Educación multiversa decolonial para la agroalimentación y salud integral. Primera parte. Javier Nouel



Dr. Javier Nouel. Docente investigador de la FEVP. Coordinación de investigaciones. Correo: javiernouelcuc@gmail.com

Resumen.- El autor plantea la educación multiversa decolonial como enfoque para la agroalimentación y salud integral, con el fin de 1) superar el "pensamiento único" establecido por el modelo epistémico hegemónico neocolonial de la modernidad occidental y 2) permitir el diálogo de saberes, reconociendo las otras formas de sanar, producir, alimentar y educar en un mundo diverso. En esta primera parte, se revisan los principales enfoques epistémicos reconocidos por la academia, para posteriormente, plantear un modelo pluriparadigmático y multimetódico, desde lo que el autor llama el enfoque holístico y crítico.
La educación multiversa reconoce que cada paradigma permite entender parte de la realidad, por lo que procura una visión pluriparadigmática, que supere, por un lado, la hegemonía del enfoque empírico analítico que no reconoce otras formas de entender el mundo, persentándose como “objetivo” y único posible;  y por el otro, superando la confrontación antidialógica de algunas posturas socio críticas que rechazan radicalmente al enfoque hegemónico. Así, la educación multiversa, concibe que cada paradigma se presenta, pues, como un sistema teórico basado en metáforas, ya que el ser humano no puede aprehender la realidad “tal cual y como es”; solo puede aproximarse a ella a través de imágenes que le permiten pensarla, comprenderla, para actuar en ella.
En la actualidad, la academia reconoce la existencia de distintos paradigmas con capacidad de dar respuesta a los problemas del mundo contemporáneo, por lo que la hegemonía del enfoque empírico analítico ha venido cediendo espacios a otras formas de entender  y actuar en el mundo. En el presente ensayo, presento una descripción de los tres principales paradigmas de la academia occidental, el empírico analítico, el hermenéutico y el socio crítico, para luego presentar una propuesta dialógica que denomino paradigma holístico y crítico, el cual presento como base epistémica de la educación multiversa.
El investigador venezolano de la Universidad Simón Bolívar Dr. Miguel Martínez Miguelez (s/f), basado en Habermas (1982), plantea la existencia de tres grandes modelos o corrientes paradigmáticas reconocidas en la academia, que acá las vinculamos con el tema de la educación, la agroalimentación y la salud. El cuadro que presento a continuación, compara a los tres principales enfoques, que iré describiendo en la próxima parte.

Cuadro comparativo entre los tres principales enfoques epistémicos 
Elaborado por el autor


1.-Enfoque empírico analítico:
La comunidad científica del siglo XX estuvo signada por un modelo hegemónico conocido como positivismo, debido a los principios planteados por el pensador francés Augusto Comte. Este modelo también es conocido como el paradigma empírico analítico. El modelo biomédico dominante alopático está signado por este paradigma. Indudablemente, este enfoque ha tenido importantes logros, sin embargo, tiene límites enormes. El Dr. Miguel Martínez Miguélez (Ibídem) asegura que este modelo es un “conocimiento instrumental que ha sido explotado política y lucrativamente en aplicaciones tecnológicas”; en tal sentido, los médicos de la Universidad de Los Andes Heriberto González-Méndez y Tivisay Molina (2010) plantean que el modelo biomédico convencional está altamente influenciado por la industria. Considero que esta influencia no es fortuita o exclusiva de la medicina, sino que se trata de un tema paradigmático, derivado de la hegemonía del enfoque empírico analítico, por lo tanto, se reproduce en todas las disciplinas, como la medicina, la nutrición, la agronomía y la educación, al ser abordada de manera parcelada.
Dentro de las principales características de este modelo resaltamos:
 1.1.-Relación sujeto-objeto: Este paradigma considera que para poder tener un conocimiento “verdadero”, “científico”, es necesario el principio de objetividad. Esto significa, desde un punto de vista filosófico, que el sujeto que investiga, en nuestro caso el orientador-terapeuta, debe separarse radicalmente del objeto conocido, en este caso un individuo, grupo o comunidad. En tal sentido, el individuo, grupo o comunidad a investigar y orientar, es visto como un objeto estático; es decir, se cosifica, perdiendo mucho de la riqueza humana, social, ambiental y espiritual de la realidad.
