Efectos de los organismos genéticamente modificados (OGM) sobre la biodiversidad. Jazmín Florio


Ing. MSc. Jazmín Florio de Pineda. Ingeniera agrónoma. Investigadora del Instituto de Investigaciones Agrícolas (INIA). Estudiante del Diplomado en Planificación de Políticas Agroalimentarias. 

INTRODUCCIÓN:
Al darse la revolución verde en la década del 60 y 70 impulsada por la FAO y la Fundación Rockefeller, se perseguía mejorar la producción de alimentos incidiendo directamente en la mejora genética. De allí, nacieron los programas de selección, la producción de híbridos y más adelante los OGM.
Esta revolución verde fue concebida supuestamente para contribuir a acabar el hambre del mundo, no obstante se convirtió en un negocio lucrativo de patentes, control por parte de no más de 10 empresas, dependencia genética, contaminación de materiales criollos, desplazamiento de materiales criollos y variedades progresivamente por los híbridos y los OGM e inclusive la imposibilidad de utilizar algunos materiales para su multiplicación debido a que presentan la técnica de protección de genes conocida como “Terminator”, es decir, plantas que sus granos o semillas que produzcan son estériles ejemplo maíz starlink.
Un Organismo Genéticamente Modificado (OGM) o manipulado, es un organismo que puede ser un microorganismo, una bacteria, un virus, una planta o un animal,  cuyo patrimonio genético (ADN) ha sido modificado con genes de otras especies; siendo esto posible a través de manipulación por parte del hombre (Apoteker, 2003; Sarmiento, 2014; Bolívar, 2018).
Actualmente el hombre, a partir de técnicas complejas, puede extraer un gen de una especie (por ejemplo, de una planta o una bacteria) e insertarlo en otra especie, ya sea otra planta, un microorganismo o un animal.
Hoy en día la mayor preocupación son las plantas genéticamente modificadas, pues es en este grupo es donde los experimentos están más avanzados y los cultivos comerciales de OGM ya están a nivel de la agricultura de muchos países (maíz, soya, algodón, canola, arroz, entre otros).
En el año 2018 se sembraron 191,7 millones de hectáreas de cultivos OGM (www.agrobio.org). Los 5 principales países con mayor área de cultivos biotecnológicos sembrados (Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá e India), ocuparon colectivamente el 91% del área global de cultivos OGM. La soya biotecnológica alcanzó la mayor adopción a nivel mundial cubriendo el 50% del área global de cultivos OGM. Los agricultores de 10 países latinoamericanos plantaron 79,4 millones de hectáreas de cultivos OGM.
Para 2019 se dieron unas innovaciones en la siembra de OGM (www.agrobio.org):
·         Algodón y Soya tolerantes a herbicidas de nueva generación.
·         Algodón con bajo contenido de gosipol. El algodón cómo subproducto es utilizado en la alimentación animal. El gosipol es un polifenol que en los animales reduce la ingesta, reduce la concentración de plasma en la sangre, produce problemas reproductivos y respiratorios pudiendo hasta ocasionar la muerte. A nivel industrial el gosipol debe ser extraído generando gastos importantes en procesamiento industrial.
·         Alfalfa resistentes herbicidas y bajo nivel de lignina. La alfalfa se utiliza en alimentación humana y animal. Rica fuente de proteína. Reducir los niveles de lignina aumenta su digestión.
·         Canola con Omega-3 de forma natural. El Omega 3 sirve para controlar los niveles de colesterol y triglicéridos. La canola es la principal fuente de aceite para consumo humano en Europa y América del Norte. Aplicar Omega 3 de forma artificial es costoso y complejo.
Colombia en el 2018 sembró 88.129 Has de cultivos transgénicos, distribuidos entre 76.024 Ha de maíz, 12.103 Has de algodón y 12 Has de flores azules. Estos cultivos dados por alta ingesta de maíz en la gastronomía colombiana así como condiciones agroclimáticas y cultura productiva para este rubro. En el caso del algodón es importante destacar la importante industria textil presente en la economía colombiana así como el agronegocio de producción y exportación de flores. Los departamentos líderes fueron Tolima (22.092 Has), Meta (21.510 Has) y Córdoba (15.911 Has). (www.agrobio.org).
Esta creciente producción y consumo de cultivos transgénicos, han generado numerosas preocupaciones a nivel de algunos científicos, los consumidores, los campesinos, los ecologistas y el público en general.
Entre las principales preocupaciones que se presentan, se encuentra el efecto de los OGM sobre la Biodiversidad.
EFECTO SOBRE LA BIODIVERSIDAD:
En relación al tema de biodiversidad, la gran preocupación de la población mundial es la posibilidad de que se altere la composición genética de plantas o cultivos autóctonos o locales (recursos Fitogenéticos locales) por efecto del flujo de polen proveniente de cultivos OGM.
La definición científica de diversidad genética alude a la suma de todas las variantes de cada gen en la reserva genética de una población, variedad o especie dadas (CCA, 2004).
Han sido numerosos los estudios que se han llevado a cabo principalmente en países que presentan un amplio reservorio de recursos fitogenéticos locales o aquellos países considerados centros de origen de especies, donde .los países del trópico y de América latina juegan un papel importante.
FLUJO  DE GENES:
El flujo de genes se define como el movimiento de información genética entre individuos, poblaciones o taxones de forma que se incorporan genes dentro de otro pool genético (Futuyma, 1998).
El flujo de genes puede darse vía polen, semillas o existe una tercera ruta a través de las bacterias de la rizosfera del suelo (transferencia horizontal de genes) (Henry et al., 2003)
A pesar de que el flujo de genes entre las plantas cultivadas y sus parientes silvestres ha ocurrido desde el inicio de la domesticación de las plantas (a través de ciclos recurrentes de hibridación y selección) y está influenciada por la planta y por el ambiente, levanta los cuestionamientos acerca del efecto de la combinación de nuevos genes en una planta.
La principal preocupación es la diversidad genética (Wisniewski et al., 2002). De hecho, la domesticación ha inducido a cuellos de botella de la diversidad genética (Doebley, 1992; Gepts, 1993) y esta reserva genética que puede estar en riesgo por el flujo de genes de plantas domesticadas ya sean o no transgénicas. Según Gray y Raybould (1998), la hibridación con parientes silvestres puede causar erosión genética (principalmente en centros de diversidad) por “contaminación” de los pools genéticos naturales.
Por otro lado, la hibridación entre los cultivos y sus parientes silvestres ha llevado algunas veces a la extinción de sus parientes o ha generado nuevas razas de malezas que son más agresivas y mejor adaptadas a los hábitats manipulados por el hombre (Jenczewski et al., 2003).
Los parientes silvestres son una fuente de genes que pueden ser transferidos en el germoplasma de los cultivos con el fin de ampliar su base genética, para conferir resistencias o incrementar tolerancias a estrés de tipo biótico y abiótico o para transferir nuevas características agronómicas (Engels et al., 2006). La importancia de la diversidad genética de los cultivos es una condición necesaria para lograr una alta productividad y estabilidad en el rendimiento y por otro lado, es la materia prima utilizada por los fitomejoradores para desarrollar nuevas variedades vegetales.
Existen muchas formas y vías por las cuales puede llegar la contaminación genética a los centros de origen y de la diversidad. Generalmente, las evaluaciones de riesgos de contaminación genética realizadas en América Latina, solo evalúan la distancia a la que se transporta el polen desde una planta transgénica a una no GM, en condiciones ambientales normales. La contaminación genética de la agrobiodiversidad, proveniente de cultivos GM puede ocurrir por diversas vías (Red de Semillas Libres de Colombia, 2019):
·         El flujo de genes, vía polinización cruzada, ayudada por el viento, los insectos o los animales.
·         La contaminación del sistema de semillas y de material reproductivo vegetativo (tubérculos y raíces). La circulación de semillas transgénicas no controladas, en el sistema convencional de semillas.
·         Importación masiva de alimentos y semillas, que entra al sistema alimentario y a la agricultura.
·         Los programas de fomento agrícola y de ayuda alimentaria promovidos por entidades gubernamentales y privadas, que  pueden incluir semillas foráneas sin los debidos controles de bioseguridad, y que no garanticen que estén libres de OGM.
·         Las prácticas culturales de las comunidades locales, quienes continuamente experimentan, seleccionan e intercambian semillas e incorporan nuevas semillas y productos agrícolas provenientes de otras regiones.

