Hugo Casanova. Estadístico. Docente investigador de la FEVP
Recientemente
apareció en algunos medios digitales como CNN o El Financiero (09-06-2020) una
entrevista a la Dra. Van Kerkhove, jefa de la unidad de zoonosis y enfermedades
emergentes de la OMS, en la que afirmaba que el contagio por personas que no
muestran síntomas es muy inusual, esto es, que los asintomáticos no estarían
trasmitiendo la enfermedad. Sin embargo, al día siguiente, la misma Dra. Junto
con Michael Ryan, un directivo de la OMS, en conferencia por Facebook y
Twitter, entre otros, aclararon (así fue reseñado en el medio digital La
Vanguardia) que los asintomáticos sí trasmiten la enfermedad en casos como el
estornudo, en el canto en corales o los gimnasios; aclararon que en la primera
entrevista, Kerkhove se había basado en estudios de la India, pero que estudios
en Japón decían otra cosa ¿se contradicen los estudios?
En primer
lugar, salvaremos las opiniones expertas de Kerkhove y Ryan de la de los estudios
pues estos resultados dependen de su diseño. Además, no nos meteremos en los
asuntos de los epidemiólogos, pero sí en el problema mayor epistemológico y
ontológico del problema (y que termina en uno de medición estadística) afirmando
que esto forma parte de toda la ciencia observacional y experimental, más allá
que sea medicina, sociología o sicología. Es el problema de los inobservables
(el patógeno), del proceso de objetivación de la cosa (las pruebas, los
síntomas) y de la relación sujeto cognoscente-objeto conocido (sistema de
hipótesis) tema de debate actual en filosofía de la ciencia por las distintas
posturas existentes, de las que no vamos a partir, solo enunciar, para poder
dar nuestro juicio sobre esto. Y pretendemos darlo porque las consecuencias de
lo que afirman los estudios siempre es justificación para decisiones que pueden
ser certeras o caóticas; esto es, son juicios expertos que pueden usarse
“porque lo dicen ciertos estudios serios” potenciado por el efecto explosivo de
los medios. Aunque la conferencia dada, luce como prudente aclaratoria de lo
que se podía prever; sobre todo, cuando vemos que algunos mandatarios solo
necesitan estas opiniones para desentenderse del problema dejando el asunto al
“porque lo dijo el experto”; falacia ad-hominen que ha justificado
muchas decisiones incorrectas, incluso las propias o personales, pues, generalmente
las personas tomamos pie juntillas lo que dicen los expertos. En este
caso no nos cuidamos de lo que dicen los estudios sino de cómo pudieron tomarse
ya que, una vez dichas las cosas, le pertenecen al legado de las
interpretaciones y su pragmática. Bien decía Buda que hay que cuidarse de lo
que se piensa porque puede convertirse en palabras y estas en acciones,
determinando así, nuestro destino. Parsimonia recomienda la ciencia.
Un estudio
debe partir de definiciones e hipótesis falsables y operacionales. Falsables
para saber por dónde no debe ir, operacionales para saber por dónde sí debe ir.
La definición de asintomático es muy intuitiva, es un portador de una
enfermedad que no manifiesta los síntomas con los que se asocia. De la
definición notamos, en primer lugar, que la persona tiene la enfermedad o es
portador del patógeno, esto no es de Perogrullo; en segundo lugar, parece que
estos síntomas tienen especificidad con la enfermedad (siendo esto un problema complejo
de clasificación por la coincidencia de elementos con otras enfermedades).
Ahora bien, la definición de síntoma viene por diferenciación con la de signo,
esto es, el primero lo siente la persona y el segundo puede objetivarse por el
observador a través de medios distintos al paciente; de este modo, el síntoma
viene interpretado por el paciente; es decir, el síntoma es una observación íntima
(natural) y el signo es una observación inmediata o mediada por instrumentos;
el síntoma es una experiencia (algo que se experimenta) y el signo algo que ve
el otro. El síntoma es un dato, el signo es un hecho. Aquí hay una brecha.
Ahora bien, la literatura existente en medios, incluyendo la de la OMS
da como síntomas habituales (no dice leves): fiebre, tos seca y cansancio; como
síntomas menos habituales: molestias y dolores, dolor de garganta, diarrea,
conjuntivitis, dolor de cabeza, pérdida del sentido del olfato o del gusto,
erupciones cutáneas o pérdida del color en los dedos de las manos o de los pies;
y, como graves: dificultad para respirar o sensación de falta de aire, dolor o
presión en el pecho, incapacidad para hablar o moverse (y dicen irónicamente
algunos, que si siente los graves vaya el médico, pero que debe llamar antes).
Y aquí viene lo controversial, la ciencia no puede partir de los síntomas
leves, aunque son su entrada y veamos las razones. Se trata de diferenciar entre
ciencia observacional y experimental. En la primera, la cosa se manifiesta ella
misma, de sí misma y por sí misma, aunque cabe duda; en la segunda, la cosa no
se manifiesta por sí misma, sino que es forzada a presentarse (tal y como si
fuese exorcizada echándole agua bendita), esto es, se la reta mediante
instrumentos informantes hasta que aparece.
La inoculación de la viruela en el siglo XVIII fue un caso de ciencia
observacional, pues la experimental propiamente tardaría un siglo más.
Rápidamente y siguiendo el trabajo de Camuñez, Basulto e Irizo, “La memoria de
Daniel Bernoulli sobre la inoculación de la viruela (1760)”, al investigador E.