El objetivismo en este sentido, presenta una serie de debilidades, ya que está emparentada con el mecanicismo imperante hasta hace pocos años en la medicina alopática convencional, en la nutrición y en la agronomía. Es decir, que el especialista, médico, nutricionista, terapeuta o agrónomo observa a la realidad, bien sea al paciente, o al campo, como máquinas complejas. Por ello, Méndez y Molina aseguran que uno de los problemas de este modelo es que el especialista en el área de la salud es una especie de mecánico que trata a un cuerpo-máquina, sin considerar los otros aspectos que pueden ser tantos o más determinantes en la relación salud-enfermedad de un individuo, grupo o comunidad. De igual manera en el campo de la agronomía, el técnico investiga su entorno en función de variables cuantitativas como rendimiento por hectárea, cantidad de insumos, entre otros, pero valora muy poco, aspectos culturales, simbólicos, espirituales, políticos, entre otros. Tanto en uno como en otro caso, se impone una mirada cuantitativista, biologicista y economicista, impositiva, bajo el manto de la “objetividad”.
Los seres humanos no somos máquinas, la naturaleza no es una máquina,  y la salud humana, la alimentación, la nutrición y los sistemas agroalimentarios dependen de aspectos más complejos que van más allá de lo meramente fisiológico y económico; por ello, la educación multiversa considera aspectos ambientales, sociales, culturales, espirituales, además del fisiológico, con el fin de superar el enfoque hegemónico.
La misma relación está presente en la educación domesticadora, en tanto, como planteaba Paulo Freire, en el modelo conductista, de lo que se trata es de transmitir información a estudiantes cosificados los cuales son considerados vacíos de conocimiento. En este modelo no se reconocen los saberes de los participantes, ni se impulsa un proceso dialógico, por el contrario, se desarrolla una postura de subordinación en los educandos, lo que se constituye en el dispositivo formativo para la reproducción a-crítica de la hegemonía cultural del gran capital, y uno de los principales obstáculos para construir la educación multiversa.
1.2.-Método cuantitativo: El enfoque empírico analítico preponderante en la medicina alopática convencional, en la nutrición y la agronomía,  considera que lo que se puede conocer verdadera y científicamente, está relacionado sólo con aspectos medibles en forma numérica. La medición numérica pasó a ser sinónimo de verdad científica y objetiva, de manera que se desarrolló el método cuantitativo para investigar la realidad; y para ello, se desarrolla tecnología que permite realizar tales mediciones. Al respecto, Levinas (2006) asegura que:
El instrumento fue el elemento neutral que ofreció la nueva ciencia. La medición y el cálculo ofrecían un registro de las magnitudes que caracterizaban y, más aún, constituían la objetividad, sin necesidad de alguna autoridad que lo interpretase al margen del contenido ya impuesto al propio diseño experimental. El experimento definía a la vez el instrumento y el objeto, o al menos lo que interesaba de él (19).
A pesar de los logros y posibilidades de la medición numérica y las tecnologías desarrolladas para tal fin, existen muchas dimensiones de lo humano, relacionadas a la alimentación, la salud y el estilo de vida, que superan lo medible de forma numérica; de igual manera ocurre en la educación. La medicina alopática convencional, la nutrición y la agronomía, forma profesionales que no poseen herramientas para entender y trabajar con aspectos que no se pueden medir tan fácilmente de forma numérica, que requieren de otras cualidades humanas como la intuición, la sensibilidad, la empatía, entre otras, para entenderlas y trabajarlas. Por otra parte, el excesivo énfasis en la medición y los instrumentos diseñados para ello, invisibiliza que detrás de estos métodos y números, se encuentra una forma particular de entender el mundo, el cuerpo humano, el fenómeno salud – enfermedad, la agroalimentación, entre otros, estableciéndolo como la única visión posible, constituyéndose en uno de los dispositivos de la hegemonía cultural. A pesar de esta dominación epistémica, existen otros modelos, enfoques y métodos que pueden ser igual o más eficientes que el modelo alopático de la medicina y la nutrición, así como la agronomía tecnocrática, y el método cuantitativo, considerando que el ser humano es de naturaleza bio-socio-psico-espiritual, y el ambiente es un ente supercomplejo en el que el ser humano está inmerso; por lo que muchas de las dimensiones pierden su riqueza al ser medidos numéricamente con los métodos, técnicas y herramientas convencionales.
Esta relación es similar en la educación desde el paradigma empírico analítico, en el que se hace énfasis en exámenes de carácter memorístico, que se valoran cuantificando los resultados, generando la ilusión de “objetividad”; aunque detrás del número, existe una visión particular, un enfoque cerrado que plantea un proceso evaluativo limitado y limitante; es decir, que la cuantificación no es de ninguna forma garantía de “objetividad” o veracidad absoluta, aunque no se niegue su vital importancia.
