Dr. Javier Nouel. Educador, naturópata, promotor cultural. Docente investigador de la FEVP. Responsable de la mesa de comunidad del Congreso Permanente de Medicinas Naturales y Terapias Complementarias. Tutor de la Comunidad Terapéutica de Aprendizaje de la Unidad de Terapias Complementarias del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.
Introducción
Las Medicinas Naturales y
Terapias Complementarias (MNTC) conciben el fenómeno salud-enfermedad de manera
diferente a la medicina alopática convencional, lo cual significa que pueden
trabajar juntas desde sus diferencias complementándose mutuamente, no en
conflicto, como lo reconoce la OMS (2013).
La medicina alopática proviene
del enfoque científico occidental que en sus bases epistemológicas aún persisten
ciertos rasgos mecanicistas, fragmentarios y reduccionistas; aunque han venido
cambiando hacia miradas integrales, integrativas y complejas.
Por otra parte las MNTC, en
las que se engloban distintos enfoques y tradiciones, en general se aprecian
miradas integrales, integrativas y holísticas, que enriquecen la mirada del
fenómeno salud-enfermedad en particular en lo referente a la pandemia decretada
por la OMS en el 2020 que han generado repercusiones y acciones geopolíticas
nunca antes vistas en la historia de la humanidad. El caso chino es
interesante, ya que la Medicina Tradicional China (MTC) está incorporado en el
sistema nacional de salud del gigante asiático, y ha sido utilizada ampliamente para tratar casos de
pacientes que presentan el Síndrome Agudo Respiratorio (SAR) asociado al
Covid-19. De hecho, la comisión china que visitó al país en abril del 2020,
contaba con especialistas en MTC.
Lamentablemente, la coyuntura
actual del Covid-19 evidencia un retroceso en los avances de las nuevas visiones
de la realidad donde se ha impuesto una mirada epidemiológica reduccionista en
aras de la seguridad lo que ha generado en gran medida un caos global sin
precedente alguno.
La tesis de estos artículos es
que mirar la pandemia desde otros enfoques, en este caso desde las MNTC, nos
ayudarán a comprender de forma crítica, integral e integrativa, la coyuntura en
la que está buen aparte de la humanidad para generar acciones de resolución sin
efectos colaterales devastadores y que permitan entender el fenómeno de la
pandemia desde una mirada integral, integrativa, crítica y no reduccionista
como se ha impuesto en buena parte del planeta, para aprovechar los saberes y
recursos locales con el cual afrontar la pandemia, así como para que en nuevas
oportunidades, podamos actuar desde miradas más seguras, menos alarmistas y
apocalípticas.
El artículo finaliza con una
propuesta de protocolo integral e integrativo que acepte la diversidad de
enfoques de MNTC que, en diálogo con la salud convencional, permita afrontar la
coyuntura aprovechando los saberes y recursos locales, generando un avance en
medio de cada coyuntura.
Para leer la primera parte, hacer clic aquí
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Fragmentación
e hiperespecialización
El pensamiento moderno de
donde surge el paradigma científico hegemónico que como afirma Edgar Morin ha
aportado mucho a la humanidad, contiene en sí una inteligencia ciega, en
tanto al ser tan fragmentario, se dificulta entender el mundo de forma integral
(Morin, 2007:29); por el contrario, se impone una mirada en la que se separa el
mundo en parcelas aisladas.
Esta separación se evidencia
en la salud cuando la medicina alopática separa al organismo en tejidos,
órganos y sistemas, de los cuales surgen las especializaciones: neumonólogo
(sistema respiratorio), inmunólogo (sistema inmunológico), cardiólogo (sistema
cardiovascular), etc.
La hiperespecialización es
descrita por Morin como una fragmentación tan acentuada, que imposibilita ver la
realidad en su complejidad. Podemos observar esta tendencia cuando la medicina
alopática convencional crea parcelas (especialidades) en la que se imposibilita
entender el fenómeno salud-enfermedad en su visión compleja, reduciendo el
interés de sus disciplinas a una mirada reduccionista y mecanicista
fragmentando a su vez el organismo humano en sistemas, como si estos estuvieran
separados y trabajaran de forma independiente; separando a su vez al organismo
humano de su entorno social y cultural, así como de su territorio y ambiente,
generando una falsa idea universalista, muy abstracta, alejada de la realidad.