De acuerdo con Bermejo (2005), la contaminación genética de los cultivos de maíz no depende únicamente de su proximidad a campos de transgénicos, sino de múltiples factores como el tamaño y la forma de la parcela, los vientos dominantes, el relieve del terreno y la superficie sembrada con variedades manipuladas genéticamente en una región. El maíz se fecunda por polinización cruzada, produciendo grandes cantidades de polen que dispersan el viento y los insectos. En determinadas condiciones climáticas, el polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes. Una norma de bioseguridad eficaz debería contemplar todos estos factores, estableciendo medidas encaminadas a evitar la contaminación de los campos y los alimentos (distancias entre cultivos, barreras de protección, escalonamiento de la floración, segregación a lo largo de la cadena productiva, etc.).
Resulta imposible impedir la dispersión del polen, por lo que no se puede evitar totalmente la polinización no deseada de un cultivo y la contaminación de ecosistemas. Para proteger la agricultura convencional y ecológica, el medio ambiente y la salud, se deben adoptar otro tipo de medidas de prevención y de control, especialmente para que las empresas biotecnológicas estén en la obligación de asumir la responsabilidad por daños y perjuicios causados por la contaminación de campos no GM.
Adicionalmente, una de las mayores fuentes de contaminación puede provenir de la importación masiva de maíz que llega como alimento en nuestros países, que también puede ocurrir a través del sistema de semillas, ya sea mediante programas gubernamentales de ayuda alimentaria y de fomento agrícola, a través de los cuales entregan semillas foráneas a los campesinos e indígenas, sin conocer su procedencia y si son o no transgénicas. Por otra parte, los agricultores adquieren variedades e híbridos de maíz en el mercado de semillas sin saber si están contaminadas genéticamente, con el agravante que al llevarlas a sus comunidades y sembrarlas en sus fincas, pueden ser una fuente invisible de contaminación genética y entrar en la cadena productiva y alimentaria de manera desapercibida y sin ningún control.
Los genes que pasan de una  especie a  otra  se  denominan transgenes Sarmiento, 2014; Bolívar, 2018). Los transgenes benéficos y neutrales en términos de selección tienen el potencial de persistir indefinidamente en las variedades criollas de maíz. Se prevé que la frecuencia de los transgenes aumente si los campesinos muestran preferencia por estos rasgos o si los transgenes confieren a la planta una ventaja reproductiva. Los transgenes Bt (gen proveniente del Bacillus thurigensis y confiere resistencia al ataque del Cogollero), pueden verse favorecidos en los procesos de selección de las poblaciones receptoras si protegen a las plantas del daño de ciertas plagas de insectos. Por su parte, los transgenes que expresan tolerancia a herbicidas serán neutros para la selección a menos que la población receptora sea tratada con el herbicida en cuestión, en cuyo caso le conferirían una ventaja adaptativa. Estos pronósticos se sustentan en la premisa de que, aparte del rasgo buscado, la variedad transgénica no registra ningún otro cambio en su fenotipo (CCA, 2004).
La remoción de transgenes que han introgresado en forma extendida en variedades tradicionales puede resultar sumamente difícil, si no es que de hecho imposible. No se sabe a ciencia cierta si los transgenes u otros genes de los cultivos pueden subsistir de manera permanente en poblaciones de teocintle luego de ocurrida la hibridación (CCA, 2004).
Los nuevos alelos introducidos por flujo génico pueden persistir o no en las poblaciones receptoras, dependiendo de: 1) si el flujo de genes es un evento único o recurrente; 2) la tasa de flujo génico, y 3) el tamaño de la población receptora y si el nuevo alelo resulta localmente perjudicial, benéfico o neutral (CCA, 2004).