1.3.-Finalidad: El método empírico analítico tiene como finalidad analizar lo investigado; pero para ello debe fragmentar el mundo para verlo por partes. Esto trae grandes avances, pero a su vez, enormes consecuencias, al presentar una realidad dividida, separada, perdiendo la noción de integralidad y el verdadero funcionamiento de la realidad, que es holístico. En la terapéutica, por un lado, se fragmenta el cuerpo en sistemas, órganos, tejidos y células, haciendo excesivo énfasis en la separación y no en la integración. En este sentido, Bhat (1985) asegura que “Si el organismo es una unidad no tiene sentido hablar de sistemas separados, es por ello que al referirnos, por ejemplo, a la digestión no estamos pensando en órganos separados que realicen el proceso” (52).
Por su parte, el sistema médico “híper” especializa a los profesionales y sistemas de salud públicos y privados, generando sistemas fragmentados y altamente burocratizados que no dan respuesta oportuna a las enfermedades multicausales que son hoy la principal causa de morbilidad y mortalidad de la ciudadanía, ya que requieren de una visión integral.
En la agroalimentación ocurre un fenómeno muy similar. La naturaleza es concebida desde la postura mecanicista, imponiéndose acciones reduccionistas, mecanicistas y economicistas, que permiten actividades contaminantes, impositivas, que barre la diversidad de culturas campesinas, que se presenta como una barrera para la reconstrucción de los sistemas agroalimentarios locales, imponiendo sistemas hiperconcentrados en pocas empresas transnacionales.
En la educación, la fragmentación se evidencia en la atomización de materias y disciplinas que pierden la interconexión, perdiendo la noción de integralidad, descuidando los procesos cognitivos y metacognitivos que integran las dimensiones de la realidad. Se impulsa el análisis de la realidad desde la fragmentación, descuidando la integración, generando lo que Morin denomina la inteligencia ciega.
1.4.-Diagnóstico: Siguiendo el cuantitativismo, el sistema de diagnóstico preponderante en la medicina alopática es el nosológico, el cual se fundamenta en una serie de mediciones numéricas realizadas con instrumentos muy valiosos. Lo mismo ocurre en la agroalimentación, basada en parámetros cuantitativistas, reduccionistas, construidos en gran medida en otras latitudes. Son innegables los avances que el enfoque empírico analítico ha permitido, sin embargo, como insistimos más arriba, no siempre es el más adecuado ni el único válido. Por un lado, puede ser muy costoso en términos materiales y económicos, por lo que se puede hacer inaccesible para muchas personas y colectividades, o significar costos elevados para el Estado o quien se encargue de cubrir estos sistemas de diagnóstico. Por otra parte, la mayoría de los insumos son desarrollados en otras latitudes, alejándose de las características de cada localidad, obligando a su vez a  su importación, aunado a la dependencia tecnológica a la que quedan sometidos los estados de los países periféricos.
En la medicina, el sistema derivado del enfoque empírico-analítico dominante, puede ser lento y costoso, lo que expone al paciente a días y semanas de angustiosa espera. Al fragmentar la realidad, estos sistemas de diagnóstico hacen excesivo énfasis en el individuo separado de su ambiente y su sociedad, es decir, de factores relacionados al fenómeno salud – enfermedad que van más allá de lo fisiológico; por otra parte, fragmentan al ser humano en sistemas y órganos que, en la realidad, actúan todos en conjunto, todo el tiempo. La división del organismo responde al modelo empírico analítico, lo que ha sido muy útil pero, como en todas las disciplinas, la fragmentación hace perder la noción de totalidad e integralidad.
En la agronomía ocurre un fenómeno similar, en tanto la investigación y la producción son concebidas de forma mecanicista y economicista, invisibilizando aspectos culturales y espirituales, generando un importante impacto en la salud ambiental y humana, así como en la pérdida de la biodiversidad alimentaria y la diversidad cultural.
Otros modelos de salud como el de la Medicina Tradicional China, la Ayurveda y la Naturopatía, poseen otras formas de diagnosticar partiendo de visiones integrales que pueden dar respuesta mucho más rápido y oportunamente, sobre todo en enfermedades crónicas y de atención primaria. Así mismo, las “otras agriculturas”, en palabras de Mario Mejías Gutiérrez (1995), se presentan como un tesoro de diversidad cultural, con posibilidades de aportar formas de producción para la reconstitución de los sistemas agroalimentarios locales.