Para las MNTC cada organismo
es único en el que interactúan dimensiones ambientales, culturales, sociales,
económicas, políticas, espirituales (en el sentido amplio). De esta manera, no
podemos ver el fenómeno salud enfermedad basada en los síntomas, que son
categorizados en nombres de enfermedades; por el contrario, más allá de
categorías abstractas, se debe comprender las particularidades de cada
organismo, vinculada a su entorno social y ambiental; de esta comprensión surge
la acción sanadora tanto en lo individual como en lo colectivo.
Ejemplo de la fragmentación durante la pandemia del 2020
Un ejemplo interesante sobre
la fragmentación y la hiperespecialización es que actualmente, en el marco de
la pandemia del 2020, no se habla de la diferencia del comportamiento del virus en las
zonas tropicales y las regiones templadas del Norte, al menos desde diciembre
del 2019 hasta abril del 2020 y que de hecho, al tratarse de un síndrome
respiratorio, era de esperarse que encontremos diferencias nada despreciables
que significarían una contextualización de la emergencia mucha más científica y
mesurada. Hasta el momento nada indica que el comportamiento del síndrome agudo
respiratorio asociado al Covid-19 será diferente al de otros coronavirus con
respecto a la latitud geográfica.
El argumento oficial de la OMS
que he conseguido por la web es que al ser una cepa nueva de un coronavirus la
organización no puede predecir cómo se comportará el virus. Pero la verdad
tampoco hay argumentos para esperar un comportamiento diferente más allá de lo
rápido del contagio. La medida de la alarma es “preventiva”, para que los
países tomen todas las medidas y no bajen la guardia por estar en una región
donde los síndromes respiratorios agudos son menos frecuentes y graves.
El error en la lectura de las estadísticas desde una mirada fragmentaria y reduccionista
La epidemiología, que es una
de las áreas más transdisiciplinarias de las ciencias de la salud al cruzarse
con las ciencias sociales, se presenta hoy insuficiente y abstracta para
comprender el fenómeno que vive la humanidad. Se presenta insuficiente
precisamente porque es abstracta. ¿Qué significa que es abstracta? Significa
que los supuestos teóricos reduccionistas se presentan como realidades,
imponiéndose por sobre la realidad compleja, en tanto no distingue con
suficiente énfasis el comportamiento de la pandemia según los contextos
ambientales y culturales, y expone una idea irreal en donde el comportamiento
del virus no depende de los factores contextuales.
Por otra parte, la
epidemiología considera las estadísticas oficiales relacionadas a número de
infectados, porcentajes de letalidad, o elementos como números de camas en un
país, todo lo cual es fundamental, pero no considera con suficiente énfasis factores
culturales, político económicos, ambientales entre otros, que puedan estar
relacionados no solo al fenómeno de salud en sí, sino también a la respuesta
social, política, mediática, económica que acarrea decretar una pandemia y no
solo en lo referente al punto de vista macroeconómico que es el mayor énfasis
en una sociedad mercantilizada, sino incluso, en lo referente a conflictos
sociales, bélicos, a la respuesta de pánico social e institucional (caso
Ecuador) y a la misma interpretación social que se da al decreto de la OMS, o a
los efectos en la salud psicológica y emocional de los pueblos que serán
incalculables en parte porque es difícil de medir, así como porque se le da
poco énfasis en el enfoque convencional.
Mecanicismo y reduccionismo
Por otra parte, la episteme
moderna es mecanicista, en tanto, sigue considerando al cuerpo humano como una
máquina muy compleja; de hecho, Heriberto González Méndez y Tivisay Molina (2008)
nos relatan cómo se sigue hablando de “mecanismos” a pesar de que la mirada del
organismo como una máquina muy compleja data de hace varios siglos atrás.
¿Cuál es la consecuencia del mecanicismo que interesa observar en nuestro contexto?
Una de las consecuencias
certeras del mecanicismo es la de reducir el fenómeno salud-enfermedad a
aspectos mecánicos del organismo, minimizando otros aspectos incluso
ambientales, psicoemocionales, culturales e iatrogénicos. Recordemos que los
efectos iatrogénicos son los daños producidos por los tratamientos médicos como
operaciones o consumo de fármacos lo cual ya es un problema de salud público
mundial que es registrado en buena parte del planeta. Es bien sabido que la
dependencia de fármacos sobre todo en enfermedades crónicas no transmisibles
(ECNT) que son hoy el principal padecimiento de la humanidad genera efectos
incluso en el debilitamiento intraorgánico lo que hace más vulnerable al
paciente y sociedades a enfermedades contagiosas.