CASO VENEZUELA

En Venezuela a pesar de la prohibición de uso, producción y consumo de OGM en el año 2015 se detectó la presencia eventos transgénicos en maíz, soya  y trigo importado que llegaron al país importados vía Puertos (Díaz et al., 2015).
En el caso del maíz, no solo existe un consumo de alimento humano y animal de este rubro sino que existe un riesgo de que parte de este material sea liberado al ambiente a través de pérdidas durante el transporte, desechos de la industria y acceso directo al material por parte de las personas (Díaz et al., 2015).

CASO MÉXICO

La diversidad del maíz en México está sustentada en 59 razas con ciento de miles de variedades y los cultivos transgénicos en México datan desde 1995. Para el caso de maíz, había una moratoria que fue levantada oficialmente en 2008. A pesar de esta Moratoria, algunos estudios oficiales reportan contaminación genética de maíces Criollos con genes de materiales OGM (Salgado, 2011).
En el año 2003 se tomaron 2000 muestras provenientes de 138 comunidades campesinas e indígenas de 11 Estados, resultaron con presencia de genes de OGM el 33% de las muestras (Salgado, 2011).
En el 2007, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA)  reconoció presencia de maíz contaminado con OGM en 70 has del Valle de Cuauhtémoc (Salgado, 2011).
En el año 2009 el gobierno mexicano autorizó 33 liberaciones experimentales de maíz transgénico (14,43 has) y en el año 2010 autorizó liberación de 29 materiales transgénicos (35,75 has) (Salgado, 2011).
Un grupo de investigadores de México liderizado por la Dra. Elena Álvarez – Buylla de la Universidad Nacional Autónoma de México tomaron 2000 muestras de plantas de maíz provenientes de 100 campos en diversas regiones desde 2001 al 2004 y encontraron alrededor del 1% de las muestras tenían genes que habían  saltado desde variedades genéticamente modificadas. En este estudio se confirmó que hubo una contaminación de 02 genes foráneos OGM en el año 2001 y posteriormente una nueva contaminación en el año 2004  (http://www.sott.net/articles/show/195195-Mexican-Corn-Contamination-From-GM-Crop-Confirmed)
En México, ante el acuerdo enviado a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (COFEMER) por las secretarías de Medio Ambiente y de Agricultura para la definición de los CENTROS DE ORIGEN y donde también se presentan los sitios en los que sería viable el cultivo de maíz transgénico, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) demandó su prohibición, ya que estudios realizados a partir de 1995 han demostrado que el grano tradicional se puede contaminar http://www.vanguardia.com.mx/pidencientificosmexicanoslaprohibiciontotalalaliberaciondemaiztransgenico-1171045.html.
En conferencia de prensa, expertos del Programa de Agricultura y Alimentación de la UCCS explicaron que el gobierno mexicano conoce desde hace varios años esta información, por lo que es inexplicable que haya dado permisos para experimentar a varias empresas.  El Acuerdo sobre Centros de Origen y Centros de Diversidad Genética del Maíz en México presenta mapas y datos suficientes para aseverar que el territorio nacional debe ser considerado Centro de Origen y Diversificación, por lo que no sólo se debe establecer una moratoria (suspensión temporal), sino una prohibición total a la liberación de maíz transgénico. Los sitios excluidos del mapa que determina los centros de origen, y que se encuentran en Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa, Baja California, Durango, Coahuila y Sonora, están cerca de las zonas donde se halla el maíz nativo y podrían ser contaminadas por el flujo de polen de los cultivos transgénicos.
Con una serie de simulaciones por computadora, la Dra. Buylla; detalló la forma en que se pueden contaminar amplias zonas a grandes distancias del sitio de siembra de transgénicos. Con los nuevos sitios contaminados, seguirá la expansión de los transgenes a lo largo y ancho del territorio nacional, http://www.vanguardia.com.mx/pidencientificosmexicanoslaprohibiciontotalalaliberaciondemaiztransgenico-1171045.html. Esta condición de la posibilidad de desplazarse el polen a largas distancias logrando así un flujo de genes fue corroborado por Wang y Yang, (2010 a y b).
A pesar de todos estos estudios realizados en México y otros de igual condición, en el 2011 por segundo año consecutivo la Dirección General de Inocuidad Agroalimentaria Acuícola y Pesquera, dependiente de la Secretaría de Agricultura (SAGARPA), autorizó sembrar en La Laguna 2,30 hectáreas de maíz genéticamente modificado en su fase experimental, según la última actualización del estatus de solicitudes (Rodríguez, 2011). Esta situación, es un claro ejemplo del divorcio que puede existir entre la administración pública que gestiona y controla normas y procedimientos y el sector de ciencia y tecnología en un país.
