Mirar la pandemia desde las medicinas naturales y terapias complementarias. Parte II. Javier Nouel

Dr. Javier Nouel. Educador, naturópata, promotor cultural. Docente  investigador de la FEVP. Responsable de la mesa de comunidad del Congreso Permanente de Medicinas Naturales y Terapias Complementarias. Tutor de la Comunidad Terapéutica de Aprendizaje de la Unidad de Terapias Complementarias del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.



Introducción
Las Medicinas Naturales y Terapias Complementarias (MNTC) conciben el fenómeno salud-enfermedad de manera diferente a la medicina alopática convencional, lo cual significa que pueden trabajar juntas desde sus diferencias complementándose mutuamente, no en conflicto, como lo reconoce la OMS (2013).
La medicina alopática proviene del enfoque científico occidental que en sus bases epistemológicas aún persisten ciertos rasgos mecanicistas, fragmentarios y reduccionistas; aunque han venido cambiando hacia miradas integrales, integrativas y complejas.
Por otra parte las MNTC, en las que se engloban distintos enfoques y tradiciones, en general se aprecian miradas integrales, integrativas y holísticas, que enriquecen la mirada del fenómeno salud-enfermedad en particular en lo referente a la pandemia decretada por la OMS en el 2020 que han generado repercusiones y acciones geopolíticas nunca antes vistas en la historia de la humanidad. El caso chino es interesante, ya que la Medicina Tradicional China (MTC) está incorporado en el sistema nacional de salud del gigante asiático, y ha sido utilizada ampliamente para tratar casos de pacientes que presentan el Síndrome Agudo Respiratorio (SAR) asociado al Covid-19. De hecho, la comisión china que visitó al país en abril del 2020, contaba con especialistas en MTC.
Lamentablemente, la coyuntura actual del Covid-19 evidencia un retroceso en los avances de las nuevas visiones de la realidad donde se ha impuesto una mirada epidemiológica reduccionista en aras de la seguridad lo que ha generado en gran medida un caos global sin precedente alguno.
La tesis de estos artículos es que mirar la pandemia desde otros enfoques, en este caso desde las MNTC, nos ayudarán a comprender de forma crítica, integral e integrativa, la coyuntura en la que está buen aparte de la humanidad para generar acciones de resolución sin efectos colaterales devastadores y que permitan entender el fenómeno de la pandemia desde una mirada integral, integrativa, crítica y no reduccionista como se ha impuesto en buena parte del planeta, para aprovechar los saberes y recursos locales con el cual afrontar la pandemia, así como para que en nuevas oportunidades, podamos actuar desde miradas más seguras, menos alarmistas y apocalípticas.
El artículo finaliza con una propuesta de protocolo integral e integrativo que acepte la diversidad de enfoques de MNTC que, en diálogo con la salud convencional, permita afrontar la coyuntura aprovechando los saberes y recursos locales, generando un avance en medio de cada coyuntura.

Para leer la primera parte, hacer clic aquí

Fragmentación e hiperespecialización
El pensamiento moderno de donde surge el paradigma científico hegemónico que como afirma Edgar Morin ha aportado mucho a la humanidad, contiene en sí una inteligencia ciega, en tanto al ser tan fragmentario, se dificulta entender el mundo de forma integral (Morin, 2007:29); por el contrario, se impone una mirada en la que se separa el mundo en parcelas aisladas.
Esta separación se evidencia en la salud cuando la medicina alopática separa al organismo en tejidos, órganos y sistemas, de los cuales surgen las especializaciones: neumonólogo (sistema respiratorio), inmunólogo (sistema inmunológico), cardiólogo (sistema cardiovascular), etc.
La hiperespecialización es descrita por Morin como una fragmentación tan acentuada, que imposibilita ver la realidad en su complejidad. Podemos observar esta tendencia cuando la medicina alopática convencional crea parcelas (especialidades) en la que se imposibilita entender el fenómeno salud-enfermedad en su visión compleja, reduciendo el interés de sus disciplinas a una mirada reduccionista y mecanicista fragmentando a su vez el organismo humano en sistemas, como si estos estuvieran separados y trabajaran de forma independiente; separando a su vez al organismo humano de su entorno social y cultural, así como de su territorio y ambiente, generando una falsa idea universalista, muy abstracta, alejada de la realidad.
Para las MNTC cada organismo es único en el que interactúan dimensiones ambientales, culturales, sociales, económicas, políticas, espirituales (en el sentido amplio). De esta manera, no podemos ver el fenómeno salud enfermedad basada en los síntomas, que son categorizados en nombres de enfermedades; por el contrario, más allá de categorías abstractas, se debe comprender las particularidades de cada organismo, vinculada a su entorno social y ambiental; de esta comprensión surge la acción sanadora tanto en lo individual como en lo colectivo.