Incapacidad de ver las diferencias en función del ambiente
Insistimos que la actual
pandemia evidencia el problema de la mirada mecanicista fragmentaria, ya que, por
ejemplo, no se distingue los niveles de contagio o letalidad del Covid19 en
función de las diferencias ambientales, por decir, los países templados del
Norte que salen de los períodos fríos de gripes estacionales, o en el trópico,
donde las gripes y enfermedades respiratorias asociadas a los coronavirus tienen
un comportamiento diferente, menos letal y menos contagioso. Si realizamos un
ejercicio distinguiendo estadísticas del comportamiento de la pandemia por la
latitud en el planeta, encontraríamos diferencias fundamentales entre los
países del norte, que están saliendo de los períodos fríos, cuyas poblaciones
están más vulnerables a enfermedades infecciosas y a síndromes respiratorios, y
los países del trópico, que año tras año las gripes y enfermedades
respiratorios son menos agresivas ya que en general los climas son cálidos.
Pero por algunos motivos, entre ellos de enfoque de salud (y probablemente de
intereses), se homogeniza el virus como si se fuese a comportar igual en todo
el planeta, lo cual es un sin sentido, llenando a la humanidad de terror lo que
muchas veces genera pánico social y un mal manejo político institucional con
lamentables consecuencias que ya estamos presenciando (caso Ecuador).
Por otra parte, en función al
tema ambiental, es de resaltar que los Síndromes Agudos Respiratorios (SAR) no
son exclusivos al coronavirus. Estos síndromes están asociados a una gran
cantidad de agentes patógenos, pero también a la contaminación ambiental. En este
sentido cabrían preguntas lógicas: ¿cuál es la situación de ciudades como Wuhan
con respecto a la contaminación ambiental que esté asociado a los SAR? ¿Las
enfermedades respiratorias son frecuentes en los territorios donde ha habido un
impacto importante de la pandemia? No hacer estas preguntas significa no visualizar
con suficiente énfasis estos factores lo que nos llevan a un enfoque
reduccionista y fragmentario que no ayuda a manejar la situación y alimentan el
pánico.
Incapacidad de ver las diferencias en función de lo cultural (estilo de vida y alimentación)
Existen otras diferencias
importantísimas relacionadas no solo a características demográficas como la
prevalencia de adultos mayores (caso Bérgamo) a lo que se le da demasiada
importancia. Otras diferencias son las culturas, que conlleva diferentes estilos
de vida y alimentación. Y cuando la mediática habla de diferencias culturales
lo hace de forma racista, como por ejemplo, recalcando lo incivilizado de los
chinos por comer animales exóticos, o lo indisciplinados de los españoles e
italianos, lo cual en definitiva habla más de prejuicios étnicos que de asuntos
epidemiológicos, ya que invisibiliza en la mirada reduccionista diferentes
factores que pueden ayudarnos a entender mejor cada situación.
En sociedades
industrializadas, como lo reconoce la OPS (2015), la alimentación basada en
productos procesados y ultraprocesados impactan negativamente en la salud de
los pueblos haciéndolos más vulnerables a Enfermedades Crónicas No Transmisibles
(ECNT). Estas enfermedades, por su carácter multicausal y complejo, es difícil
de abordar por la salud alopática
significando el límite de su accionar generando una crisis de paradigma (Molina
y González-Méndez, 2008: 28; Pollak-Eltz, 2001: 15; Bhat, 1998:10). Desde las
MNTC se hace un importante énfasis en la alimentación natural y el impacto de
los alimentos procesados y ultraprocesados en la salud, incluso en la
vulnerabilidad antes enfermedades infecciosas (Bhat, 1985,1998, 2006; Bracho
1995, Molina, y González-Méndez, 2008).
Muchos de los alimentos que se
recomiendan a pacientes, adultos mayores y a niños son clasificados hoy por la
OPS como alimentos ultraprocesados, como lo son las merengadas proteicas para
adultos mayores o para infantes, “cereales” industriales, barras energéticas,
complementos alimenticios, entre otros.
Este factor debe ser muy bien
considerado para entender el comportamiento de la pandemia en los distintos
lugares, sobre todo en las ciudades donde ha habido un gran impacto, por lo que
se debe incorporar en el análisis de la situación de la pandemia en cada
territorio.