De las poco más de dos hectáreas, 1,73 fueron autorizadas a la empresa Monsanto, la trasnacional de transgénicos más grande del mundo, quien en diciembre de 2010 había solicitado liberar el maíz genéticamente modificado en seis hectáreas de la Comarca Lagunera; el resto, 0,52 hectáreas, fueron autorizadas para las empresas Dow AgroScience y PHI México, aun cuando había solicitado permiso para 0.6912 hectáreas (Rodríguez, 2011).
Otro estudio en México determinó no sólo el riesgo para la biodiversidad que representa el maíz transgénico sino además se indica que el régimen neoliberal del maíz OGM afecta a los pequeños y medianos agricultores puesto que los obliga a utilizar patrones tecnológicos específicos y costosos, dejando por fuera la agroecología y los conocimientos ancestrales y la producción de semilla artesanal. De igual manera, el uso de OGM también ha afectado la formulación de políticas agrícolas, por existir un cierto divorcio entre la administración pública y el sector de ciencia en México y entre instituciones públicas del mismo Estado (Fitting, 2011)
CASO ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ
De igual manera el flujo de genes, se ha presentado en los Estados Unidos, donde después de diez años de plantar transgénicos y como resultado inevitable de la polinización entre estos cultivos y los tradicionales 8,50 % de las semillas de maíz y soya, y 83,0 % de las semillas de canola han sido contaminadas con variedades transgénicas (www.greenpeace.org.mx).
El cultivo transgénico tiene potencial para contaminar un cultivo vecino convencional, como ocurre comúnmente con el maíz debido a su característica de polinización cruzada por viento o insectos; y en el caso particular de México, por el intercambio de semillas entre campesinos. Monsanto, siendo propietaria exclusiva de la tecnología, puede demandar al contaminado por uso indebido de un producto patentado (www.greenpeace.org.mx).
Percy Schmeiser, un productor de canola canadiense fue encontrado culpable por infringir la patente cuando la canola transgénica de Monsanto fue encontrada en sus tierras, a pesar de que Schmeiser nunca compró o plantó intencionalmente semillas transgénicas, éstas llegaron a sus tierras accidentalmente, por medio de la polinización provocada por el viento desde un campo vecino. Después de diez años de proceso judicial fue obligado a destruir todas sus semillas y tuvo que enfrentar multas por cientos de miles de dólares (www.greenpeace.org.mx).
Las variedades de arroz resistentes a herbicidas (RH), transgénicas o producidas mediante mejoramiento convencional, comienzan a ingresar al mercado mundial. El objetivo principal del arroz RH es permitir el control selectivo del arroz maleza (Oryza spp.) empleando herbicidas que de otra forma serían fitotóxicos al cultivo. El arroz RH también permite la eliminación de malezas difíciles de controla y de aquellas que han evolucionado resistencia a herbicidas de diferente modo de acción y metabolismo a aquellos para los cuales se han desarrollado variedades resistentes. Sin embargo, existe preocupación por las consecuencias agronómicas y ecológicas que pueda tener el arroz RH, especialmente en relación con el flujo de genes e introgresión entre el arroz y sus parientes maleza y silvestres compatibles. A pesar de que el arroz predominantemente se autopoliniza, existe cierto grado de intercambio de genes con especies compatibles, incluyendo las formas maleza de O. sativa y los arroces silvestres con genoma AA. Las tasas de flujo de genes tienden a ser bajas, de menos del 1%; el flujo de genes puede darse en ambas direcciones (del cultivo hacia la maleza o especie silvestre y vice-versa). En campos de arroz sembrados con arroz resistente a imidazolinonas por unas pocas estaciones ya se han detectado individuos de arroz maleza resistentes a estos herbicidas, producto del flujo de genes. De no establecerse medidas de contención y mitigación, el flujo de genes entre el arroz RH y sus parientes compatibles podría conducir al fracaso de esta tecnología y hasta a agravar los problemas de arroz maleza; aunado a la posibilidad de alterar la diversidad biológica de múltiples especies emparentadas (Madsen et al., 2002; Valverde, 2006).
CASO COLOMBIA
En Colombia se  han identificado 23 razas de maíz  (Vélez y García, 2011). En 6 regiones se realizaron investigaciones de maíces Criollos (ver tabla a continuación). 
Fuente: Vélez y García, 2011.