Ejemplo de la fragmentación durante la pandemia del 2020
Un ejemplo interesante sobre la fragmentación y la hiperespecialización es que actualmente, en el marco de la pandemia del 2020, no se habla de la diferencia del comportamiento del virus en las zonas tropicales y las regiones templadas del Norte, al menos desde diciembre del 2019 hasta abril del 2020 y que de hecho, al tratarse de un síndrome respiratorio, era de esperarse que encontremos diferencias nada despreciables que significarían una contextualización de la emergencia mucha más científica y mesurada. Hasta el momento nada indica que el comportamiento del síndrome agudo respiratorio asociado al Covid-19 será diferente al de otros coronavirus con respecto a la latitud geográfica.
El argumento oficial de la OMS que he conseguido por la web es que al ser una cepa nueva de un coronavirus la organización no puede predecir cómo se comportará el virus. Pero la verdad tampoco hay argumentos para esperar un comportamiento diferente más allá de lo rápido del contagio. La medida de la alarma es “preventiva”, para que los países tomen todas las medidas y no bajen la guardia por estar en una región donde los síndromes respiratorios agudos son menos frecuentes y graves.

El error en la lectura de las estadísticas desde una mirada fragmentaria y reduccionista
La epidemiología, que es una de las áreas más transdisiciplinarias de las ciencias de la salud al cruzarse con las ciencias sociales, se presenta hoy insuficiente y abstracta para comprender el fenómeno que vive la humanidad. Se presenta insuficiente precisamente porque es abstracta. ¿Qué significa que es abstracta? Significa que los supuestos teóricos reduccionistas se presentan como realidades, imponiéndose por sobre la realidad compleja, en tanto no distingue con suficiente énfasis el comportamiento de la pandemia según los contextos ambientales y culturales, y expone una idea irreal en donde el comportamiento del virus no depende de los factores contextuales.
Por otra parte, la epidemiología considera las estadísticas oficiales relacionadas a número de infectados, porcentajes de letalidad, o elementos como números de camas en un país, todo lo cual es fundamental, pero no considera con suficiente énfasis factores culturales, político económicos, ambientales entre otros, que puedan estar relacionados no solo al fenómeno de salud en sí, sino también a la respuesta social, política, mediática, económica que acarrea decretar una pandemia y no solo en lo referente al punto de vista macroeconómico que es el mayor énfasis en una sociedad mercantilizada, sino incluso, en lo referente a conflictos sociales, bélicos, a la respuesta de pánico social e institucional (caso Ecuador) y a la misma interpretación social que se da al decreto de la OMS, o a los efectos en la salud psicológica y emocional de los pueblos que serán incalculables en parte porque es difícil de medir, así como porque se le da poco énfasis en el enfoque convencional.

Mecanicismo y reduccionismo
Por otra parte, la episteme moderna es mecanicista, en tanto, sigue considerando al cuerpo humano como una máquina muy compleja; de hecho, Heriberto González Méndez y Tivisay Molina (2008) nos relatan cómo se sigue hablando de “mecanismos” a pesar de que la mirada del organismo como una máquina muy compleja data de hace varios siglos atrás.

¿Cuál es la consecuencia del mecanicismo que interesa observar en nuestro contexto? 
Una de las consecuencias certeras del mecanicismo es la de reducir el fenómeno salud-enfermedad a aspectos mecánicos del organismo, minimizando otros aspectos incluso ambientales, psicoemocionales, culturales e iatrogénicos. Recordemos que los efectos iatrogénicos son los daños producidos por los tratamientos médicos como operaciones o consumo de fármacos lo cual ya es un problema de salud público mundial que es registrado en buena parte del planeta. Es bien sabido que la dependencia de fármacos sobre todo en enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) que son hoy el principal padecimiento de la humanidad genera efectos incluso en el debilitamiento intraorgánico lo que hace más vulnerable al paciente y sociedades a enfermedades contagiosas.