En la educación ocurre un proceso muy similar, ya que el diagnóstico de la realidad está basado principalmente en encuestas derivados del método cuantitativo, que fragmenta la realidad, e invisibiliza las cualidades que no se pueden medir tan fácilmente desde lo numérico. Por otra parte, la postura que surge desde este enfoque epistémico, suele deslegitimar los diagnósticos provenientes de otros paradigmas y métodos, por su carácter hegemónico.
1.5.-Relación terapeuta-paciente, educador-educando: El modelo empírico analítico plantea una relación de objetividad entre el terapeuta y el paciente, lo que fragmentada el sujeto que investiga por sobre un paciente convertido en objeto, por lo que dicha relación debe basarse en la separación, distanciamiento, basado en la a-emocionalidad y ruptura con la empatía. Así mismo, como dijimos más arriba, la realidad estudiada sólo es válida si se mide numéricamente a través de instrumentos, sin incorporar la intuición, con el fin de analizar la realidad fragmentándola. En tal sentido, la relación terapeuta-paciente es autoritaria, vertical y dependiente, donde el profesional de la salud y la agroalimentación “tiene la verdad” y el paciente es un ser pasivo que espera y cumple lo que manda el profesional, muchas veces sin saber realmente el porqué. Esta relación no permite la intuición, ni valida el conocimiento que el propio paciente sabe de su propia realidad, ni mucho menos el empoderamiento del paciente por sobre su propia vida y salud. Así, esta relación impone una sola terapéutica, incapaz de adaptarse a las complejas situaciones y realidades del paciente, que debe seguir al pie de la letra, sin creatividad ni alternativas, lo impuesto por el profesional. Así mismo, se invisibilizan las dimensiones sociales, culturales, espirituales y hasta ambientales de cada individuo, grupo y comunidad.
Por el contrario, otros modelos de salud plantean una relación empática, intuitiva, holística, que reconozca todas las dimensiones posibles, con el fin de empoderar al paciente, convirtiéndolo en un haciente.
De igual manera, la educación y el asesoramiento técnico de profesionales de la agronomía derivadas del enfoque empírico analítico, establecen una relación vertical, impositiva, autoritaria, en donde el educador-orientador impone su verdad y procura, como he dicho anteriormente, vaciar la información pre establecida en los estudiantes-comunidades, generando en ellos una postura de subordinación y poca o nula participación. Así mismo, el educador se coloca sobre un “pedestal” desde un posicionamiento de “superioridad”, utilizando pocas estrategias didácticas, en las que prevalece la clase magistral y las prácticas de repetición para modelar conductas. El proceso educativo se plantea como una mera transferencia de información y competencias técnicas en el que el educando tiene una postura pasiva.
1.6.-Relación con otros enfoques: Las disciplinas surgidas del paradigma empírico analítico, no reconoce la existencia de diversos modelos; por el contrario, impone su propia visión como única posible, como sinónimo de la realidad misma. Esto viene relacionado a su vez con una visión que no reconoce la diversidad cultural, ni epistémica, por lo que enjaula al paciente, educando, agricultor, a una sola forma de concebir la realidad, en este caso, el fenómeno salud-enfermedad, la orientación nutricional y la agroproducción. Esto a su vez es mucho más resaltante cuando se trata de individuos, grupos y comunidades de otras culturas, lo que conlleva a la imposición de una cultura dominante y su enfermizo estilo de vida, haciendo perder a la humanidad uno de sus mayores tesoros: la diversidad cultural[1]. Este cambio de estilo de vida se refleja en patrones alimentarios dependientes de industrias que producen alimentos refinados relacionados a las principales causas de muerte en el mundo contemporáneo como lo son las enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT).
En la educación, la relación con otros modelos es también excluyente; se deslegitiman otras visiones derivadas de otros enfoques y se transmite dicha postura epistémica y relacional en los educandos, quienes terminan reproduciendo esta lógica dominante.
Es de resaltar que en las disciplinas técnicas como la medicina, la nutrición, la agronomía, entre otras, el enfoque empírico analítico es mucho más dominante; en cambio, en la educación, la sociología, la filosofía, entre otras disciplinas humanistas y sociales, otros enfoques como el hermenéutico y el crítico, han impactado el proceso educativo, así como la praxis, desde hace décadas.

2.-Enfoque Histórico - Hermenéutico:
Con el desarrollo de las ciencias sociales emerge otro paradigma investigativo que comienza a explorar la realidad de otra forma distinta al enfoque empírico analítico[2]. Este enfoque comienza a influir tímidamente en disciplinas técnicas como la medicina, la nutrición y la agronomía.