Incapacidad de ver las diferencias en función de lo político y económico (privatización y modelo neoliberal en la salud)
La epidemiología convencional
hace poco énfasis en aspectos políticos y económicos relacionados a las
características de los sistemas sanitarios en cada país y región que, por
ejemplo, en base a la ideología neoliberal, han sido sistemáticamente
privatizados. Por el contrario, la idea subyacente es que lo ocurrido en Italia
o España podría ocurrir en todo el planeta, lo cual es un error básico ya que
es imposible de que el virus se comporte de la misma manera en todos lados si
entendemos el fenómeno desde las MNTC.
En gran medida, lo ocurrido en
Italia y España podría estar asociado al desmantelamiento de los sistemas de
salud, en las olas de privatizaciones de los últimos año; lo propio en Nueva
York (recordemos las polémicas referente al ineficiente sistema de salud
privativo del gigante del Norte). Las consecuencias de las privatizaciones son
muy complejas, que van desde una fragmentación de sistemas de salud difíciles
de articular en coyunturas y emergencias, a diferencia de los manejados por el
Estado, incluso se trata de dificultades administrativas para la fabricación y
distribución de insumos (caso Estado Unidos), para el financiamiento y
transferencia de recursos financieros, y por su puesto en lo referente al
acceso costoso y excluyente a los servicios de salud más elementales,
incluyendo al tema funerario.
A diferencia de lo que se
comunica en la coyuntura mundial, lo que hay que entender es que siempre habrá
diferencia en el comportamiento de una epidemia por múltiples factores más allá
del etario. Nuevamente el argumento que han esgrimido voceros oficiales de la
OMS es que nada de esto se dice lo suficiente para que ningún país baje la
guardia. Pensar que el virus se comportará igual en todo el planeta es
mecanicista, reduccionista y peligrosamente ingenuo, sobre todo por la forma en
que gobiernos del mundo y la mediática interpretan la pandemia que se convierte
en acción y más caos y pánico global, y que en este momento se está
convirtiendo en un elemento más que acentúa la amenaza de guerra contra
Venezuela.
Insistimos, la salud es un
fenómeno complejo que no solo atañe a lo orgánico individual, y si consideramos
el tema epidemiológico, es decir a la salud colectiva, la mirada debe ser
crítica e integral-integrativa (holística).
Relación enfermedad-agente patógeno
La salud alopática o
convencional desde su saber reduccionista le da mucha más importancia al agente
patógeno, en este caso el virus, que al organismo como sistema. Todo se vuelca
a atacar a los agentes patógenos como virus, hongos y bacterias. El
conocimiento de la microbiología ha sido grandiosa y nos ha permitido conocer y
entender el comportamiento de microorganismos y su relación con la enfermedad;
sin embargo, en las ciencias de la salud convencionales, al partir de una
epistemología reduccionista y mecanicista, reduce la multicausalidad y
multidimensionalidad a pocas variables e invisibilizan muchos otros factores
relacionados al fenómeno salud-enfermedad (Molina y González-Méndez, 2008: 27;
Bracho, 1995: 92).
Para las MNTC en el fenómeno
salud-enfermedad, lo más importante no
es el agente patógeno; por el contrario, se concibe como un fenómeno
multicausal y multifactorial. Desde esta mirada, el agente patógeno deja de ser
el protagonista, y el foco se dirige al estilo de vida y alimentación de los
pueblos, lo que está relacionado a dimensiones variadas como la ambiental, la
cultural, la social, la económica incluso la política. El agente patógeno
indudablemente sigue estando allí, pero la enfermedad no depende exclusivamente
de este.
Considerar lo epidemiológico
desde una mirada multicausal y multidimensional nos prepararía mejor en esta
coyuntura, y nos permite tomar las mejores decisiones y acciones para contrarrestar
no solo los efectos biológicos, sino emocionales y espirituales de los pueblos,
así como entender los aspectos geopolíticos detrás de un fenómeno que no es
exclusivamente del campo de la medicina, sino que tiene aristas
comunicacionales y culturales, así como políticas, que incluso han sido más
determinantes en las decisiones y acciones globales.