Incapacidad de ver las diferencias en función del ambiente
Insistimos que la actual pandemia evidencia el problema de la mirada mecanicista fragmentaria, ya que, por ejemplo, no se distingue los niveles de contagio o letalidad del Covid19 en función de las diferencias ambientales, por decir, los países templados del Norte que salen de los períodos fríos de gripes estacionales, o en el trópico, donde las gripes y enfermedades respiratorias asociadas a los coronavirus tienen un comportamiento diferente, menos letal y menos contagioso. Si realizamos un ejercicio distinguiendo estadísticas del comportamiento de la pandemia por la latitud en el planeta, encontraríamos diferencias fundamentales entre los países del norte, que están saliendo de los períodos fríos, cuyas poblaciones están más vulnerables a enfermedades infecciosas y a síndromes respiratorios, y los países del trópico, que año tras año las gripes y enfermedades respiratorios son menos agresivas ya que en general los climas son cálidos. Pero por algunos motivos, entre ellos de enfoque de salud (y probablemente de intereses), se homogeniza el virus como si se fuese a comportar igual en todo el planeta, lo cual es un sin sentido, llenando a la humanidad de terror lo que muchas veces genera pánico social y un mal manejo político institucional con lamentables consecuencias que ya estamos presenciando (caso Ecuador).
Por otra parte, en función al tema ambiental, es de resaltar que los Síndromes Agudos Respiratorios (SAR) no son exclusivos al coronavirus. Estos síndromes están asociados a una gran cantidad de agentes patógenos, pero también a la contaminación ambiental. En este sentido cabrían preguntas lógicas: ¿cuál es la situación de ciudades como Wuhan con respecto a la contaminación ambiental que esté asociado a los SAR? ¿Las enfermedades respiratorias son frecuentes en los territorios donde ha habido un impacto importante de la pandemia? No hacer estas preguntas significa no visualizar con suficiente énfasis estos factores lo que nos llevan a un enfoque reduccionista y fragmentario que no ayuda a manejar la situación y alimentan el pánico.

Incapacidad de ver las diferencias en función de lo cultural (estilo de vida y alimentación)
Existen otras diferencias importantísimas relacionadas no solo a características demográficas como la prevalencia de adultos mayores (caso Bérgamo) a lo que se le da demasiada importancia. Otras diferencias son las culturas, que conlleva diferentes estilos de vida y alimentación. Y cuando la mediática habla de diferencias culturales lo hace de forma racista, como por ejemplo, recalcando lo incivilizado de los chinos por comer animales exóticos, o lo indisciplinados de los españoles e italianos, lo cual en definitiva habla más de prejuicios étnicos que de asuntos epidemiológicos, ya que invisibiliza en la mirada reduccionista diferentes factores que pueden ayudarnos a entender mejor cada situación.
En sociedades industrializadas, como lo reconoce la OPS (2015), la alimentación basada en productos procesados y ultraprocesados impactan negativamente en la salud de los pueblos haciéndolos más vulnerables a Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT). Estas enfermedades, por su carácter multicausal y complejo, es difícil de  abordar por la salud alopática significando el límite de su accionar generando una crisis de paradigma (Molina y González-Méndez, 2008: 28; Pollak-Eltz, 2001: 15; Bhat, 1998:10). Desde las MNTC se hace un importante énfasis en la alimentación natural y el impacto de los alimentos procesados y ultraprocesados en la salud, incluso en la vulnerabilidad antes enfermedades infecciosas (Bhat, 1985,1998, 2006; Bracho 1995, Molina, y González-Méndez, 2008).
Muchos de los alimentos que se recomiendan a pacientes, adultos mayores y a niños son clasificados hoy por la OPS como alimentos ultraprocesados, como lo son las merengadas proteicas para adultos mayores o para infantes, “cereales” industriales, barras energéticas, complementos alimenticios, entre otros.
Este factor debe ser muy bien considerado para entender el comportamiento de la pandemia en los distintos lugares, sobre todo en las ciudades donde ha habido un gran impacto, por lo que se debe incorporar en el análisis de la situación de la pandemia en cada territorio.

