Mario Sanoja Obediente -Iraida Vargas-Arenas: Profesores de la Escuela Venezolana de Planificación, escritores e investigadores de alto nivel. Historiadores de Caracas.
Desde
comienzos del siglo XVI, los invasores hispanos fundaron diversas ciudades en
Venezuela, particularmente sobre nuestro extenso litoral caribe, ciudades que
facilitaban la posibilidad de construir puertos que facilitaban a su vez la
penetración desde el mar hacia el interior. Los lugares escogidos eran aquellos
donde ya existían importantes poblaciones indígenas que pudiesen ser convertidas en mano de obra originaria abundante, así como
paisajes culturales y agrarios ya construidos que hiciesen posible una rápida instalación de
pueblos de españoles.
Las
fundaciones de ciudades
La
región caraqueña adquirió, desde mediados del siglo XVI, un gran sentido de
identidad geohistórica. Todas las ciudades del occidente de Venezuela que
habían sido fundadas hasta entonces: Coro, Barquisimeto, El Tocuyo, Trujillo.
Valencia, entre otras, formaban una periferia cuyo centro estaba todavía en
poder de los pueblos de la Nación Caribe.
La naciente
filosofía capitalista de las burguesías
europeas industrializadas, era
opuesta a toda clase de monopolios, particularmente los monopolios estatales
como el que mantenía España en su dominio colonial americano.
Tal como ocurre hoy día con el imperio estadounidense, las naciones
industrializadas imponían sanciones a España mediante el uso de los llamados
bucaneros o corsarios que asaltaban las poblaciones costeras
alterando el funcionamiento de la Real Hacienda al introducir el contrabando
legalizado de aquellas mercaderías que España no podía suministrar a las
poblaciones de la Gobernación de Venezuela: vinos, aceites, telas, harinas,
instrumentos de trabajo, esclavos negros y, en general, todos los insumos que
faltaban en esta región, forzando así la relación comercial.
Por
aquellas razones, entre 1552 y 1559, se
hizo evidente que para consolidar las
Real Hacienda Pública era necesario poder contar con un puerto en el litoral
que le produjese buenos beneficios al fisco de la Gobernación de Venezuela y
que estuviese al mismo tiempo protegido de los ataques de los corsarios
ingleses y franceses que ya habían incursionado en los asentamientos
costeros de Coro y Borburata.
La
dispersión y la desarticulación que existía entre los incipientes centros
urbanos de la Gobernación de Venezuela que servían como soporte de la
estructura administrativa colonial dificultaban el manejo de los asuntos
fiscales y comerciales, motivado en buena parte por la falta de un puerto bien
organizado y vecino a un centro urbano donde funcionasen de manera centralizada
los servicios públicos, a cubierto de la amenaza constante de los piratas
corsarios.
Las
aventuras militares de Fajardo y Losada
Fue posiblemente por aquellas razones que los
empresarios margariteños decidieron financiar una expedición armada al mando de
Francisco Fajardo hacia el valle de Los
Caracas para fundar allí un centro urbano conectado con un puerto en la región
litoral, espacios controlados para ese momento por etnias de filiación caribe, aprovechando la filiación que tenía
su madre, la cacica quaiquerí Doña
Isabela, con jefes tribales caribes del
litoral guaireño.
Fajardo desembarcó en La Guaira y fundó
entre 1559 y 1560 la villa de San Francisco, localizada en el centro de
la actual ciudad de Caracas, conectada
con un puerto estratégico, la villa del Collado, región de Caraballeda, actual
Estado La Guaira, para mantener las comunicaciones con la isla de Margarita.
Este intento fundador de Fajardo fue frustrado por las poblaciones caribes
caraqueñas quienes lo obligaron a a devolverse derrotado a su lugar de origen.
Para mediados del siglo XVI, los precarios
centros urbanos de la Gobernación de Venezuela continuaban siendo una periferia
sin centro contra cuya estabilidad conspiraban las corrientes comerciales de la
economía mundial que se estaban gestando en diversas ciudades europeas: Génova,
Amberes, Amsterdam, Lisboa y Londres,
que luchaban contra la hegemonía del imperio español. Por esas razones, en 1568
los vecinos de la gobernación piden al monarca que el gobernador establezca un
centro político administrativo central, de lo cual se desprende la expedición
de Diego de Losada que culminó con la
fundación de Caracas, conurbada con el
puerto de la Guaira. Es a partir de ese hecho cuando comienza a forjarse
el sentido de identidad geohistórica de Caracas que sella su destino como lugar
central del sistema colonial de la Gobernación de Venezuela.
A partir de 1578 los gobernadores, las
autoridades eclesiáticas y la Real Hacienda, que habían vivido dispersos en las
ciudades fundadas con anterioridad a Caracas: El Tocuyo, Barquisimeto,
Valencia, Coro, Margarita, comenzaron a establecer su residencia en Caracas
atraídos por la posibilidad de conseguir buenas tierras en una región que
estaba destinada a ser, como efectivamente ocurrió, el centro político
administrativo de la Provincia de Venezuela.