     En la tabla anterior, se evidencian
la siembra de maíz tecnificado y maíz GM en zonas donde hay variedades criollas. Así, mismo, se reportan 17 variedades criollas. Se reportan 17 variedades criollas perdidas y 47 en riesgo de pérdida. Las 21 variedades abundantes están en riesgo de contaminación. La pérdida de los maíces Criollos se debe a: contaminación con genes de OGM, maíces híbridos o de otras variedades comerciales; nula o inadecuada política de uso, multiplicación y preservación de recursos fitogenéticos; la baja competitividad de los maíces Criollos versus los tecnificados u OGM; falta de estímulos de producción y preservación de materiales criollos.
En Colombia desde el año 2000 se han aprobado varios  maíces transgénicos (ver tabla a continuación). 
Fuente: Vélez y García, 2011.
Los transgenes que han sido introducidos en las diferentes tecnologías son: Cry1F, Cry1Ab, Cry1A.105, Cry2Ab2, Cry3Bb1, Cry34Ab1 y Cry35Ab1 para resistencia a lepidópteros, vip3Aa20 para resistencia a coleópteros, CP4EPSPS y mEPSPS para tolerancia a glifosato y PAT para tolerancia a glufosinato de amonio.
El ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) realizó un estudio de existencia de maíces Criollos en 114 municipios de Colombia (Red de Semillas Libres de Colombia, 2019). En el diagnóstico se reportaron 495 variedades de maíces criollos, dentro de las cuales para 294 variedades se obtuvo información sobre su abundancia. Se encontró que 86 variedades son abundantes (21%), 160 son escasas (40%) y 48 están perdidas (10%). Estos resultados evidencian la alarmante pérdida de diversidad de maíces criollos en el país, lo que ha afectado la viabilidad de los sistemas productivos tradicionales en muchas regiones. Esta erosión genética del maíz es debida por múltiples causas, destacándose las políticas agrícolas del gobierno nacional que promueven principalmente modelos de producción de monocultivos de maíz tecnificado y que desestimula y subvalora los sistemas tradicionales de producción basados en la enorme diversidad de variedades criollas.
En el diagnóstico preliminar se logró identificar las regiones que tienen una mayor diversidad de maíces criollos y su relación con las regiones en donde se han establecido grandes áreas de cultivos de maíces transgénicos aprobados por el gobierno nacional, desde el año 2008. Se pudo evidenciar que, en regiones como Córdoba, Tolima, Huila, Valle del Cauca y Orinoquía, donde actualmente se siembran grandes áreas de maíz transgénico, las comunidades indígenas y campesinas conservan y siembran simultáneamente numerosas variedades criollas que presentan alto riesgo de ser contaminadas genéticamente (Red de Semillas Libres de Colombia, 2019).
En el año 2015 la Red de Guardianes de Semillas de Vida del Departamento de Nariño, Colombia realizaron las primeras pruebas para determinar la existencia de contaminación genética de maíces Criollos. En 13 municipios del Departamento de Nariño se tomaron 47 muestras (37 materiales criollos y 4 maíces comerciales). De estas muestras se encontraron cinco variedades criollas contaminadas con genes de maíz GM. De igual manera, resultaron contaminadas 2 maíces comerciales. Los materiales criollos contaminados se confiscaron y se eliminaron igual que los comerciales y se les sustituyó a los campesinos por material nuevo limpio genéticamente (Red de Semillas Libres de Colombia, 2019).
Un año más tarde se repitieron las evaluaciones (99 pruebas, de estas 92 de maíces Criollos y 7 de maíces comerciales). Los maíces Criollos resultaron negativos pero 4 comerciales resultaron positivos para genes Bt (Red de Semillas Libres de Colombia, 2019).
Fuente: Red de Semillas Libres de Colombia, 2019.
En el año 2016 también se realizó el mismo diagnóstico en el Valle del Cauca. Resultando las 44 variedades de maíces Criollos negativos pero resultando positivas 4 maíces comerciales y una variedad certificada (ICA V 305). En el Valle de Caldas un maíz criollo de los 28 muestreados, 1 resultó positivo y de 6 comerciales resultaron 3 positivos y 1 dudoso. En Tolima de 32 muestras de maíces Criollos todas resultaron negativas mientras que de 9 comerciales 5 resultaron positivas. En el Meta de los 20 materiales criollos todos resultaron contaminados con genes OGM. En el Norte de Santander de los 12 maíces Criollos todos dieron negativo y un maíz comercial dio positivo a Cry1F, Cry2Ab2 y CP4EPSPS. Donde los dos primeros tiene su origen en maíces Bt y la tercera proteína su origen en material tolerante a herbicida. Para el año 2017 en Antioquía se evaluaron 46 muestras de semilla de maíz certificado de 11 empresas y de 21 variedades. Resultaron positivos 8 materiales provenientes de 4 empresas de semilla. 3 materiales con genes Bt (tolerantes al Cogollero) y 5 con genes TH (tolerantes al glifosato). Todos estos materiales han sido certificados por el ICA de Colombia como No Transgénicos (Red de Semillas Libres de Colombia, 2019).
En otro estudio en Colombia, la estrategia de monitoreo de flujo de genes consistió en dos etapas: Una primera etapa en la que se evaluó el flujo de genes vía semilla a partir del análisis sobre parentales  tomando muestras de hojas sobre las cuales se realizó Inmunostrip TM para la proteína transgénica Cry1F y PCR para amplificar las secuencias transgénicas 35S CaMV y Nos. En la segunda etapa se evaluó el flujo de genes vía polen a partir del análisis sobre la progenia tomando muestras de granos de maíz sobre las cuales se realizó PCR para amplificar las secuencias transgénicas 35S CaMV y Nos y ELISA para la proteína transgénica Cry1F (Blanco, 2012).
Durante el desarrollo del trabajo en laboratorio, se estandarizaron los protocolos de extracción de ADN en hojas (modificaciones a partir de Phillips et al. (2003) y en semillas  (Kit DNeasy Plant Maxi de Qiagen), PCR y diseño de primers para amplificar las  secuencias transgénicas 35S CaMV, Nos y Cry1F y se utilizaron tirillas Inmunostrip TM  Cry1F y el kit PathoScreen (DAS) ELISA para detectar Cry1F (Blanco, 2012).
Estas metodologías hacen parte de la estrategia de monitoreo de flujo de genes desde maíz transgénico. Con el modelo de monitoreo de flujo de genes diseñado e implementado en este estudio se comprobó el flujo de genes vía semilla y vía polen desde maíz transgénico hacia Monitoreo del flujo de genes de cultivos transgénicos de maíz a razas locales y variedades comerciales de maíz en el Valle de San Juan, Tolima maíces convencionales y razas locales sembradas en el Valle de San Juan durante el primer semestre de 2010 (Blanco, 2012).
La estrategia de monitoreo fue útil para la detección del flujo de genes vía semilla y polen en el Valle de San Juan y la metodología general puede ser aplicada para el seguimiento del flujo de transgenes en otras regiones del país. En el análisis de parentales, de los 60 lotes evaluados, 22 dieron resultados positivos para la presencia de la proteína transgénica Cry1F. De los 38 lotes restantes, 31 de ellos dieron resultados positivos para la amplificación de la secuencia transgénica 35S CaMV y/o Nos. Estos resultados en conjunto, son una prueba del flujo de transgenes vía semilla (Blanco, 2012).
En el análisis de progenie, los granos analizados de los 7 lotes evaluados (aquellos en los que no hubo evidencia de flujo de transgenes vía semilla) por medio de PCR y ELISA dieron resultados positivos para la amplificación de la secuencia transgénica 35S CaMV y/o Nos y para la presencia de la proteína transgénica Cry1F. Estos resultados en conjunto, son una prueba del flujo de transgenes vía polen. Se concluye que el flujo de genes puede estar relacionado con la cultura de uso de la semilla en la región y con el incumplimiento de la normatividad para el uso de maíz OGM en la agricultura (Resolución 2894 de 2010)
En la Universidad EAFIT de Medellín se desarrolló un maní amazónico (Sacha inchi) transgénico rico en Omega 3, 6 y 9. El Sacha inchi también es conocido como “Maní de los Incas”. Las principales fuentes de Omega 3 son los pescados como Salmón y Bacalao, los cuales son costosos y se producen en áreas específicas del planeta (LA VANGUARDIA.  2018).