Incapacidad de ver las diferencias en función de lo político y económico (privatización y modelo neoliberal en la salud)
La epidemiología convencional hace poco énfasis en aspectos políticos y económicos relacionados a las características de los sistemas sanitarios en cada país y región que, por ejemplo, en base a la ideología neoliberal, han sido sistemáticamente privatizados. Por el contrario, la idea subyacente es que lo ocurrido en Italia o España podría ocurrir en todo el planeta, lo cual es un error básico ya que es imposible de que el virus se comporte de la misma manera en todos lados si entendemos el fenómeno desde las MNTC.
En gran medida, lo ocurrido en Italia y España podría estar asociado al desmantelamiento de los sistemas de salud, en las olas de privatizaciones de los últimos año; lo propio en Nueva York (recordemos las polémicas referente al ineficiente sistema de salud privativo del gigante del Norte). Las consecuencias de las privatizaciones son muy complejas, que van desde una fragmentación de sistemas de salud difíciles de articular en coyunturas y emergencias, a diferencia de los manejados por el Estado, incluso se trata de dificultades administrativas para la fabricación y distribución de insumos (caso Estado Unidos), para el financiamiento y transferencia de recursos financieros, y por su puesto en lo referente al acceso costoso y excluyente a los servicios de salud más elementales, incluyendo al tema funerario.
A diferencia de lo que se comunica en la coyuntura mundial, lo que hay que entender es que siempre habrá diferencia en el comportamiento de una epidemia por múltiples factores más allá del etario. Nuevamente el argumento que han esgrimido voceros oficiales de la OMS es que nada de esto se dice lo suficiente para que ningún país baje la guardia. Pensar que el virus se comportará igual en todo el planeta es mecanicista, reduccionista y peligrosamente ingenuo, sobre todo por la forma en que gobiernos del mundo y la mediática interpretan la pandemia que se convierte en acción y más caos y pánico global, y que en este momento se está convirtiendo en un elemento más que acentúa la amenaza de guerra contra Venezuela.
Insistimos, la salud es un fenómeno complejo que no solo atañe a lo orgánico individual, y si consideramos el tema epidemiológico, es decir a la salud colectiva, la mirada debe ser crítica e integral-integrativa (holística).

Relación enfermedad-agente patógeno
La salud alopática o convencional desde su saber reduccionista le da mucha más importancia al agente patógeno, en este caso el virus, que al organismo como sistema. Todo se vuelca a atacar a los agentes patógenos como virus, hongos y bacterias. El conocimiento de la microbiología ha sido grandiosa y nos ha permitido conocer y entender el comportamiento de microorganismos y su relación con la enfermedad; sin embargo, en las ciencias de la salud convencionales, al partir de una epistemología reduccionista y mecanicista, reduce la multicausalidad y multidimensionalidad a pocas variables e invisibilizan muchos otros factores relacionados al fenómeno salud-enfermedad (Molina y González-Méndez, 2008: 27; Bracho, 1995: 92).
Para las MNTC en el fenómeno salud-enfermedad, lo más  importante no es el agente patógeno; por el contrario, se concibe como un fenómeno multicausal y multifactorial. Desde esta mirada, el agente patógeno deja de ser el protagonista, y el foco se dirige al estilo de vida y alimentación de los pueblos, lo que está relacionado a dimensiones variadas como la ambiental, la cultural, la social, la económica incluso la política. El agente patógeno indudablemente sigue estando allí, pero la enfermedad no depende exclusivamente de este.
Considerar lo epidemiológico desde una mirada multicausal y multidimensional nos prepararía mejor en esta coyuntura, y nos permite tomar las mejores decisiones y acciones para contrarrestar no solo los efectos biológicos, sino emocionales y espirituales de los pueblos, así como entender los aspectos geopolíticos detrás de un fenómeno que no es exclusivamente del campo de la medicina, sino que tiene aristas comunicacionales y culturales, así como políticas, que incluso han sido más determinantes en las decisiones y acciones globales.

