#QUEDATEENCASA. Nelson Rodríguez

Prof. Nelson Rodríguez. Arquitecto UNET. Doctor en Arquitectura de la Universidad Politécnica de Catalunya. Profesor UCV y de la Escuela Venezolana de Planificación.

El COVID-19, llegó para quedarse, y tenemos que aprender a convivir con él, ya nadie duda que, con este virus sobrevenido, nos hizo concientizar a la salud como problema colectivo y no individual, ha generado cambios a nivel social, económico y estamos viendo indicios de cambios políticos.
En Venezuela, esta primera fase del coronavirus ha sido casi un fenómeno de clase media, representando más de un 70% de los casos han sido importados por los viajeros de Europa, Norteamérica, países vecinos y del resto de América latina. Y gracias a las oportunas y responsables medidas tomadas por el Gobierno Bolivariano del Presidente Nicolás Maduro, que le dio valor a la vida, la curva de contagio se ha mantenido baja.  Sin embargo, la cuarentena nos ha impactado a todos y a todas por igual, nos hizo re-encontrar con la familia, con los objetos y cosas de casa y con los vecinos que no conocíamos.  El confinamiento nos hizo descubrir nuevos rincones de casa, nuevas rutas en el vecindario, nuevos lugares del sector, nuevos senderos para recorrer y hasta nuevos mercados. Nació, en estos meses de confinamiento, una economía local de barrio y de urbanización con el ya conocido “delivery” donde la bicicleta y la moto adquirieron un nuevo simbolismo urbano para la supervivencia diaria, apareciendo una serie de innovaciones en la movilidad de carga.
Con la ciudad vacía de tránsito vehicular se incremento el uso de las bicicletas
Para el Delivery se han producido innovaciones populares peculiares
Las redes sociales, las plataformas digitales, internet y teléfono los celulares también han jugado un papel fundamental en esta pandemia para mantenernos en contacto con los familiares, para la teleclase, el teletrabajo, para la información y también la desinformación hasta el punto de la infoxicación digital. No podía faltar el humor urbano; viene a mi memoria un video que circuló por las redes durante la cuarentena, que mostraba a una señora en su casa bien vestida y maquillada diciendo: “regreso en un rato, voy a la cocina a tomarme un café”: evidentemente toda nuestra cotidianidad se alteró.
En lo urbano vimos con asombro las ciudades completamente vacías y descontaminadas de la polución vehicular e industrial, permitiendo el regreso de la naturaleza y habiéndonos consciente de nuestra propia vulnerabilidad que nos recuerda que esta batalla aún no se ha ganado. Profundas transformaciones están sucediendo, tenemos que aprender en corto tiempo una nueva forma de convivir, una nueva cultura urbana inducida por las medidas de higiene y seguridad que crearán nuevos hábitos y tendrán su impacto en la cotidianidad tanto en los ambientes familiares como laborales, en la vivienda y en la vida de la ciudad.
Plaza Venezuela en pleno centro de Caracas a las 5:00 pm lugar que suele estar congestiondo de trafico, completamente vacio durante la cuarentena


¿Cuál vivienda?
El “quédate en casa” impactará en el diseño de las viviendas, éstas tendrán que ser pensadas para estar más tiempo en ella, para estudiar y trabajar. Ya nadie entra a la casa como antes, ahora hay que detenerse y desinfectarse, nace entonces un nuevo espacio, un lugar de antesala donde llegar primero, donde quitarse la ropa antes de terminar de entrar a los lugares íntimos de la casa y tener contacto con los demás miembros de la familia, posiblemente, este nuevo espacio evolucione a una zona dotada con zapateras y demás equipos de desinfección, ducha o lavamanos. Por extensión las entradas a los edificios de oficinas, mercados, bancos, cines, edificios gubernamentales, centros comerciales, etc también tendrán que adaptarse y equiparlos con dispositivos para la desinfección, equipos de medición de temperatura e incluso espacio donde hacer pruebas rápidas para detectar virus y evitar contagios masivos, sobre todo en aquellos considerado de más alto riesgo.