CASO PERÚ:

De acuerdo a Velázquez y Montoro (2011), en Perú se han identificado 52 razas de maíces Criollos (14 crecen en la Costa, 31 en la Sierra y 7 en la Selva).
En el 2007 en un estudio realizado por la Universidad Agraria de La Molina se comprobó la existencia de contaminación génica. De un total de 42 muestras de maíz amarillo criollo, 14 dieron positivas a genes de OGM (NK 603 y Bt 11, confiriendo resistencia a herbicidas e insectos, respectivamente). (Velázquez y Montoro,  2011).
Para el año 2009 la misma Universidad de 319 muestras consiguieron muestras positivas (contaminadas): 50% en Valles de la Costa; 60% en Valle de Jetepeque; 62% en Valle de Barranca; 32% en los Valles de Libertad, Chepén y Gallito Ciego (Velázquez y Montoro,  2011).
En relación a Perú el 9 de diciembre de 2011 el gobierno peruano promulgó, en el diario oficial El Peruano, la Ley No. 29811 en la cual se establece una moratoria de 10 años al ingreso y producción de OGM en el país. En dicha Ley se establece que están exentos de la moratoria los OGM destinados a investigación, los productos farmacéuticos y veterinarios que se rigen por tratados internacionales suscritos por el Perú y los productos importados para alimentación directa humana o animal o para su procesamiento. La investigación científica con OGM solo tendrán lugar en ambientes confinados y no se podrán realizar ensayos en campo, ni liberarse los productos que se generen (Lise-Reymond, 2013; PAHO, 2013).
Perú está trabajando en el desarrollo de sus propios cultivos genéticamente modificados que se adapten mejor a las condiciones climáticas y de suelo del país: Papaya, maíz y papa. Es de importancia considerar que Perú es centro de origen de la papa y maíz por lo que él no control de estos rubros OGM en su país podría alterar los germoplasmas autóctonos y llevar progresivamente los mismos a la desaparición.

CASO CHILE: 

Existen 23 razas de maíces criollos presentes en Chile y se presentan cultivos transgénicos desde 1992 (Manzur, 2011). Las regiones con alta biodiversidad de maíz y con más presión de transgénicos corresponden a las regiones VII, VI, RM, V. Las regiones del norte de Chile tienen menos variedades reportadas y menos superficie de transgénicos. Sin embargo estas variedades son muy antiguas, ya que se han encontrado maíces en momias de 8.000 años en Arica y son variedades adaptadas a sequía y suelos salinos (Manzur, 2011).
Fuente: Manzur, 2011.

El muestreo fue realizado por Desarrollo Rural Colchagua, una organización con gran trayectoria de trabajo rural en la VI Región. El sistema consistió en ubicar predios con siembras de maíz convencional cercanas a semilleros de maíz. En Chile se desconocen los lugares exactos de ubicación de los cultivos transgénicos, por lo que existía cierta incertidumbre si estos semilleros eran o no transgénicos. Esto se subsano conversando con los agricultores. Se visitaron un total de 30 predios en 9 comunas agrícolas de la región: Lolol, San Fernando, Nancagua, Placilla, Santa Cruz, Chimbarongo, Peralillo, Pichidegua y Palmilla de acuerdo a la siguiente tabla (Manzur, 2011).
De las 30 muestras enviadas para análisis, salieron 4 positivas (13%), dos de ellas provenientes de la Comuna de Placilla de las localidades Camino a Villa Alegre y Taulemu, una muestra de la Comuna de Santa Cruz de la localidad de Isla de Yaquil y una muestra de la Comuna de Chimbarongo de la localidad de San Juan de la Sierra. Las muestras que salieran positivas (>0,01 %) resultaron negativas para los eventos de maíz transgénico más comunes: Mon 810, Bt 11 y Bt 176. Esto significa que la contaminación fue con otros eventos transgénicos distintos a los 3 muestreados por lo que aún se desconoce los genes que contaminaron estos maíces (Manzur, 2011).
Fuente: Manzur, 2011.
Es probable que los maíces que resultaron positivos, fueran contaminados en el campo, pues de haber sido el maíz transgénico, los porcentajes de contaminación habrían sido mayores. La contaminación pudo haber provenido de: 1) semilleros de maíz transgénico cercanos, 2) de semilla convencional sembrada que pudo haber estado contaminada con algunos granos transgénicos o 3) ambos casos. La metodología no permite dilucidar estas alternativas, pero si es claro que hay contaminación. Una de las muestras contaminadas era maíz carabina que corresponde a la raza diente de caballo (Manzur, 2011).
Por otra parte, en las comunas donde se encontró contaminación transgénica también el mismo año se sembraron maíces transgénicos. Esto hace pensar que es altamente probable que los campos de maíz convencional en la VI Región estén siendo contaminados con genes transgénicos de los semilleros de maíz cercanos.
Esta situación es muy grave, pues estos maíces convencionales se están utilizando para alimento humano y animal conteniendo genes desconocidos y con impactos desconocidos a la salud de los consumidores. También estos maíces contaminados se podrían utilizar como semilla expandiendo la contaminación transgénica y contaminando las siguientes siembras de maíces convencionales de los próximos años, sin conocimiento de los agricultores, ni de las autoridades, y sin aplicarse medidas de bioseguridad.
En el caso que las semillas convencionales hayan estado contaminadas, estos predios están sembrando maíces transgénicos sin medidas de bioseguridad y sin ningún control del SAG. Estos resultados confirman que las medidas de bioseguridad que se están adoptando en Chile no son suficientemente efectivas para evitar la contaminación y que las autoridades no están tomado medidas para monitorear o controlar la contaminación. Tampoco se efectúan estudios de campo de manera sistemática para evaluar la efectividad de las medidas de bioseguridad.
En Chile se permiten cultivos transgénicos sin informar a los agricultores y el público, sobre los lugares de liberación, los eventos y las empresas involucradas. Las normas no protegen los centros de origen y de biodiversidad aunque Chile es signatario de la Convención de la Diversidad Biológica que lo obliga a conservar su biodiversidad.
Finalmente este estudio indica la urgente necesidad de reevaluar la política de transgénicos en el país, pues es sumamente claro que la coexistencia no es posible siendo muy difícil el control de la contaminación transgénica y la segregación de variedades convencionales y transgénicas.
A pesar de esto, la superficie de transgénicos sigue aumentando sostenidamente en Chile y es preocupante que las autoridades no adopten medidas de resguardo. Se hace notoria la presión de las compañías transnacionales por imponer nuevas normas más permisivas que pretenden expandir los transgénicos para consumo interno sin etiquetado.
La contaminación de los maíces convencionales de la VI Región era esperable y no es un caso aislado. El año 2006, Greenpeace Chile denunció la presencia de transgénicos en semillas de maíz convencional comercializadas en Chile. Se encontró Maíz Anasac DK440, con trazas de ADN transgénico proveniente de maíz NK603 y MON 810 (Manzur, 2011).