El virus no es la enfermedad
Esta mirada multicausal y
multifactorial permite explicar muy bien por qué, por ejemplo, muchas personas,
cuyo porcentaje es difícil de estimar, serán portadores asintomáticos del
virus; pero no enferman. Es decir que la enfermedad no es el virus, aunque lo
podamos asociar a este. La enfermedad en caso de la pandemia actual es el
Síndrome Agudo Respiratorio (SAR) que se identifica por un conjunto de síntomas
que afectan el sistema respiratorio. De hecho, del 100% de las personas
diagnosticadas como portadoras del Covid-19 y que presentan síntomas, 80% se
presentan síntomas muy leves; para el 20% se presentan síntomas del SAR, y para
entre 1 a 5% es letal, lo cual depende del lugar del planeta donde se encuentre
y que está asociado a personas con enfermedades crónicas de base.
Otro dato interesante, es que
existen muchos tipos de SAR asociados a otros agentes patógenos diferentes al
Covid-19. Insistimos: el virus no es la enfermedad, aunque lo podamos asociar a
este. Este hecho es fundamental.
Para las MNTC esto se explica
de forma muy sencilla: la enfermedad se produce por debilitamiento del
organismo, y este se produce por un inadecuado estilo de vida y alimentación
que incluso lo hace más vulnerable a enfermedades infecto contagiosas. El
estilo de vida y alimentación están enmarcados en la cultura de una sociedad,
así como a factores políticos, económicos y sociales y en las formas que una
sociedad se vincula a su ambiente.
Estos elementos sociales,
culturales, políticos, emocionales y ambientales son distintos en todo el
planeta, y en los distintos momentos del año, por lo que es lógico que el
fenómeno se identifique no desde una mirada homogeneizante y abstracta, es
decir, concibiendo que el virus se comportará igual en todos lados durante todo el año, a menos
que el virus “mute”, lo que representa una vez más la mirada enfocada en el
agente patógeno y no en la multicausalidad y multidimensionalidad del fenómeno
salud-enfermedad y de la vida en general.
Sobre la mutación de los virus
hay que apuntar que eso ocurre con mucha más frecuencia que los políticos, la
mediática y la opinión pública parece entender; así mismo, la transmisión de
virus de animales a seres humanos (zoogénesis) es también muy común. Esto es
importante recalcar ya que la mediática y los sectores políticos informan e
interpretan de forma distorsionada el fenómeno desde prejuicios étnicos,
teorías de conspiración y titulares alarmistas, usando estos argumentos como si
se tratara de aberraciones de la naturaleza o de grupos humanos que coloca como
inferiores, salvajes o bárbaros.
La pandemia como interpretación social
Todo lo antes descrito nos
permite entender que la pandemia es, más que un elemento biológico,
epidemiológico, médico, se trata de un fenómeno geopolítico, comunicacional,
cultural, y que más allá del problema del virus y la enfermedad, está en cómo
la sociedad globalizada interpreta un evento y lo etiqueta como una pandemia.
Otra pregunta de rigor sería
cómo esta situación genera reacciones políticas, económicas, financieras
incluso bélicas, como en el caso de Venezuela, donde el gobierno de los Estados
Unidos ha aprovechado la coyuntura para aumentar la presión psicológica y el
bloqueo criminal contra todo un pueblo.
¿Cómo apoyar desde las MNTC en este contexto?
Entender la diferencia entre
el enfoque mecanicista y reduccionista aún imperante y la mirada integral e
integrativa nos permite comprender qué hacer y cómo podemos apoyar en el
contexto desde las MNTC. De lo contrario, trataremos de utilizar a las MNTC
desde las mismas lógicas reduccionistas, mecanicistas y fragmentarias de la
medicina convencional, buscando una planta medicinal o un conjunto de ellas que
ataquen al virus, cuando las lógicas de las MNTC es distinta: no se trata de
atacar al virus, sino de fortalecer la vida, comprendiendo al fenómeno
salud-enfermedad desde la multicausalidad y multidimensionalidad de la
realidad.
A continuación presento
algunas propuestas concretas:
1.-No esperar recetas a manera
de fármacos o antibióticos. Los virus no son organismos vivos como bacterias o
parásitos a los que atacar con antibióticos. En la alopatía los
antirretrovirales funcionan desde otra perspectiva distinta a los antibióticos,
y en las MNTC la lógica también es distinta, lo cual puede ser la ayuda que
requiere el sistema convencional de salud y que es incapaz de dar por su visión
reduccionista, mecanicista y fragmentaria.
