Farruco Sesto. Arquitecto, escritor, poeta y político. Ha sido Ministro de Cultura y Ministro de Vivienda y Hábitat. Es catedrático de la FEVP.
Tomado de su blog http://confarruco.blogspot.com
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE! Pienso que la famosa frase del CHE nos expresa muy bien a todos quienes participamos en la lucha social con el corazón puesto a punto, a partir de grandes propósitos generales. Es que no puede ser de otra manera. Y por eso la revolución bolivariana hizo suyo ese lema.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE! ¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS! Con esas frases remata el comandante Chávez su mensaje del 8 de diciembre de 2012. Con un Venceremos que es personal, indicando su disposición a la victoria, pero que es sobre todo colectivo. Con un Venceremos que nos trasciende en lo individual, para enlazarnos a través de las generaciones, conectando el pasado con el porvenir. Porque más allá de la finitud de la vida de cada quien, incluso aunque sepamos que en nuestras luchas “los caídos por las patria no pueden llamarse muertos”, como cantaba el gran Alí Primera, hay una ética de compromiso continuado con la humanidad que es la que le da sentido a todo esto.
De manera que ese convencimiento en la victoria es consustancial con nuestra voluntad de lucha Ese convencimiento, esa mirada hacia los momentos concretos donde se irán consiguiendo los objetivos, con la seguridad absoluta de que esos instantes habrán de llegar a lo largo del proceso, y de que se consolidarán en triunfos a partir de los cuales ya no haya retrocesos. Porque no nos está permitida la derrota. Necesario es vencer, como decía uno de nuestros padres de la independencia.
Por nosotros, pero también por los que vengan después, en esta especie de eternidad relativa de todo lo que se refiere a lo humano. Esas victorias llegarán, sin duda. Aunque no sepamos, ni podamos saber, que forma adquirirán, cuáles sus características, su apariencia. Lo que, sí, sabemos, es que vendrán acompañadas de los latidos de un corazón colectivo: el nuestro, el de todos y todas, el del común.
Es la victoria de la causa humana o, si se prefiere, de las causas humanas, en una larga marcha de siglos y milenios, hacia la emancipación. Y por eso es que cada victoria cuenta. Como la piedra o el ladrillo que se van colocando en el edificio de todos. En una obra en construcción permanente, que a pesar de que tenga etapas gloriosas de culminación parcial, tal vez nunca se pueda decir que ha sido terminada del todo. Tal es nuestro concepto de victoria.
Venceremos.
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