El enfoque histórico hermenéutico busca interpretar, ya no desde lo cuantitativo, sino desde lo cualitativo e histórico, la realidad social, por lo que en la medicina, la nutrición y la agronomía, permiten explorar dimensiones sociales y culturales relacionadas al fenómeno salud-enfermedad, desde otras lógicas; por su parte, en la educación, este enfoque permite interpretar las realidades sociales desde lo cualitativo, generando otras visiones epistémicas y otras praxis.
2.1.-Relación sujeto-objeto: El enfoque histórico hermenéutico concibe al conocimiento de la realidad como una construcción humana que depende del mundo simbólico del sujeto que conoce. En tal sentido, reconoce la existencia de diversas formas de entender el mundo, por lo que, en vez de mantener la visión objetivista del modelo empírico analítico, que se fundamenta en la separación radical del sujeto que conoce y la realidad-objeto conocida, se concibe una relación sujeto-sujeto, en tanto lo estudiado es el mundo de lo humano, que está conformado no por objetos mecánicos, sino por seres más complejos, simbólicos, culturales, sociales, espirituales. Este enfoque abre, pues, posibilidades enormes en la comprensión en el mundo simbólico, cultural, social, emocional y hasta espiritual de los hacientes-participantes, las comunidades y sociedades.
En las disciplinas técnicas como la medicina, la nutrición y la agronomía, el enfoque histórico hermenéutico abre posibilidades dialogantes e interpretativas que permiten explorar para entender las dimensiones culturales, sociales, políticas, emocionales y espirituales, relacionadas al fenómeno salud-enfermedad y la agroalimentación.
En la educación surgen los enfoques constructivistas, en donde se transforma la relación educador-educando, la visión en torno a la naturaleza de la realidad y la investigación, entre otros.
2.2.-Método cualitativo: El enfoque histórico hermenéutico trabaja pues con el método cualitativo con el cual se investiga la realidad basándose en cualidades que no se miden numéricamente como en el enfoque empírico-analítico. Por ello, el enfoque histórico hermenéutico trabaja con aspectos de la lengua, lo simbólico, lo representacional, entre otros. Por otra parte, considera aspectos temporales, es decir, históricos. Este método, como hemos mencionado más arriba, ha sido utilizado en ciencias sociales, también en la psicología, el mercadeo, entre otros. Con las técnicas del método cualitativo se pueden abordar aspectos de la salud relacionados a, por ejemplo, la percepción de los alimentos o de la salud, asuntos vinculados a los gustos, a las culturas alimentarias, entre otros.
En la terapéutica, la educación y la orientación, el método cualitativo permite adentrarnos e interpretar la realidad subjetiva y afectiva de los hacientes-educandos, que resultan fundamentales para lograr cambios de hábitos alimentarios, así como mejorar el estilo de vida, que se presenta más importante en la educación multiversa para la agroalimentación y salud integral. En la agroalimentación, por otra parte, permite adentrarse en el mundo simbólico de otras formas de producir y relacionarse con la naturaleza, para comprenderlos e interpretarlos.
2.3.-Finalidad: Mientras que el enfoque empírico-analítico procura analizar fragmentando y midiendo la realidad, el enfoque histórico-hermenéutico procura interpretar una realidad viéndola como un todo, resaltando las relaciones de las partes, más que las partes en sí. Es en este enfoque que la visión holística consigue asidero. Para interpretar, el investigador debe, pues, por un lado, reconocer y respetar la forma de entender el mundo de los grupos humanos estudiados, así como debe sumergirse en la realidad a estudiar, para poder interpretar integralmente su mundo simbólico. Gracias a este enfoque, el terapeuta-educador se libera de la visión autoritaria del paradigma empírico analítico, para convertirse en un orientador que interpreta el mundo cultural y simbólico del haciente-participante, escuchando antes de orientar, interpretando para convencer, generando un dialogo multidireccional, construyendo una nueva propuesta adaptada a las particularidades de cada experiencia; mientras que en el enfoque empírico analítico prevalece el monólogo unidireccional autoritario.
2.4.-Diagnóstico: Siguiendo el método cualitativo de este enfoque, el diagnóstico en la terapéutica no se fundamenta exclusivamente en el estudio nosológico[3] de los aspectos fisiológicos del paciente, y en lo agrícola en lo cuantitativista economicista, sino que se enfoca en la interpretación de aspectos culturales, representacionales, simbólicos, perceptuales, sociales y emocionales del haciente, el educando y el productor. En tal sentido, desde el enfoque de la educación multiversa, se puede, por ejemplo, adentrarse en la percepción de los alimentos por parte del haciente, que se refiere a alguien que hace protagónicamente y se empodera de su salud, la comunidad y la sociedad, y la manera en que afecta en aspectos nutricionales; así mismo, se puede establecer la relación alimentación-estilo de vida-emocionalidad, entre otras.  En lo agrícola se relaciona lo productivo con lo cultural, enfocándose en la noción de sistemas agroalimentarios, basados no sólo en aspectos económicos y cuantitativistas, sino en aspectos culturales, sociales, entre otros. Se trata de tomar los fenómenos que surgen de la medición del enfoque empírico analítico, enriqueciéndolo con la interpretación del mundo simbólico del haciente-participante, grupo y/o comunidad.