2.-Las MNTC ofrecen en primer
lugar un enfoque integral e integrativo para entender de forma profunda el
fenómeno geopolítico, comunicacional y epidemiológico desmitificando visiones
reduccionistas, mecanicistas y fragmentarias. Hoy en día se evidencia las
limitaciones de las medicinas alopáticas para trabajar en este contexto, en parte
por lo expuesto en este artículo.
3.-Las MNTC brindan una visión
integral de la salud, por lo que no se trata solo de plantas medicinales que
sustituyan fármacos, se trata de un sistema que brinda tranquilidad, paz y
sabiduría en el medio de la emergencia, al tiempo que aporta soluciones
concretas desde saberes y recursos locales diversos, que no se pueden
universalizar, por el contrario, de lo que se trata es de aprovechar en cada
región lo que se tenga para tratar en lo preventivo (mejorar estilo de vida y
alimentación), y en lo curativo aprovechando los recursos locales disponibles
como plantas, minerales y elementos como agua, sol, tierra, entre otros.
Propuesta de protocolo general desde las MNTC partiendo de la diversidad y de los recursos locales
1.-Prevención.
Impulsar estilos de vida y alimentación saludable incluyendo el manejo
emocional, la comprensión de la vida y el fenómeno salud-enfermedad desde una
mirada integral e integrativa, no fragmentaria, ni reduccionista, partiendo de
lo colectivo sobre lo individual; lo socio cultural por sobre lo biológico
individualizado, y lo ambiental por sobre lo mecanicista.
2.-Diagnosticar
en caso de enfermedad. Apoyado con la medicina alopática, identificar
no solo la enfermedad, sino el cuadro integral, integrativo, multicausal,
considerando estilo de vida y alimentación, cultura, sistema de creencia,
manejo emocional y de la información, ambiente y recursos territoriales, saberes,
entre otros. Es decir, usar la mirada sistémica. En el caso de casos graves, remitir al sistema de salud alopático y trabajar en conjunto a las MNTC.
3.-Informar
amorosamente equilibrando lo emocional. Esto aplica en lo individual y
colectivo. Una vez reconocida la enfermedad y todos los factores asociados, dar
la mejor información de forma equilibrada, no alarmista ni punitiva, ni
amenzante, para generar los cambios integrales que lleven a la sanación.
Equilibrar lo emocional es fundamental para evitar una situación de pánico que
es desastroso en la salud individual pero sobre todo en lo colectivo.
4.-Identificar
recursos locales y saberes sanadores, aprovechando alimentos
naturales producidos y accesibles del territorio, plantas medicinales, sol,
agua, arcillas, así como saberes diversos de enfoques de salud como la
naturopatía, las medicinas tradicionales indígenas y criollas (mestizas), la
medicina tradicional china, la ayurveda, el naturismo, entre otros, que en
diálogo con los saberes científicos y la capacidad de aceptación de los pueblos,
den el marco interpretativo integral e integrativo con el cual actuar sin “alopatizar”
las medicinas naturales, es decir, superando la mirada reduccionista,
mecanicista y fragmentaria de la medicina alopática covencional. Esto incluye
técnicas de relajación, meditación, oración, ejercicios psico físicos, yoga,
tai chi, ejercicios de respiración, contacto con la naturaleza, jardinería,
acupuntura, digitopuntura, entre muchas otras. Esto incluye también el impulso
a la producción local.
5.-Seguimiento.
Se
requiere hacer seguimiento hasta conseguir la sanación. Este seguimiento es
colectivo no individualista, es comunitario y transformador.
6.-Multiplicación.
Los
cambios logrados en la emergencia deben ser mantenidos y multiplicados para
ayudar en la transformación social, la integración ambiental, y la generación
de culturas ecosocialistas que ayuden a la salvación de la especie humana como
reza el objetivo histórico número 5 del Plan de la Patria. De esta forma,
lograremos que cada coyuntura sea la llama necesaria para lograr los avances más
importantes de la humanidad.
Referencias
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Tropical: una manera sencilla de vivir mejor. Caracas: Ediciones Vivir
Mejor.
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Caracas: Ediciones Vivir Mejor.
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Pollak-Eltz,
Angelina (2001). La
Medicina Tradicional Venezolana. Caracas: Universidad Católica Andrés
Bello.
Excelente Dr. Javier, muchas gracias por esta completa información. Soy Janeth Ivimas
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