El virus no es la enfermedad
Esta mirada multicausal y multifactorial permite explicar muy bien por qué, por ejemplo, muchas personas, cuyo porcentaje es difícil de estimar, serán portadores asintomáticos del virus; pero no enferman. Es decir que la enfermedad no es el virus, aunque lo podamos asociar a este. La enfermedad en caso de la pandemia actual es el Síndrome Agudo Respiratorio (SAR) que se identifica por un conjunto de síntomas que afectan el sistema respiratorio. De hecho, del 100% de las personas diagnosticadas como portadoras del Covid-19 y que presentan síntomas, 80% se presentan síntomas muy leves; para el 20% se presentan síntomas del SAR, y para entre 1 a 5% es letal, lo cual depende del lugar del planeta donde se encuentre y que está asociado a personas con enfermedades crónicas de base.
Otro dato interesante, es que existen muchos tipos de SAR asociados a otros agentes patógenos diferentes al Covid-19. Insistimos: el virus no es la enfermedad, aunque lo podamos asociar a este. Este hecho es fundamental.
Para las MNTC esto se explica de forma muy sencilla: la enfermedad se produce por debilitamiento del organismo, y este se produce por un inadecuado estilo de vida y alimentación que incluso lo hace más vulnerable a enfermedades infecto contagiosas. El estilo de vida y alimentación están enmarcados en la cultura de una sociedad, así como a factores políticos, económicos y sociales y en las formas que una sociedad se vincula a su ambiente.
Estos elementos sociales, culturales, políticos, emocionales y ambientales son distintos en todo el planeta, y en los distintos momentos del año, por lo que es lógico que el fenómeno se identifique no desde una mirada homogeneizante y abstracta, es decir, concibiendo que el virus se comportará igual  en todos lados durante todo el año, a menos que el virus “mute”, lo que representa una vez más la mirada enfocada en el agente patógeno y no en la multicausalidad y multidimensionalidad del fenómeno salud-enfermedad y de la vida en general.
Sobre la mutación de los virus hay que apuntar que eso ocurre con mucha más frecuencia que los políticos, la mediática y la opinión pública parece entender; así mismo, la transmisión de virus de animales a seres humanos (zoogénesis) es también muy común. Esto es importante recalcar ya que la mediática y los sectores políticos informan e interpretan de forma distorsionada el fenómeno desde prejuicios étnicos, teorías de conspiración y titulares alarmistas, usando estos argumentos como si se tratara de aberraciones de la naturaleza o de grupos humanos que coloca como inferiores, salvajes o bárbaros.

La pandemia como interpretación social
Todo lo antes descrito nos permite entender que la pandemia es, más que un elemento biológico, epidemiológico, médico, se trata de un fenómeno geopolítico, comunicacional, cultural, y que más allá del problema del virus y la enfermedad, está en cómo la sociedad globalizada interpreta un evento y lo etiqueta como una pandemia.
Otra pregunta de rigor sería cómo esta situación genera reacciones políticas, económicas, financieras incluso bélicas, como en el caso de Venezuela, donde el gobierno de los Estados Unidos ha aprovechado la coyuntura para aumentar la presión psicológica y el bloqueo criminal contra todo un pueblo.

¿Cómo apoyar desde las MNTC en este contexto?
Entender la diferencia entre el enfoque mecanicista y reduccionista aún imperante y la mirada integral e integrativa nos permite comprender qué hacer y cómo podemos apoyar en el contexto desde las MNTC. De lo contrario, trataremos de utilizar a las MNTC desde las mismas lógicas reduccionistas, mecanicistas y fragmentarias de la medicina convencional, buscando una planta medicinal o un conjunto de ellas que ataquen al virus, cuando las lógicas de las MNTC es distinta: no se trata de atacar al virus, sino de fortalecer la vida, comprendiendo al fenómeno salud-enfermedad desde la multicausalidad y multidimensionalidad de la realidad.
A continuación presento algunas propuestas concretas:
1.-No esperar recetas a manera de fármacos o antibióticos. Los virus no son organismos vivos como bacterias o parásitos a los que atacar con antibióticos. En la alopatía los antirretrovirales funcionan desde otra perspectiva distinta a los antibióticos, y en las MNTC la lógica también es distinta, lo cual puede ser la ayuda que requiere el sistema convencional de salud y que es incapaz de dar por su visión reduccionista, mecanicista y fragmentaria.
2.-Las MNTC ofrecen en primer lugar un enfoque integral e integrativo para entender de forma profunda el fenómeno geopolítico, comunicacional y epidemiológico desmitificando visiones reduccionistas, mecanicistas y fragmentarias. Hoy en día se evidencia las limitaciones de las medicinas alopáticas para trabajar en este contexto, en parte por lo expuesto en este artículo.
3.-Las MNTC brindan una visión integral de la salud, por lo que no se trata solo de plantas medicinales que sustituyan fármacos, se trata de un sistema que brinda tranquilidad, paz y sabiduría en el medio de la emergencia, al tiempo que aporta soluciones concretas desde saberes y recursos locales diversos, que no se pueden universalizar, por el contrario, de lo que se trata es de aprovechar en cada región lo que se tenga para tratar en lo preventivo (mejorar estilo de vida y alimentación), y en lo curativo aprovechando los recursos locales disponibles como plantas, minerales y elementos como agua, sol, tierra, entre otros.