Los lugares húmedos, oscuros y sin ventilación natural son propicios para el contagio, por lo que los espacios de las edificaciones y en especial de las viviendas, tendrán que ser aún más ventilados, más iluminados naturalmente y con más verdor para lograr reducir la sensación de agobio que genera estar mucho tiempo en casa, que como ya se dijo, no fueron pensadas para estar mucho tiempo en ellas. En este punto, es importante destacar que con la Gran Misión Vivienda Venezuela se aumentaron la cantidad de metros cuadro por persona de 4 a 12m2/hab en cada vivienda.
La rehabilitación del parque de vivienda y el espacio público existente es costosa por la inversión necesaria, pero no se puede obviar del debate, transformar progresivamente lo ya construido y adaptarlo a las nuevas circunstancias es tan importante como la construcción de lo nuevo.  Si un espacio de la vivienda ha sido reivindicado, en lo que va de pandemia, son las terrazas y balcones, olvidados por la arquitectura contemporánea de contenedores y cajas de vidrio, estos espacios serán cada vez más importante en las edificaciones, lugares de sol directo y aire libre con vegetación; por una parte, son los espacios de interconexión con lo público, con la calle, con la comunidad desde la casa y, por la otra, son espacios de oxigenación y asoleamiento para el contacto con la naturaleza.
Balcones y terrazas en un urbanismo de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Maca Socialista.
Los Ruices. Caracas
Toca entonces reinventar la vivienda y reformular sus parámetros de diseño, ¿Qué espacios se pueden comunalizar?, ¿Será conveniente incluir en los urbanismos comederos y cocinas comunales sobre las individuales en cada vivienda?, ¿Se podrá reafirmar la necesidad de vínculos directos entre la vivienda y el espacio comunitario?, ¿Se podrá vincular con más fuerza y dinamismo a la vivienda con los espacios públicos?, ¿Será necesario adaptar el diseño de las viviendas  a la diversidad de familias existentes?, ante los altos costos de producción de la vivienda y los especulativos precios de circulación ¿Cómo debemos producirla?, ¿Qué papel juega la industrialización de la construcción?, ¿Qué materiales debemos utilizar en la construcción de las viviendas para evitar, o al menos reducir, la posibilidad de contagios debido al tiempo que puede sobrevivir el virus sobre las superficies?, son preguntas que demos responder prontamente para avanzar.
¿Cuál ciudad?
El distanciamiento social impactará en el diseño de la ciudad, ahora se requieren aceras más anchas, senderos peatonales más amplios para ir caminando a los lugares, espacios públicos más extensos y con mayor frecuencia entre los edificios para evitar las aglomeraciones y hacinamiento urbano que son los dos aspectos que generan contagio. Este criterio, impactará en la normativa urbana de las ciudades que debe pasar de normas de cumplimiento a normas de comportamiento, es decir, más que indicar, por ejemplo, la medida de una acera o calzada debe indicar como calcular su dimensión en base al volumen y tránsito peatonal. Revisar la normativa urbana que dio origen a la ciudad capitalista, es de vital importancia para transformar la ciudad.
Antes del COVID-19, los indicadores urbanos de ONU-Hábitat, señalan que las ciudades consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, estos indicadores internacionales deben obligatoriamente cambiar, más aún cuando se prevé que para el 2050 habrá 2,5 mil millones de personas residiendo en áreas urbanas. Esto nos coloca en el inmenso desafío civilizatorio donde reducir significativamente estos índices para la supervivencia humana es vital. ¿Será que es necesario establecer, en las décadas sucesivas, cuarentenas de la actividad humana para que la naturaleza pueda regenerarse?
El Plan de la patria 2019-2025 contiene las transformaciones que son necesarias para enfrentar el coronavirus, poder concretarlas y ejecutarla es fundamental. Primero, un criterio central es el desarrollo de la ciudad compacta. Con mezcla de usos y de funciones, y cuya configuración física debe evitar, como ya hemos dicho, las aglomeraciones y el hacinamiento urbano. La ciudad compacta reduce la ocupación del suelo urbano, disminuyen las infraestructuras requeridas, las redes de suministro de servicios y con ello los costos, lo que se traduce en ciudad más eficiente y equitativa en la utilización de los recursos. Así mismo, la ciudad compacta garantiza que el acceso a los servicios básicos se pueda realizar sin necesidad de largos desplazamientos, lo que hace que disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación.  Ahora bien, la ciudad compacta por sí misma, no va a producir una ciudad ecosocialista, para ello hay que implementar otras variables. Veamos:
Llego la hora de que la configuración físico-territorial de la ciudad comience a expresar la organización social de la comuna. En este sentido, deben aparecer nuevas centralidades urbanas dotadas de equipamientos del sistema de misiones y grandes misiones (centros de salud, educación, abastecimiento, recreación, entre otros) con su ubicación próxima a las viviendas y residencias conformando células comunales. Esto indica que las ciudades tendrán que ser pensada para ir a pie a los sitios y, en ello, el diseño de los recorridos bajo un esquema sistémico que conforme un tejido urbano continuo ahora es importante. Para lograr este aspecto será fundamental la transformación profunda de las ordenanzas y normativas municipales, así como las leyes que ordenan el territorio.
Otro aspecto fundamental, también conceptualizado en el Plan dela Patria, es la agricultura urbana, alimentos producidos, distribuidos y consumidos localmente fomentando el intercambio de productos más saludables a los importados. Los hábitos de consumo también se verán impactados, el derroche y la producción de desperdicios típico de la sociedad capitalista consumista debe reducirse a consumir lo indispensable y lo necesario implementando la cultura de la 3R de la ecología (reducir, reciclar y reusar), denominada también economía circular cerrando los ciclos económicos y ecológicos. En este punto el tema del consumo energético es fundamental para consolidar el ecosocialismo implementando una nueva relación con la naturaleza, en ello, el aumento de la producción de oxígeno en la ciudad es de primer nivel, por lo que habrá que aumentar la cantidad de área verde por habitante, actualmente la OMS recomienda que por lo menos debe ser en promedio 10m2 por habitante en el área urbana, esto deberá aumentarse como mínimo al doble, ubicándose entonces en 20 m2 de área verde por persona. Para ello, será necesario que los edificios también contribuyan a aumentar el verdor urbano. Para todos estos puntos, es importante dotar a la ciudad de un sistema de indicadores
Ante el COVID-19. Más poder popular
En 20 años de revolución Bolivariana el pueblo ha avanzado en su organización y disciplina que han permitido enfrentar con éxito, junto a los trabajadores, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y al Gobierno Bolivariano en sus diferentes niveles, los saboteos, golpes de estado, bloqueos, ataques a los servicios públicos, guerra económica, desabastecimientos, inflación inducida, intentos de magnicidios convirtiendo todas estas batallas en victorias. Para decirlo con Chávez, “Solo el pueblo, salva al pueblo”.
Es precisamente la disciplina revolucionaria y capacidad de organización del pueblo la principal herramienta para ir hacia la ciudad sostenible y resiliente. La resiliencia y sostenibilidad de nuestras ciudades será directamente proporcional a la calidad y capacidad de organización de las comunidades que la conforma. Cuando todo centro poblado, sin importar su población y tamaño, esté hegemónicamente organizado en la institucionalidad del Poder Popular constituido por los Consejos Comunales y, por agregación, en Comunas con sus diferentes niveles de autogobierno para la autogestión, estaremos en presencia de la ciudad comunal. Sin lugar a dudas, para superar los efectos de la pandemia COVID-19, como se ha demostrado, la organización del pueblo juega un rol fundamental por lo que su profundización y ampliación constituye una tarea pendiente de primer orden.

Referencias Bibliográficas:
1.       GOBIERNO BOLIVARIANO DE VENEZUELA (2018): “PROYECTO NACIONAL PARA LA GESTIÓN BOLIVARIANA SOCIALISTA 2019-2025. PLAN DE LA PATRIA. Hacia la prosperidad económica”, disponible en:

2.       ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS (2012). “ESTADO DE LAS CIUDADES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. Rumbo a una nueva transición urbana”. Programa de las Naciones Unidad para los Asentamientos Humanos, ONU-HABITAT.

ASAMBLEA NACIONAL (2010): “Ley Orgánica del Poder Popular”, Decreto Ley en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, No 6.011 (Extraordinario), 21 de diciembre, Año CXXXIII, Mes I

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