidad. Para reforzar esta idea
es interesante enfatizar los principios del “Feminismo Comunitario” desde la
voz de la indígena Aymara boliviana Julieta Paredes (2010): “No queremos
pensarnos frente a los hombres, sino pensarnos mujeres y hombres en relación a
la comunidad” (p. 79). Además, rescatamos lo expresado en el Manifiesto Rio
Combahee River (Declaración Negra Feminista, 1977), que cuestiona el
separatismo lesbiano y el fraccionamiento de las mujeres blancas como
estrategia política y propone una estrategia más inclusiva que permita a las
mujeres negras luchar junto con los hombres negros: “Luchamos juntas con los
hombres Negros contra el racismo, mientras también luchamos con hombres Negros
sobre el sexismo” (p. 6).
12.
Dialogar desde la interseccionalidad (enfoque
localizado y contextualizado), para revelar las experiencias sustancialmente
diferentes, las identidades múltiples, los diferentes tipos de discriminación y
vivencias de opresión que sufren las mujeres.
Frente a estos aportes, reivindicamos las
posibilidades de construcción de la autonomía
de las mujeres afrodescendientes y con discapacidad frente a la
precarización de sus condiciones materiales de vida (salud, educación, trabajo
y vivienda, entre otras). Esta autonomía de las mujeres se edifica desde tres
(3) pilares: económica, física y en la toma de decisiones (política), que deben
ser comprendidos en conjunto, de manera articulada, dado que poseen un carácter
multidimensional. Pues, la autonomía económica se fortalece al tiempo que las
mujeres conquistan más autonomía física o en la toma de decisiones y viceversa.
Cuando las mujeres logran superar los límites del poder de elección sobre su
vida sexual y reproductiva, y tomar decisiones en relación a su cuerpo, las
mujeres tienen más posibilidades de una vida libre de violencia, lograr independencia
económica y una actuación más plena en la vida pública, en los espacios de la política
y también en el ámbito privado.
Como bien lo señala, Gargallo (2006),
reconocernos y confrontarnos forma parte de lo utópico, incluyente y crítico del
pensamiento latinoamericano, para una regeneración permanente de las ideas
feministas en el deseo de saber y saberse desde sí: “Nombraron sus cuerpos, los
llenaron de significados a la luz del descubrimiento del valor político de la
experiencia vivida, expresaron sus deseos, se escucharon en la voz de otras,
politizaron la sexualidad y criticaron el lenguaje y sus categorías
conceptuales” (p. 117).
Algunas Ideas Finales:
Desde las ideas y aportes de las
feministas latinoamericanas, caribeñas, negras, afrodescendientes, autónomas,
comunitarias, indígenas: Alba Carosio, Ochy Curiel, María Lugones, Violet Eudine
Barriteau, Francesca Gargallo, Patricia Hill Collins, Julieta Paredes, entre
otras, las mujeres como coalición orgánica debemos: Revitalizar la propuesta
emancipatoria del feminismo descolonial, que supere la visión etnocéntrica, eurocéntrica
y androcéntrica, dando lugar a las expresiones, deseos, creaciones y acciones
de todas “las voces”, partiendo de nuestro reconocimiento como mujeres dentro
de nuestras diversidades, particularidades, significaciones, narrativas,
territorialidades y corporalidades.
Por tanto, implica abrir espacios de
discusión y reflexión con nuestros propios discursos, experiencias, prácticas y
aportes feministas que cuestionen una teoría feminista hegemónica y la
deconstrucción de la teoría feminista occidental. Como lo señala Magdalena
Valdivieso (2014): “a desarrollar un feminismo del sur, a dialogar con las
feministas de las naciones originarias, a escuchar otras narrativas” (p. 28) y
así articular estrategias de resistencia, hacia la reivindicación de nuestra “identidad
política y cultural”[5].
Las luchas de las mujeres, pasa por el
reconocimiento de las formas particulares de opresión por razones de raza y
discapacidad que se ponen de manifiesto en la vida cotidiana y se interconectan
con las perspectivas de clase, género y sexo. La resistencia y lucha de las mujeres afrodescendientes y con discapacidad
alimentan un feminismo pluricultural[6], diverso, descolonial y contrahegemónico
frente al culto estético de socialización del cuerpo para el placer, la
procreación, la mercantilización y la cosificación.