Jenner (1749-1823) en la época, le llamó la atención que las personas dijeran
que los campesinos que ordeñaban a las vacas no contraían la viruela; estas
sufrían enfermedades similares como Cowpox, Horsepox y Swinepox, pudiendo ser
transmitidas a los humanos. De modo que observó que los granjeros con Cowpox
desarrollaban unas pocas pústulas y se mantenían protegidos contra la viruela,
no se contagiaban. De modo que toma a un niño contagiado con viruela y le
agrega el fluido de pus de una granjera que se había contagiado con Cowpox; el
niño, luego de unos días y haber desarrollado una pequeña fiebre, detiene la
enfermedad; más tarde, luego de unos meses le inocula una dosis más fuerte de
viruela y observa que el niño no desarrolló la enfermedad. Nacería la vacuna.
Esta enfermedad estaba en fase observacional porque se presenta ella
misma (no es Cowpox o Horsepox), de sí misma (muestra sus pústulas y
síntomas) y por sí misma (no lo hace otra cosa sino ella); y cierto es
que puede dudarse de la primera condición ontológica del ser en sí no siendo
este el lugar para discutirlo, pero no aceptamos una posición nominalista
extrema y decir que la viruela es solo un nombre y lo que demás son síntomas. En
todo caso, la ciencia trata de darle la especificidad necesaria. Ahora bien, la
viruela pasa a ciencia experimental cuando el virus es identificado; el ya no
se manifiesta por sí mismo. Cuando se tiñe una célula con colorante para
observar su mitocondria o su núcleo, es la célula misma la que muestra sus
órganos, pero no lo hace por sí misma, ha sido exorcizada obligándola a mostrarlos
con el colorante. La diferencia entre ambos niveles de ciencia es grande, no hay
paso por continuidad, hay un salto cualitativo o sistémico. El covid-19 es
identificado mediante pruebas experimentales (como la PCR-RT) pasando por
encima de los síntomas y de los signos, esto es, tiene un grado de objetivación
mayor. E iremos más allá, el covid-19 en corto tiempo pasó a ciencia sintética,
esto es, la enfermedad es ella misma, mas no de sí misma ni por sí misma, no
solo se le anula la segunda condición ontológica, sino que, al identificar su
estructura genética, se la está construyendo (ya la duda del ser en sí se habrá
aclarado), es ella misma porque la ciencia la reconstruyó genéticamente y
podría modificarla. La ciencia es entitativa.
Con esto volvamos al problema; en primer lugar, decir asintomático “lingüísticamente”,
en términos de su definición, es decir de una persona tiene covid-19 pero que
la enfermedad no se ha manifestado a través de sus síntomas. Es claramente una
definición en ciencia observacional (no es una definición técnica). Pero, en
términos de su uso o aplicación de la definición tendremos que postular una
hipótesis nula (falsable), esto es, si apareciesen tales y cuales síntomas,
entonces, es posible que tenga covid-19 y procedemos a su contraste a través de
pruebas PCR-RT. Esto es lo que se haría caso por caso, pero el problema
planteado es social, ¿los asintomáticos transmiten covid-19? Si usamos la
definición lingüísticamente tendremos que presuponer la enfermedad al
decir “asintomático” que es por donde se decantaron las respuestas y el propio
planteo del problema; se dijo que, si se pudiese aislar a todos los
asintomáticos, pues la epidemia se reduciría drásticamente y es cierto; además
vino un enredo adicional porque otra persona usó el término “presintomático”,
con lo cual habría asintomáticos y presintomáticos, presuponiendo que los
presintomáticos o son todas las personas, o son los que no se han contagiado
pero van a serlo. Mejor no usemos esa palabra, el lenguaje enreda, vayamos a los
hechos. Respecto de la pregunta, socialmente no sabríamos distinguir entre los
que tienen o no covid-19 y no podríamos usar la definición bajo la presunción
de existencia para responderla, es decir, llamar a todas las personas
asintomáticas presuponiendo la existencia de la enfermedad, esto trajo la
confusión; tendríamos que postular una hipótesis nula estadística y falsarla,
es decir, todos son asintomáticos hasta que se demuestre lo contrario y
proceder a su contraste por dos vías, la primera sería esperar por la
manifestación natural de la enfermedad (nivel observacional) y asilar caso por
caso a sabiendas que cuando se manifieste un caso positivo ya se habrá
construido uno o más focos de infección; la otra forma es buscar en las zonas
donde la enfermedad se hizo endémica y hacer pruebas (nivel experimental), esto
es anticiparse. Recientemente en Wuhan se terminaron de hacer 11 millones de
pruebas para descartar masivamente la enfermedad, ¿qué hizo? Se dejó a un lado
el asunto de los síntomas (aunque a tener en cuenta), pues esperar por ellos es
darle chace a la expansión de la enfermedad agravando el problema social. No
hay que confundir el nivel experimental del problema o descartar a los
pacientes mediante pruebas de laboratorio y el problema social que incluye al experimental,
pero modifica su estrategia.
Finalmente,
respecto de los estudios, de ellos hay que ver su objetivo, sus hipótesis y su
metodología; creo que se tomaron los estudios y se generalizaron indebidamente;
el estudio de la India dio resultados distintos a los de Japón, eso es lo único
que sabemos; habría que verlos para determinar si son distintos y en qué grado
pueden generalizarse o compararse. Culturalmente tendemos a generalizar para
dar fortaleza a lo que estamos defendiendo, pero esto causa caos lingüístico,
es mejor ser mesurado, sobre todo cuando se trata de emitir opiniones que no
sabemos cómo se van a expandir. ¿no es Chomsky quien afirma que con el lenguaje
no es prudente, ni mentir, ni omitir, ni generalizar? En ciencia generalizar es
muy complicado.
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