2.5.-Relación terapeuta-paciente, educador-educando: El enfoque hermenéutico permite reconocer el saber de cada haciente-educando, grupo y/o comunidad, estableciendo una relación de interpretación y comprensión, con la cual se puede “construir” una terapéutica, un proceso educativo y orientador dialógicas que incorpore dichos saberes. En tal sentido, permite superar la visión impositiva y autoritaria derivada del modelo empírico analítico, acercándose a una visión más empática y constructiva; es decir, donde la terapéutica y la educación sean una construcción y donde el terapeuta-educador pasa a ser un facilitador en el proceso de empoderamiento del haciente, grupo o comunidad.
2.6.-Relación con otros enfoques: El enfoque histórico - hermenéutico, al plantearse una realidad intersubjetiva, permite reconocer la existencia y validez de otros modelos médicos, nutricionales, agro-culturales, educativos. Esto nos permite a su vez integrar distintas visiones y terapéuticas, en función de las potencialidades y necesidades de los hacientes-participantes, del grupo o comunidad. Así mismo, nos permite integrar distintos modelos médicos, nutricionales, productivos y educativos para complementar la terapéutica, la formación y el proceso de empoderamiento de los participantes.

3.-Enfoque Socio Crítico:
El tercer enfoque, que también ha emergido de las ciencias sociales, y que se evidencia en las tres experiencias estudiadas, es el socio crítico. Este modelo tiene una larga tradición en la academia del mundo occidental y se fundamenta en la intersubjetividad, como el hermenéutico. De hecho, estos dos enfoques tienen mucho en común; la diferencia radica en el énfasis de la visión socio crítica en las relaciones de poder, así como de un constante cuestionamiento de las verdades establecidas. Mientras el enfoque empírico analítico concibe la realidad como externa al investigador-educador-terapeuta, utilizando al método cuantitativo para analizar la realidad; el hermenéutico procura interpretar el mundo simbólico dado en los grupos humanos; el socio crítico concibe el conocimiento y su relación con el poder, por lo que considera que cada visión de mundo, su correlato en la ciencia y la investigación, están vinculadas a intereses políticos y económicos, negando así el principio de objetividad absoluta. Por estos motivos, el enfoque socio crítico politiza el conocimiento, buscando la emancipación de lo humano de los intereses de poderes ajenos y contrarios a la capacidad innata que el ser tiene de empoderarse de sí mismo, de manera individual y, sobre todo, colectiva.
En la educación multiversa para la agroalimentación y la salud integral resulta sumamente interesante, como evidencié en las experiencias estudiadas, ya que dichos principios permiten establecer la relación de subordinación de los modelos de salud y agroalimentación a intereses de grandes empresas transnacionales, vinculados a aspectos ideológicos siempre presentes pero invisibilizados y naturalizados. Es decir, que este modelo permite entender lo que en múltiples experiencias y autores revisados en mi investigación de la última década, plantean como cuestionamientos y críticas al modelo biomédico convencional y al enfoque tecnocrático de la agricultura, así como a la educación, haciéndonos entender  el porqué de asuntos como el rechazo de otras formas de educar, sanar y producir por parte de profesionales de la salud y la agroalimentación formados en el modelo hegemónico, la imposición de un modelo invasivo basado en el suministro de fármacos con importantes efectos iatrogénicos en la salud, el rechazo de modelos médicos alternativos al hegemónico, la invisibilización de las agroecologías y formas tradicionales de producir y relacionarse con la naturaleza, la invisibilización de la relación de los factores epidemiológicos de la modernidad capitalista, el rechazo de educadores conservadores a otros enfoques alternativos, entre otros.
3.1.-Relación sujeto-objeto: Por los principios antes expuestos, la relación del sujeto que conoce –terapeuta-educador-orientador- con la realidad conocida es una relación sujeto-sujeto, en la que se valora al sujeto investigado, al educando/haciente/productor en su más amplia aceptación, buscando su transformación y liberación, para lo cual, por un lado, devela las relaciones de poder ocultas, en nuestro caso, en la educación, la agroalimentación y la salud; por el otro, busca empoderar al haciente-participante, grupo y/o comunidad, desde la comprensión de relaciones estructurales desiguales e injustas. Así mismo, se concibe a todo sujeto investigado, a todo educando y haciente, como parte de una realidad social colectiva, por lo que para lograr la emancipación, se debe buscar transformar las relaciones sociales imperantes desde lo colectivo, no de lo individual atomizado.