Apostamos a la construcción de un pensamiento
feminista propio de acuerdo a nuestras experiencias concretas: imaginarios, estéticas,
sexualidades y formas de actuar de mujeres distintas y atravesadas por
múltiples diferencias. Desafiamos a la revisión del “feminismo disidente”[7], que agrupa a las mujeres
que hemos sido excluidas de los espacios tradicionales.
Referencias Bibliográficas:
Barriteau, V. (2011). Aportaciones del feminismo negro al
pensamiento feminista: una perspectiva caribeña. Barbados: Boletín ECOS N°
14. Disponible en: www.fuhem.es/cip-ecosocial.
Consultado el 28 de Octubre 2019.
Castellanos, R. (1975). El Eterno Femenino. México: Fondo de Cultura
Económica.
Cruz, M. (2013). Teoría feminista y discapacidad: un
complicado encuentro en torno al cuerpo. México: Revista de investigación y
divulgación sobre los estudios de género. Número 12. Época 2. Año 19. En: http://bvirtual.ucol.mx/descargables/484_teoria_feminista_discapacidad_51-72.pdf.
Consultado el 29 de Octubre de 2019.
Curiel, O. (2009). Descolonizando el Feminismo: Una perspectiva
desde América Latina y El Caribe. Argentina: Ponencia en el Primer Coloquio
Latinoamericano sobre praxis y pensamiento feminista. Grupo Latinoamericano de
estudios, formación y acción feminista (GLEFAS) y el Instituto de Género de la
Universidad de Buenos Aires.
Curiel, O., Falquet, J. y Masson,
S., (Eds.). (2005). Feminismos disidentes
en América Latina y el Caribe. Nouvelles Questions Féministes, 24, 2.
Declaración de la Colectiva del Río
Combahee (1977). Manifiesto Río Combahee River. Una declaración Negra
Feminista.
Gargallo, F. (2006). Ideas Feministas Latinoamericanas.
Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana.
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New York: Routledge.
Paredes,
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comunitario. La
Paz: Comunidad Mujeres Creando Comunidad.
Lugones, M. (2011). Hacia un Feminismo Descolonial. Nueva
York: Revista La manzana de la discordia. Volumen 6, N° 2. Binghampton
University.
Valdivieso, M. (2014). Otros tiempos y otros feminismos en América
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cambio civilizatorio. Caracas: CELARG, CLACSO y CEM-UCV. Pp. 23-38.
Vargas,
I. y Carosio, A. (2010). Feminismo y Socialismo. Caracas:
Editorial El perro y la rana.
[1] La identidad
política de las mujeres negras y afrodescendientes suele expresarse de
distintas maneras. Entendiendo que los términos “mujeres negras” y “mujeres
afrodescendientes”, aunque no sean los únicos posibles son los que pueden
definir los diversos procesos de construcción identitaria de estas mujeres.
[2]
De acuerdo al análisis de la investigadora María Lugones (2011): “la
colonialidad del género sigue estando entre nosotros; es lo que yace en la
intersección de género/clase/raza como constructos centrales del sistema de
poder del mundo capitalista” (p. 109).
[3]
Aníbal Quijano (1991): “entiende la colonialidad del poder como la forma
específica que toman la dominación y la explotación en la constitución del
sistema mundial capitalista del poder. Se refiere a: la clasificación de las
poblaciones del mundo en términos de razas—la racialización de las relaciones
entre colonizadores y colonizados”.
[4]
En Gargallo,
F. (2006). Ideas Feministas
Latinoamericanas. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana.
[5] Crítica a la
universalidad, a lo general, a lo monolítico, a lo etnocéntrico y
heterocéntrico, legados de la modernidad y colonización.
[6] Afianzando la idea
de Gargallo (2006): “no quisimos instaurar el multiculturalismo, sino informar
a la cultura de nuestra diferencia, volverla plural, esto es, finalmente
universal” (p. 26).
[7] Para Ochy Curiel,
Sabine Masson, Jules Falquet (2005): “disidencia es entendida como un
cuestionamiento a un pensamiento único y
universalizable de feminismo que no considera sistemas de opresión
articulados como son el racismo, la heterosexualidad obligatoria, el clasismo y
el neoliberalismo” (p. 6).
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