La región caraqueña formó parte hasta
mediados del siglo XVI del antiguo Señorío Caribe del centro-norte de
Venezuela, cuyo centro se hallaba localizado en los fértiles valles que
conforman la cuenca del Lago de Valencia. Al consolidarse el poblamiento
indohispano de la región caraqueña, se consolidó igualmente la propiedad
territorial de la naciente burguesía sobre aquellos valles, hoy de Aragua y
Carabobo, que ya habían sido desbrozados por los cultivadores caribes antes del
siglo XVI. Los propietarios de la tierra se impersonaron también como los dueños del Cabildo de Caracas y asentaron sus viviendas en la ciudad, de
manera que los destinos de Caracas y Venezuela comenzaron, desde entonces, a
estar unidos por siglos. Se trata en este caso, del proceso mediante el cual la
clase social de los vencedores echó raíces en la tierra caraqueña
El Destino de Caracas como centro de la
Nación
El año de 1793 se creó el Consulado de
Caracas, suerte de corporación mercantil que tenía como finalidad crear y
promover la riqueza de la oligarquía mantuana a través del fomento de la
agricultura, el adelanto industrial y la expansión del comercio. Este hecho ha
sido considerado como el antecedente de la formación de un Estado colonial que
tenía autoridad sobre las otras provincias de la Capitanía General. El
consulado proporcionó a la oligarquía caraqueña un instrumento de gobierno
propio que cohesionó, bajo la autoridad
caraqueña, a todas las otras provincias en lo militar y en lo económico. Por
otra parte, a través de la cultura popular, el pueblo caraqueño fue formando
redes solidarias e identidades comunes que desarrollaron y transformaron la
vida política, convirtiendo
posteriormente a las clases sociales,
subordinada o elitesca, en elementos protagónicos, primero como
combatientes en ambos bandos de la Guerra de Independencia y posteriormente de
la Guerra Federal y, finalmente, en miembros de los partidos populistas
que dominaron la escena política hasta finales del siglo XX
y en los movimientos y partidos revolucionarios socialistas que llevan adelante actualmente la Revolución
Bolivariana.
La lucha por lograr la independencia de
Venezuela y de Suramérica comenzó a cristalizar el 19 de Abril de 1810 cuando
el Cabildo de Caracas se rebeló contra la monarquía española y expulsó al
Capitán General español y cuando, posteriormente, el 5 de Julio de 1811, los
patriotas convocaron en Caracas el Primer Congreso de la República de Venezuela
que declaró nuestra absoluta independencia de la Corona Española.
El siglo XIX venezolano fue un período de
guerras y de luchas lideradas por de un caraqueño, Simón Bolívar, para
lograr la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia,
años de guerra que dejaron profundas cicatrices sociales en la sociedad
caraqueña que todavía no habían terminado de sanar en el siglo XX,
particularmente en lo que atañe al bajo crecimiento demográfico y económico de
la ciudad. Estos problemas se agravaron por el bloqueo al cual fue sometida la
república a comienzos del siglo. Venezuela necesitaba capitales para
reconstruir su economía y su trama social, lo cual obligó a los gobiernos a
adquirir una deuda externa que nos afectó durante muchos años hasta que comenzó
el desarrollo rentista petrolero.
Los destinos de Caracas y de Venezuela han
estado, pues, relacionados de manera muy cercana desde hace varios siglos. La
fundación de la nación a partir del siglo XVI estuvo muy estrechamente vinculada,
como hemos visto, con la captura del valle de Caracas. Fue este hecho el que
hizo posible la creación de la capital provincial en torno a la cual concretar
la existencia de Venezuela. Caracas de por sí no tenía una gran producción de
bienes comerciales, pero era el espacio donde los bienes producidos en otras
regiones eran acumulados para ser vendidos
o exportados desde allí hacia otros destinos. Entre los años 1870 y
1908, aunque solamente el 3% de la población de Venezuela habitaba en Caracas, la mayoría de los edificios e instituciones
públicas estaban localizadas en la ciudad; la Universidad Central estaba en
Caracas al igual que la mayoría del
gran capital dinerario del país.
Por tales razones, Caracas era el escenario
histórico donde se escenificaba el drama político de la sociedad venezolana.
Los gobernantes de Venezuela, con excepción de Juan Vicente Gómez, nacían en
Caracas o vivían en la ciudad. Después de haber conquistado el interior del
país, los viejos caudillos acompañados por sus soldados vivían en Caracas, como
ocurrió con Castro y Gómez y su ejército de soldados andinos. El arte y la
literatura tenían también sus principales expresiones en Caracas, al igual que
la educación, los servicios públicos, los comercios.
El auge de nuestra riqueza petrolera y la
modernización de la estructura socioeconómica que ocurrió a mediados del siglo
XX, determinó un proceso de transformación urbanística muy poco respetuoso de
la memoria histórica caraqueña, que
alteró la antigua traza urbana que la ciudad había adquirido desde
finales del siglo XVII. Buena parte de la inversión inmobiliaria privada
venezolana se efectuó en Caracas. La inversión gubernamental en la construcción
del Centro Simón Bolívar, la Avenida
Bolívar, la Ciudad Universitaria, la Autopista del Este, Fuerte Tiuna y la
Autopista Valle Coche dio paso a una fuerte inversión inmobiliaria privada.
Ambas sirvieron para consolidar la estructura capitalista caraqueña; gracias a
ello, la ciudad se convirtió en la sede de una poderosa burguesía capitalista
cuyas fortunas se invirtieron en Miami, USA, ciudad que pasó a ser entonces,
para sectores de la derecha pro-imperialista, como una especie de capital de la
región latinomericana-caribeña.
El destino de Caracas como ciudad comunal
La historia y los destinos de Venezuela y de
Caracas son cambiantes y Chávez, a través de la Revolución Bolivariana nos propuso
una meta: la fundación de una sociedad comunal. La historia de nuestra
ciudad dentro de la Revolución Boliviana ha llevado a Caracas a convertirse en
el siglo XXI es un posible futuro espacio urbano comunal. Hacer
posible una Caracas comunal significa, como está proponiendo la Alcaldía de
Caracas, darle el poder al pueblo comunal para que éste pueda
ser responsable y garante del desarrollo
de su propia vida cotidiana, estimulando el surgimiento de formas de conocimiento, análisis y reflexión de los
procesos socio históricos, políticos, económicos, y culturales, que condujeron
a la sociedad venezolana hacia la actual coyuntura histórica socialista.
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