Propuesta de protocolo general desde las MNTC partiendo de la diversidad y de los recursos locales
1.-Prevención. Impulsar estilos de vida y alimentación saludable incluyendo el manejo emocional, la comprensión de la vida y el fenómeno salud-enfermedad desde una mirada integral e integrativa, no fragmentaria, ni reduccionista, partiendo de lo colectivo sobre lo individual; lo socio cultural por sobre lo biológico individualizado, y lo ambiental por sobre lo mecanicista.
2.-Diagnosticar en caso de enfermedad. Apoyado con la medicina alopática, identificar no solo la enfermedad, sino el cuadro integral, integrativo, multicausal, considerando estilo de vida y alimentación, cultura, sistema de creencia, manejo emocional y de la información, ambiente y recursos territoriales, saberes, entre otros. Es decir, usar la mirada sistémica. En el caso de casos graves, remitir al sistema de salud alopático y trabajar en conjunto a las MNTC.
3.-Informar amorosamente equilibrando lo emocional. Esto aplica en lo individual y colectivo. Una vez reconocida la enfermedad y todos los factores asociados, dar la mejor información de forma equilibrada, no alarmista ni punitiva, ni amenzante, para generar los cambios integrales que lleven a la sanación. Equilibrar lo emocional es fundamental para evitar una situación de pánico que es desastroso en la salud individual pero sobre todo en lo colectivo.
4.-Identificar recursos locales y saberes sanadores, aprovechando alimentos naturales producidos y accesibles del territorio, plantas medicinales, sol, agua, arcillas, así como saberes diversos de enfoques de salud como la naturopatía, las medicinas tradicionales indígenas y criollas (mestizas), la medicina tradicional china, la ayurveda, el naturismo, entre otros, que en diálogo con los saberes científicos y la capacidad de aceptación de los pueblos, den el marco interpretativo integral e integrativo con el cual actuar sin “alopatizar” las medicinas naturales, es decir, superando la mirada reduccionista, mecanicista y fragmentaria de la medicina alopática covencional. Esto incluye técnicas de relajación, meditación, oración, ejercicios psico físicos, yoga, tai chi, ejercicios de respiración, contacto con la naturaleza, jardinería, acupuntura, digitopuntura, entre muchas otras. Esto incluye también el impulso a la producción local.
5.-Seguimiento. Se requiere hacer seguimiento hasta conseguir la sanación. Este seguimiento es colectivo no individualista, es comunitario y transformador.
6.-Multiplicación. Los cambios logrados en la emergencia deben ser mantenidos y multiplicados para ayudar en la transformación social, la integración ambiental, y la generación de culturas ecosocialistas que ayuden a la salvación de la especie humana como reza el objetivo histórico número 5 del Plan de la Patria. De esta forma, lograremos que cada coyuntura sea la llama necesaria para lograr los avances más importantes de la humanidad.

Referencias
Bhat, Keshava (1985). Herbolario Tropical: una manera sencilla de vivir mejor. Caracas: Ediciones Vivir Mejor.
Bhat, Keshava (1998). Good bye to Ruling Scientific Model, Proposal for a New Science. Caracas: Ediciones Vivir Mejor.
Bhat, Keshava (2006). Las Bases del Naturismo. Caracas: Ediciones Vivir Mejor.
Bracho, Frank (1995). Del Materialismo al Bienestar Integral. El imperativo de una nueva civilización. Caracas: Ediciones Vivir Mejor.
Morin, Edgar (2007). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Editorial Gedisa.
Organización Mundial de la Salud (2013). Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023. Ginebra: Organización Mundial de la Salud. Disponible:http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/95008/1/9789243506098_spa.pdf [Consulta: 2020, febrero 09]
Organización Panamericana de la Salud (2015). Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas. Washintong D.C: Organización Panamericana de la Salud. Disponible en: http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000718cnt-2015-11_obesidad_OMS.pdf [Consulta: 2016, junio 14]

Pollak-Eltz, Angelina (2001). La Medicina Tradicional Venezolana. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.

Comentarios

  1. Excelente Dr. Javier, muchas gracias por esta completa información. Soy Janeth Ivimas

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