CASO BRASIL:
La soya transgénica en Brasil es uno de los causantes de la deforestación de la Amazonia (Ribeiro, 2019).
Si las deforestación es de la Amazonia continúan se verán afectadas 6.7 millones de km2 de selva, 44 mil especies vegetales, 2.200 especies animales (aves, mamíferos, reptiles, otros), 2.500 especies de peces de agua dulce y 17 al 20% del total del agua dulce del planeta (Ribeiro, 2019).

CASO ARGENTINA:
De acuerdo a Torres (2019), en un estudio realizado  en Argentina, demostró que el cultivo de variedades de colza (Brassica napus) con resistencia a herbicidas en el país presenta el riesgo de transferencia de esa característica a especies silvestres emparentadas. Una de estas especies es el nabo silvestre (B. rapa), una importante maleza de los cultivos de invierno que se encuentra ampliamente distribuida en la región Pampeana. Debido a esto, actualmente se encuentra prohibida la introducción de semilla de colza transgénica en el país. Resulta crucial evitar la dispersión de nuevos biotipos de malezas resistentes debido a que disminuyen la efectividad de las tecnologías de control químico disponibles.
En el año 2008, en el partido de Balcarce, se encontró una población de B. rapa en simpatría con un cultivar de colza resistente a imidazolinonas y otro susceptible. Además, en diferentes sitios de la provincia de Buenos Aires se han hallado recientemente poblaciones del genero Brassica con resistencia a glifosato. La población B. rapa que se encontró en floración simultánea con colza IMI-resistente y convencional, en el establecimiento de Balcarce, presentó plantas fuera de tipo en su progenie. La  caracterización fenotípica de estas poblaciones puso de manifiesto evidencias de flujo génico entre B. napus y el nabo silvestre en condiciones naturales. Al igual que en otras regiones del mundo, donde se ha comprobado hibridación entre estas especies del género Brassica, el grado de entrecruzamiento hacía la maleza fue bajo. Asimismo, para este ambiente en particular, la frecuencia de hibridación habría sido ampliamente superior desde el cultivar resistente a imidazolinonas que desde su contraparte susceptible (Torres, 2019).
La caracterización de los híbridos cultivo-maleza permitió identificar ciertos rasgos que pueden ser utilizados para su detección a campo. En el estado de roseta, la forma de hoja elíptica, de color verde glauco y sin tricomas, mientras que en etapas reproductivas la presencia de pimpollos por encima de las flores abiertas, es característico de este tipo de plantas. En los viajes de colecta que acontecieron posteriormente, el grupo de investigación los ha utilizado regularmente para detectar híbridos interespecíficos dentro de las poblaciones parentales. Asimismo, se confirmó la transferencia de la resistencia a herbicidas a una fracción de la población B. rapa. La proporción de plantas resistentes fue similar a las encontradas para los híbridos detectados a través de rasgos morfológicos. Estas plantas fueron caracterizadas a partir de marcadores moleculares, y junto con la información de los registros de campo, permitieron determinar que correspondían a híbridos interespecíficos cultivo-maleza de primera generación (Torres, 2019).
Por otro lado, se comprobó a partir de análisis moleculares, el origen transgénico de la resistencia a glifosato en poblaciones ferales de B. napus y poblaciones silvestres de B. rapa, colectadas en diversos sitios de la región pampeana. El origen de las poblaciones de B. napus es incierto, debido a que en nuestro país rige hace más de 20 años una prohibición para cultivar variedades con eventos transgénicos. El hallazgo del transgen en B. rapa implicaría la ocurrencia de flujo génico con poblaciones ferales de colza que presentaban este rasgo, o la introducción como contaminante de semilla (Torres, 2019).
Con respecto a maíz, en Argentina se ha encontrado en la actualidad 9 variedades de maíces Criollos. La región más importante para la preservación de maíces Criollos es la Región Noroeste conformada por las Provincias: Salta, Catamarca, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Los maíces Criollos se están perdiendo por avance de la frontera agrícola del maíz híbrido y de la soya transgénica  (Pengue, 2011).
OTROS CASOS:
Otro caso parecido es el de la Colza en Dinamarca, donde los científicos desarrollaron una colza manipulada genéticamente para adquirir tolerancia a los herbicidas. La misma, transmitió el gen responsable de la resistencia a una hierba silvestre biológicamente emparentada conocida como Brassica campestris, la cual adquirió la misma resistencia al herbicida. En vista de que se trata de una maleza común en los campos donde se cultiva colza y la eliminación selectiva de herbicidas es actualmente imposible, ya se ha convertido en una maleza más agresiva y muy difícil de controlar. La transferencia de genes tuvo lugar en sólo dos generaciones de cultivos  http://www.neoteo.com/klebsiella-planticola-extincion-vegetal-14410.