3.2.-Método cualitativo: Dentro del método cualitativo, expuesto anteriormente en el enfoque hermenéutico, el socio crítico busca la participación directa de los sujetos investigados, que se vuelven co-investigadores, co-terapeutas, co-educadores; en tal sentido se ha desarrollado, en particular en países en vía de desarrollo del trópico, la metodología Investigación Acción Participante (IAP), la cual ha empezado a tomar vigencia en particular desde la década de los 70 del siglo XX. La IAP trasciende la mirada objetivista del modelo empírico analítico en donde el investigador-terapeuta-educador debe permanecer alejado, como un simple observador de la realidad social, negando la intuición y empatía; por otra parte, trasciende la mirada hermenéutica ya que en ese enfoque, el investigador-terapeuta-educador se sumerge en la realidad social pero solo para interpretarla; en cambio, en el modelo socio crítico, el investigador-terapeuta-educador se sumerge en la realidad, estrecha lazos emocionales con la misma y el grupo humano estudiado, para, de forma comprometida, transformar dicha realidad.
3.3.-Finalidad: Tomando en cuenta lo antes expuesto, la finalidad del enfoque socio crítico es, por un lado, develar las relaciones ocultas de poder y dominación que están detrás de todo conocimiento, incluyendo las vinculadas a la educación, la salud y la agroalimentación. Por otra parte, este enfoque procura transformar la realidad injusta, empoderando a los sujetos estudiados, buscando cambiar no solo al individuo y al colectivo, sino que también procura cambiar lo estructural a través de la organización social.
3.4.-Diagnóstico: En el enfoque socio crítico en la salud y alimentación, se hace énfasis ya no sólo en lo individual, sino que se desarrollan metodologías enfocadas en aspectos colectivos, considerando dimensiones sociales, culturales, políticas y económicas. Así mismo, en lo relacionado al poder, se observa cómo los intereses económicos y políticos de grupos dominantes pueden estar ejerciendo influencias negativas que afecten al haciente-educando, a los grupos y a las comunidades. En la IAP el diagnóstico tiene una doble finalidad: por un lado detectar los problemas, al tiempo que se busca concientizar a los involucrados ante aspectos de la realidad que determinan las fallas estructurales de desigualdades y de la dominación con su reflejo en lo epidemiológico y el estilo de vida. Por otra parte el investigador-terapeuta-educador diagnostica ya no desde afuera, de una forma impositiva, sino que el haciente-educando, la comunidad y grupo, son protagonistas, no solo como objeto de estudio, sino como sujeto que es co-investigador; es decir, que lo que dice el haciente-educando, y el grupo-comunidad es de vital importancia en todo tipo de diagnóstico realizado.
3.5.-Relación terapeuta-paciente, educador-educando: En el proceso de concientización derivado del enfoque socio crítico, la relación terapeuta-paciente, educador-educando está basada en la horizontalidad, en el reconocimiento del saber del haciente, de su capacidad de transformación y de sus saberes. En tal sentido, la terapéutica, la educación, la orientación y la investigación pasan por un proceso constructivo, es decir, de diálogo, en la que se construyen en conjunto los pasos a seguir de manera que no sea la simple aplicación de recetas impuestas desde otros contextos, de forma vertical y autoritaria por el profesional, sino que se trata de una formación integral destinada a que el haciente-educando, el grupo y/o la comunidad, se empoderen para que, más allá de la aplicación de recetas, se construyan lógicas y dinámicas flexibles que procuren el desarrollo de estilos de vida saludables, basados es las potencialidades y necesidades culturales, ambientales, sociales, políticas y espirituales de cada grupo humano. En tal sentido, no se pueden aplicar modelos educativos y orientadores estáticos, “enlatados”, ni terapéuticas idénticas aplicadas en las distintas realidades. Se trata, pues, de la construcción de una terapéutica educadora y una educación-terapéutica que promueva un estilo de vida particular para cada haciente, grupo y/o comunidad.
En la agroalimentación, la relación de horizontalidad del orientador lo lleva a que, comprometidamente, apoye en el proceso de organización social para la recontrucción de los sistemas agroalimentarios locales, con el fin de sutituir la hegemonía de las grandes corporaciones, buscando en los saberes populares, las respuestas de las necesidades productivas, así como formas alternativas de organización social y de relación con la naturaleza.
3.6.-Relación con otros enfoques: Desde el paradigma socio crítico, se valoran, al igual que desde el modelo hermenéutico, la existencia de distintos enfoques. En tal sentido, y siguiendo la herencia de prolíficos autores de la educación popular como Paulo Freire, se trata de generar, pues, un modelo dialógico, es decir, que se base en el diálogo de saberes, con el fin de adaptar y enriquecerse de distintos modelos y miradas. Así, las distintas experiencias revisadas en los últimos años, poseen importas rasgos socio críticos, al cuestionar al modelo de salud alopático y de agroalimentación convencional, por la gran influencia derivada de la industria farmacéutica y agroalimentaria, sus aspectos ideológicos mercantiles, la imposición de formatos exógenos que no se relacionan con los contextos locales, entre otros. El modelo socio crítico hace un gran énfasis y valoración en los modelos tradicionales y alternativos, los saberes populares y ancestrales, con el fin de contrarrestar la influencia del modelo convencional hegemónico.

En la próxima entrega, estaré planteando la existencia de un enfoque holístico y crítico, que permite el trabajo pluriparadigmático que integre los tres enfoques antes propuestos en lo referente a la educación, la agroalimentación y la salud integral, así como los saberes legos, superando las confrontaciones, rivalidades e imposiciones del modelo neocolonial. 

Referencias
Bhat, Keshava (1985). Herbolario Tropical: una manera sencilla de vivir mejor. Caracas: Ediciones Vivir Mejor.
Freire, German (2007). Salud Indígena en Venezuela. Volumen II (2007). Caracas: Ministerio del Poder Popular para la Salud. Disponible en: https://www.researchgate.net/profile/Aime_Tillett/publication/324606249_Salud_indigena_en_Venezuela_Volumen_II/links/5ad8e855a6fdcc2935868cc6/Salud-indigena-en-Venezuela-Volumen-II.pdf [Consultado, 2019, 14 de agosto]
Habermas, Jünger. (1982). Conocimiento e interés. Madrid: Taurus.
Levinas, Marcelo (2006). Las imágenes del universo. Una historia de las ideas del cosmo. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina S.A.
Martínez, Miguel (s/f). La Investigación-Acción en el Aula. (texto en línea). Disponible en: prof.usb.ve/miguelm/investaccionaula.html (Consulta: 2016, junio 14).
Mejías Gutiérrez, Mario (1995). Agriculturas para la vida. Movimientos alternativos frente a la agricultura química. Cali: Asociación para la Cooperación y el Desarrollo, Liechtenstein; Corporación para la Educación Especial “Mi Nuevo Mundo”.
Molina, Tivizay y González-Méndez, Heriberto (2008). Medicina Holística. Un enfoque de la Medicina acorde con el paradigma emergente de la ciencia. Mérida: Universidad de los Andes. Consejo de Publicaciones.






[1] Para ejemplificar dicha situación, revisar el impacto del sistema público de salud sobre la vida de los indígenas Eñepá del llano venezolano por más de 50 años, en el libro Salud Indígena en Venezuela (Freire, G. y Tillet, A, 2007: 13). En el texto se vincula la llegada de la salud pública y el modelo biomédico con la promoción de hábitos alimentarios y de salud alejados a los recursos del entorno, incorporando alimentos ultra procesados, con un consecuente aumento de índices de morbilidad y mortalidad relacionados a enfermedades crónicas no transmisibles, históricamente inexistente en dicha comunidad.
[2] El enfoque histórico hermenéutico no es nuevo; sin embargo, el mismo logra emerger con más fuerza a partir del siglo XX en un contexto académico donde el paradigma empírico analítico ha dominado durante siglos.
[3] El estudio nosológico se refiere al sistema de diagnóstico de la medicina alopática derivada del enfoque empírico analítico de corte cuantitativo. En tal sentido, el perfil 20, el índice de masa corporal, entre otros datos, son originados del diagnóstico nosológico. Aunque la educación multiversa reconoce la invalorable herramienta que representan estos diagnósticos, desde nuestros modelos, los consideramos insuficientes, sobre todo cuando se trata de enfermedades multifactoriales como las crónicas no transmisibles. Por ejemplo, los hábitos alimentarios que derivan los aspectos fisiológicos detectados en el diagnóstico nosológico, no son suficientes para transformar aspectos culturales, sociales, emocionales y espirituales que determinan también, y de manera más profunda, el fenómeno salud-enfermedad.

Comentarios