CONCLUSIONES:
La tecnología de los transgénicos puede revestir un impacto sobre la biodiversidad, el medio ambiente y el desarrollo rural en América Latina. Por ende, se puede ver amenazada la Soberanía Alimentaria de los países; siendo las poblaciones más vulnerables (las personas de escasos recursos) y el pequeño campesino y campesina los que se vean más afectados por esta tecnología.
Cabe destacar que los OGM impactan sobre la Soberanía Alimentaria y Tecnológica de los pueblos de América y de otros países; sino que además también problemas de: baja en la Producción de Alimentos en una país, políticas públicas mal formuladas o mal aplicadas, escasos o nulos controles de producción, importación, comercialización (con énfasis en áreas fronterizas) y certificación; facilitan la puerta de entrada para los OGM a un país. Por lo que el Estado Venezolano, debe mantener vigilancia permanente sobre este tema y continuar impulsando políticas y programas en pro del desarrollo rural, la conservación de la biodiversidad y la bioseguridad a nivel de los alimentos y las actividades agrícolas.
Las prácticas agrícolas modernas tienen efectos reales e importantes en la diversidad genética de las razas criollas de maíz mexicano. Por ejemplo, las presiones económicas asociadas a la agricultura moderna y las actuales asimetrías y economía del intercambio comercial de maíz podrían provocar que campesinos y pequeños agricultores abandonaran el uso de variedades nativas. El problema específico de la erosión genética en el maíz es producto de la interacción de muchos factores socioeconómicos, y en ello los efectos potenciales, directos e indirectos, del maíz transgénico no resultan claros.
Se requiere una combinación de prácticas de conservación in situ y ex situ para mantener en forma óptima la diversidad genética de las razas criollas de maíz y de otros cultivos. La conservación ex situ de la diversidad de las razas locales resulta insuficiente por sí sola, puesto que las variedades tradicionales son entidades en constante evolución. De manera similar, no basta con la pura conservación in situ (por los campesinos) para preservar la diversidad genética, debido a que no necesariamente abarca toda la diversidad del pasado.
Es importante, mencionar que en aquellos países de América Latina cuyos productores y productoras exportan rubros agrícolas a la Unión Europea, debe existir un mayor acompañamiento técnico, un mayor control en los análisis físico químico y microbiológicos completo de los productos y un sistema de  trazabilidad eficiente; para reducir al máximo los niveles de rechazo de estos productos por parte de los países compradores; ya que es notorio como la Unión Europea constantemente establece normas regulatorias que podrían ser a veces percibidas por las economías de América Latina como barreras comerciales para frenar o controlar el ingreso de estos productos y la consecuente salida de dividas a otros países ajenos a la Unión Europea.
No es menos cierto, el efecto económico de ingresos que han generado el uso de transgénicos por cuánto la resistencia a una condición agroclimática específica lo hace más productivo ante una situación adversa, no obstante es una tecnología dependiente de empresas transnacionales por cuánto presentan patente, lo que implica que su uso está supeditado a contrataciones con sus creadores para obtener derecho a su siembra y uso.
El uso de semillas transgénicas y de híbridos, altera la posibilidad de economías rurales de ensemillarse ya que no se tiene conocimiento del comportamiento del F2 de estos materiales OGM y la descendencia de los híbridos es muy variable y en el caso del maíz OGM, existe el material starlink que sus granos son estériles por lo que no se pueden utilizar para la propagación. Así mismo, el riesgo que existe de utilizar estos materiales OGM y que afecte los materiales criollos o campos libres de OGM.
La pérdida de diversidad agrícola en las razas tradicionales de maíz en sus zonas de gran diversidad ha sido por abandono de las prácticas de los agricultores mayores y el éxodo de los jóvenes; la llegada de nuevos materiales (transgénicos o no) que pueden llegar a desplazar a estos anteriores o a contaminarlos; la utilización de otros materiales tradicionales en otras zonas, y que se incorporan a las regiones nuevas con adaptación y cruzamientos, que deben ser seguidos y estudiados; la incapacidad, por restricciones económicas, de mantener en los bancos de germoplasma del país a todas las accesiones posibles, incluso aquellas que pueden ser del interés de los agricultores y quizás no tanto, de los técnicos por no representar caracteres especiales, pero sí rasgos culturales o locales de importancia.
Existe la necesidad de: la generación de Bancos de Semillas de Campesinos en todas las regiones importantes o sostenimiento in situ. Esto se debe sumar a los bancos tradicionales de germoplasma;  la identificación territorial de “zonas calientes”, donde sea posible estudiar y seguir los efectos de overlapping producidos con la llegada de nuevos materiales, sus flujos, impactos y amenazas a los maíces tradicionales.
En este sentido, hay dos grandes frentes que se abren a la posibilidad de flujos de genes con los materiales nativos: 1) Desde materiales comerciales y reproducidos por los agricultores como hijos de híbrido, 2) Desde materiales nativos importados desde otras ecorregiones o países.






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